Yohualli
Una bitácora para todos los interesados en literatura, cine, redes sociales, cuento corto y análisis de temas sociopolíticos
lunes, 31 de mayo de 2021
domingo, 11 de mayo de 2014
Las series televisivas y su calidad con relación a las audiencias
Series que han captado la atención de la audiencia y que de pronto se
caen y pierden todo lo bueno que tenían, ya han sido varias. Lost,
Heroes, The Walking Dead... Creo que lo mismo está pasando con Game of
Thrones, aunque está en su cuarta temporada... De esas series sus
primeras temporadas fueron muy buenas. Sin embargo, las han afectado las
inmensas audiencias que han producido. A pesar de que se basan en
historias ya escritas y terminadas, al querer extender la serie, su
calidad ha decaído invariablemente. Me imagino que la presión ha de ser
inmensa y como se hablan de varios millones de dólares, las decisiones
suelen ser bastante difíciles.
Con Lost y Heroes incluso las historias las iban desarrollando, eran un trabajo en progreso. No ocurre así con The Walking Dead que está basado en un comic o en Game of Thrones que está basado en una enorme novela; a pesar de eso, caen en repeticiones absurdas y en dejar de contar la historia con la finalidad de alargar el tiempo y seguir ganando muchísimo dinero. Pero al final, eso termina. No es que esto les importe, a final de cuentas crean otra serie y el fenómeno se vuelve a repetir. Desde luego, la mayoría de las series no logra convertirse en un gran éxito. La mayoría son medianas, en términos de calidad, aunque las televisoras y las casas productoras con ellas hacen inmensas ganancias.
Afortunadamente, hemos visto algunas pocas que no se han corrompido. El caso más reciente es Breaking bad y otros ejemplos ya un poco más viejos: Six Feet Under, The Sopranos y The Wire. Esas series se mantuvieron cinco temporadas y cerraron su ciclo, con historias bastante bien escritas y realizadas. Sin caer en excesos de llegar a abusar de la audiencia a costa de ganar dinero. Cerraron porque el proyecto se terminó, a pesar de que estaban en los puntos más altos de audiencia.
HBO también ha salido con el rollo de dejar de producir series sin siquiera terminarlas. Así le ocurrió a Carniválle, Rome, Tremé, Deadwood, que por tener muy poca audiencia simplemente fueron cortadas. HBO dijo no ser un problema de dinero. Finalmente ellos reciben el dinero por suscriptor, no por audiencia, sino que era un problema de luchar por captar la atención de los televidentes, y eso, a pesar de su gran calidad, no lo lograron.
Con Lost y Heroes incluso las historias las iban desarrollando, eran un trabajo en progreso. No ocurre así con The Walking Dead que está basado en un comic o en Game of Thrones que está basado en una enorme novela; a pesar de eso, caen en repeticiones absurdas y en dejar de contar la historia con la finalidad de alargar el tiempo y seguir ganando muchísimo dinero. Pero al final, eso termina. No es que esto les importe, a final de cuentas crean otra serie y el fenómeno se vuelve a repetir. Desde luego, la mayoría de las series no logra convertirse en un gran éxito. La mayoría son medianas, en términos de calidad, aunque las televisoras y las casas productoras con ellas hacen inmensas ganancias.
Afortunadamente, hemos visto algunas pocas que no se han corrompido. El caso más reciente es Breaking bad y otros ejemplos ya un poco más viejos: Six Feet Under, The Sopranos y The Wire. Esas series se mantuvieron cinco temporadas y cerraron su ciclo, con historias bastante bien escritas y realizadas. Sin caer en excesos de llegar a abusar de la audiencia a costa de ganar dinero. Cerraron porque el proyecto se terminó, a pesar de que estaban en los puntos más altos de audiencia.
HBO también ha salido con el rollo de dejar de producir series sin siquiera terminarlas. Así le ocurrió a Carniválle, Rome, Tremé, Deadwood, que por tener muy poca audiencia simplemente fueron cortadas. HBO dijo no ser un problema de dinero. Finalmente ellos reciben el dinero por suscriptor, no por audiencia, sino que era un problema de luchar por captar la atención de los televidentes, y eso, a pesar de su gran calidad, no lo lograron.
sábado, 26 de abril de 2014
Ley telecom: El problema no es la censura en Internet, sino en darle más poder a Televisa
Uno de los grandes problemas que tenemos en el país es que alrededor del 80 por ciento de la población se informa del acontecer público con la televisión. Fundamentalmente Televisa y en menor medida TV Azteca. Se puede decir sin temor a exagerar que si no pasa en los noticiarios de Televisa, entonces no pasa. Se puede estar en desacuerdo con esta situación, se le puede culpar a la gente. Podemos vociferar y vituperar y quejarnos de toda la ignorancia de las personas. Me parece una discusión absurda. Cambiar esto, y lograr que por iniciativa propia la gente se informe en varias fuentes y se desarrolle un pensamiento crítico, sólo se podrá cambiar a largo plazo y sólo mediante la educación.
En la propuesta del señor Javier Lozano (el presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transporte del Senado de la República es quien ha maquinado en buena medida las reformas secundarias de telecomunicaciones. Esa que supuestamente atenta contra la libertad de expresión cortando señales de internet y otras linduras) lo que se intenta es que Televisa no pierda la preponderancia, el dominio, el control de la televisión. Entre otras cosas, en esa reforma secundaria se quiere violar una ley constitucional que señala que las televisoras tienen la obligación de otorgar el derecho, sin cobro alguno, de transmitir sus señales en las compañías de cable (esto no se lo quieren dar a Dish pues son empresas contrarias). Las televisoras quieren seguir cobrando porque quien tiene cable pague por ver el canal de las estrellas y todos los canales abiertos que son gratuitos. Pues en el cable no son gratuitos y se paga por verlos. Lo que ofrece el señor Lozano, es que las televisoras tengan el derecho de decidir qué contenido pueden transmitir o no las compañías de cable. Es decir, la idea es no respetar la ley del llamado must offer (deber ofrecer la señal sin cobro para las compañías de cable).
Ya está en funcionamiento la multiprogramación. Esto quiere decir que con la señal digital en un mismo canal se puede transmitir diferentes señales. Es decir, como quizá algunos que tengan televisión nueva se habrán dado cuenta que existe el canal 13.1 y el canal 13.2. En uno se trasmite TV Azteca en su canal 13 y en el 13.2 se transmite Canal 40. Lo que propone el señor Lozano es que TV Azteca decida qué señal, incluso qué programas, las compañías de cable pueden transmitir o no de manera gratuita. Esto no sólo implica que las televisoras sigan recibiendo millones de pesos por su señal que es gratuita y que los suscriptores de cable tengamos que pagar por eso, lo cual a todas luces es injusto.
Pero además de esto, la idea es que se restrinja la aperturas de canales diferentes. En poco tiempo se abrirán dos canales más de televisión, al parecer los quieren ofrecer a una misma compañía. Pero la idea es que se retrase esto y llegará a competir por una audiencia que está acostumbrada a informarse con el señor López-Dóriga, quien el la voz oficial no sólo de Televisa, sino del gobierno.
Otra vez lo digo, el problema es que las televisoras están privando del derecho a la información de la población en nuestro país. Las televisoras sólo transmiten las noticias que quieren y no lo que resulta de interés público. Desde luego, este asunto no apareció en el noticiario de ayer de Televisa. La gente se entera sólo de lo que les informan, no de lo que acontece. Cuando tenemos el derecho a estar informados, para así poder hacernos unos opinión basada en la mejor información. Bueno, pues esto es algo que no ocurre en México.
Como ya se vio no se censurará internet y con ello tampoco se irá en contra del derecho de manifestación. Pero lo que es urgente defender es el derecho a la información. También es un derecho humano. Tan importante como el derecho a manifestarnos.
En la propuesta del señor Javier Lozano (el presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transporte del Senado de la República es quien ha maquinado en buena medida las reformas secundarias de telecomunicaciones. Esa que supuestamente atenta contra la libertad de expresión cortando señales de internet y otras linduras) lo que se intenta es que Televisa no pierda la preponderancia, el dominio, el control de la televisión. Entre otras cosas, en esa reforma secundaria se quiere violar una ley constitucional que señala que las televisoras tienen la obligación de otorgar el derecho, sin cobro alguno, de transmitir sus señales en las compañías de cable (esto no se lo quieren dar a Dish pues son empresas contrarias). Las televisoras quieren seguir cobrando porque quien tiene cable pague por ver el canal de las estrellas y todos los canales abiertos que son gratuitos. Pues en el cable no son gratuitos y se paga por verlos. Lo que ofrece el señor Lozano, es que las televisoras tengan el derecho de decidir qué contenido pueden transmitir o no las compañías de cable. Es decir, la idea es no respetar la ley del llamado must offer (deber ofrecer la señal sin cobro para las compañías de cable).
Ya está en funcionamiento la multiprogramación. Esto quiere decir que con la señal digital en un mismo canal se puede transmitir diferentes señales. Es decir, como quizá algunos que tengan televisión nueva se habrán dado cuenta que existe el canal 13.1 y el canal 13.2. En uno se trasmite TV Azteca en su canal 13 y en el 13.2 se transmite Canal 40. Lo que propone el señor Lozano es que TV Azteca decida qué señal, incluso qué programas, las compañías de cable pueden transmitir o no de manera gratuita. Esto no sólo implica que las televisoras sigan recibiendo millones de pesos por su señal que es gratuita y que los suscriptores de cable tengamos que pagar por eso, lo cual a todas luces es injusto.
Pero además de esto, la idea es que se restrinja la aperturas de canales diferentes. En poco tiempo se abrirán dos canales más de televisión, al parecer los quieren ofrecer a una misma compañía. Pero la idea es que se retrase esto y llegará a competir por una audiencia que está acostumbrada a informarse con el señor López-Dóriga, quien el la voz oficial no sólo de Televisa, sino del gobierno.
Otra vez lo digo, el problema es que las televisoras están privando del derecho a la información de la población en nuestro país. Las televisoras sólo transmiten las noticias que quieren y no lo que resulta de interés público. Desde luego, este asunto no apareció en el noticiario de ayer de Televisa. La gente se entera sólo de lo que les informan, no de lo que acontece. Cuando tenemos el derecho a estar informados, para así poder hacernos unos opinión basada en la mejor información. Bueno, pues esto es algo que no ocurre en México.
Como ya se vio no se censurará internet y con ello tampoco se irá en contra del derecho de manifestación. Pero lo que es urgente defender es el derecho a la información. También es un derecho humano. Tan importante como el derecho a manifestarnos.
domingo, 11 de agosto de 2013
Choque de paradigmas en los medios
La batalla por las audiencias está cambiando de escenarios. Ahora es más compleja e intrincada. El choque de intereses detienen a algunos, mientras que otros pugnan por un nuevo paradigma en la distribución de medios.
HBO Go y Movie City Play están ingresando al servicio de streaming, para competir con Netflix, Claro Video, Google Play, Nuflick, Klick o Vudu. Sin embargo, no están disponible para contratarlos de manera individual, sino es un servicio que ofrecen "gratuito" a sus suscriptores de cable. Es decir, para quienes tienen contratado el servicio de cable digital y los paquetes especiales de HBO o Movie City, se ofrece que su programación pueda ser vista en streaming, sin restricción de tiempo u horario a sus suscriptores (HBO Go todavía no está disponible en México). Bien podrían ofrecer la contratación del streaming, sin embargo, esto afectaría a los intereses de las cableras que fueron, anteriormente, su único medio de distribución y los servicios de streaming afectan directamente sus intereses.
El viejo paradigma de oferta de televisión restringida, privada o de cobro, como se le quiera llamar, fue durante muchos años el único medio que se tuvo para acceder a canales o servicios Premium (HBO; Movie Citty). Para contratarlos actualmente se precisa de varios elementos: en primer lugar, el servicio de cable básico ($280.5 al mes en precios que ofrece Telecable de Zapopan o Megacable), en segundo lugar el servicio de TV Digital básico ($71.5) y por último el servicio Premium de HBO o Movie City ($150 cada uno). Entonces el costo mensual sería de $502 (más $200 de contratación si se paga con tarjeta de crédito y $400 si es pago en efectivo). El problema con este paradigma (caracterizado en nuestro país por el monopolio de Televisa es que se contrata por paquete) es la nula flexibilidad que ofrece. Es decir, no se tiene la posibilidad de elegir qué canales adquirir. Todo es un bloque a precios fijos (a pesar de que muchos canales nunca se vean, se pagan en paquete, incluso los canales Televisa y TV Azteca que deberían ser gratis, lograron introducirse al paquete), se vea lo que se vea, se paga en paquete todo.
Además de esa rigidez, el viejo paradigma tradicional de oferta de medios audiovisuales tiene las limitaciones de tiempos y horarios. Se ofertan en días y horarios específicos los programas. Para ver algo que realmente interesa, se tiene que estar pegado al televisor en el día y la hora que la cadena televisiva tenga a bien pasarlo. De lo contrario, uno se pierde de la oportunidad de disfrutarlo.
Este viejo paradigma tradicional tiene a su público cautivo en todos los sentidos (temporales y espaciales). Por donde se le vea es rígido, pues de esa rigidez incluso depende la publicidad, pues de lo contrario, el público podría saltarse esa publicidad a la que se obliga ver. Entonces HBO y Movie City están amarrados al anquilosado paradigmas de medios, por los intereses de las cableras, antes aliados extremos. Ahora, ese aliado les está estorbando, los está deteniendo.
Esta es la oportunidad de los servicios de streaming para que puedan ampliar sus mercados, aunque es un camino bastante difícil, sobre todo en un país como el nuestro, pues la difusión de la banda ancha es todavía bastante limitada (según las estadísticas que sacan sólo el 35% de los usuarios de internet la tienen) y el nivel de personas que tienen conexión a internet en el país es bastante bajo (cerca del 30 por ciento de los hogares, según INEGI). Sin embargo, la flexibilidad que ofrecen los servicios de streaming es muchísima con respecto a los tiempo y horarios, pues se ve lo que se quiera ver de la oferta en el momento que se quiera ver.
La gran desventaja de los servicios en streaming es que exigen una conexión mínima de 3 Mb/s y 5 Mb/s para HD 1080p. Además se requiere el receptor que puede ser una computadora, una tableta, algunos smartphones, consola de video juegos o Smart TV. Disfrutar este servicio en su mejor calidad sí exige un desembolso bastante fuerte en aparatos y conexión de internet. Quizá por esa razón la difusión del streaming vaya a paso tan lento
HBO Go y Movie City Play están ingresando al servicio de streaming, para competir con Netflix, Claro Video, Google Play, Nuflick, Klick o Vudu. Sin embargo, no están disponible para contratarlos de manera individual, sino es un servicio que ofrecen "gratuito" a sus suscriptores de cable. Es decir, para quienes tienen contratado el servicio de cable digital y los paquetes especiales de HBO o Movie City, se ofrece que su programación pueda ser vista en streaming, sin restricción de tiempo u horario a sus suscriptores (HBO Go todavía no está disponible en México). Bien podrían ofrecer la contratación del streaming, sin embargo, esto afectaría a los intereses de las cableras que fueron, anteriormente, su único medio de distribución y los servicios de streaming afectan directamente sus intereses.
El viejo paradigma de oferta de televisión restringida, privada o de cobro, como se le quiera llamar, fue durante muchos años el único medio que se tuvo para acceder a canales o servicios Premium (HBO; Movie Citty). Para contratarlos actualmente se precisa de varios elementos: en primer lugar, el servicio de cable básico ($280.5 al mes en precios que ofrece Telecable de Zapopan o Megacable), en segundo lugar el servicio de TV Digital básico ($71.5) y por último el servicio Premium de HBO o Movie City ($150 cada uno). Entonces el costo mensual sería de $502 (más $200 de contratación si se paga con tarjeta de crédito y $400 si es pago en efectivo). El problema con este paradigma (caracterizado en nuestro país por el monopolio de Televisa es que se contrata por paquete) es la nula flexibilidad que ofrece. Es decir, no se tiene la posibilidad de elegir qué canales adquirir. Todo es un bloque a precios fijos (a pesar de que muchos canales nunca se vean, se pagan en paquete, incluso los canales Televisa y TV Azteca que deberían ser gratis, lograron introducirse al paquete), se vea lo que se vea, se paga en paquete todo.
Además de esa rigidez, el viejo paradigma tradicional de oferta de medios audiovisuales tiene las limitaciones de tiempos y horarios. Se ofertan en días y horarios específicos los programas. Para ver algo que realmente interesa, se tiene que estar pegado al televisor en el día y la hora que la cadena televisiva tenga a bien pasarlo. De lo contrario, uno se pierde de la oportunidad de disfrutarlo.
Este viejo paradigma tradicional tiene a su público cautivo en todos los sentidos (temporales y espaciales). Por donde se le vea es rígido, pues de esa rigidez incluso depende la publicidad, pues de lo contrario, el público podría saltarse esa publicidad a la que se obliga ver. Entonces HBO y Movie City están amarrados al anquilosado paradigmas de medios, por los intereses de las cableras, antes aliados extremos. Ahora, ese aliado les está estorbando, los está deteniendo.
Esta es la oportunidad de los servicios de streaming para que puedan ampliar sus mercados, aunque es un camino bastante difícil, sobre todo en un país como el nuestro, pues la difusión de la banda ancha es todavía bastante limitada (según las estadísticas que sacan sólo el 35% de los usuarios de internet la tienen) y el nivel de personas que tienen conexión a internet en el país es bastante bajo (cerca del 30 por ciento de los hogares, según INEGI). Sin embargo, la flexibilidad que ofrecen los servicios de streaming es muchísima con respecto a los tiempo y horarios, pues se ve lo que se quiera ver de la oferta en el momento que se quiera ver.
La gran desventaja de los servicios en streaming es que exigen una conexión mínima de 3 Mb/s y 5 Mb/s para HD 1080p. Además se requiere el receptor que puede ser una computadora, una tableta, algunos smartphones, consola de video juegos o Smart TV. Disfrutar este servicio en su mejor calidad sí exige un desembolso bastante fuerte en aparatos y conexión de internet. Quizá por esa razón la difusión del streaming vaya a paso tan lento
lunes, 29 de julio de 2013
Treme es asesinado por las audiencias
Desafortunadamente, la televisión en general se rige por los números de audiencia. El famoso rating. HBO, que ha intentado hacer una revolución en la televisión en lo que se refiere a series no se queda atrás en este rubro. Ha creado series buenísimas como Six Feet Under (para mi la mejor serie de televisión que se ha creado hasta la fecha), The Sopranos, The Wire, Deadwood, Carnivále, Rome, las más recientes como Boardwalk Empire, Games of Thrones y Treme. Es a esta última a la que los índices de audiencia le declararon, recientemente, la muerte.
Antes, pasó con The Sopranos, que de repente, sin decir más, la historia quedó inconclusa y ya no se hizo más. Lo mismo le ocurrió a Deadwood, Rome y Carnivale. Como se veían por pocas personas, se dejó de producir. Para ellos números como 500 mil personas viendo la serie es muy poco.
Los ejecutivos señalan que no es un problema de dinero, sino de audiencias. Es decir, el principal interés de HBO es simplemente tener series que capten a los televidentes y si no lo logran simplemente la finalizan sin decir más.
Para HBO el problema no es el dinero, pues para tener su servicio los usuarios de cable deben contratar el servicio adicional de HBO que aquí en México está formado por un paquete de algo así como 10 canales, dos en HD y creo que han incorporado el servicio SD, aunque no sé si en México (yo no tengo el paquete) más el servicio de HBO Go y el costo de su servicio es de alrededor de 125 pesos. Entonces, su problema no es el dinero, pues sus televidentes ya pagaron de antemano, vean o no sus canales. Para ellos lo que importa es que las audiencias estén en sus canales.
Su gran éxito actual Games of Thrones en EUA tiene una audiencia que fluctúa entre los 6 y los 4,5 millones de espectadores por capítulo. Estos números no cuentan lo que se ve en otras partes del mundo ni tampoco cuenta los millones de personas que bajan la serie de internet.
Entonces, si sus series no tienen audiencia, simplemente las cortan. Como decía ahora le toca a Treme que es una serie que narra la tragedia de las personas que viven en Nueva Orleans después del huracán Katrina. Es gente ordinaria, viviendo sus pequeñas vidas, en la tragicomedia de la vida. No son superhéroes, ni hay balazos al por mayor, tampoco se vive el drama facilón del romanticismo con violines incluidos. No, son personas enfrentando la vida de la mejor manera que pueden. Quizá eso no le gusta a mucha gente, pero luego, ocurre que no ven la serie cuando la pasaban por el canal y luego la compran en DVD o por piratería y las series se vuelven un gran éxito. Así le ocurrió a The Wire, calificado por algunos como la mejor serie de televisión producida hasta ahora.
Con Treme dieron la oportunidad de cerrar la serie. Decidieron añadir cinco capítulos para redondear los temas y finalizar, la temporada 3.5 iniciará en diciembre y dejaremos de escuchar el excelente mardi grass, el jazz, los cantos indios.... Mala cosa para la buena televisión que se rige por las audiencias.
Antes, pasó con The Sopranos, que de repente, sin decir más, la historia quedó inconclusa y ya no se hizo más. Lo mismo le ocurrió a Deadwood, Rome y Carnivale. Como se veían por pocas personas, se dejó de producir. Para ellos números como 500 mil personas viendo la serie es muy poco.
Los ejecutivos señalan que no es un problema de dinero, sino de audiencias. Es decir, el principal interés de HBO es simplemente tener series que capten a los televidentes y si no lo logran simplemente la finalizan sin decir más.
Para HBO el problema no es el dinero, pues para tener su servicio los usuarios de cable deben contratar el servicio adicional de HBO que aquí en México está formado por un paquete de algo así como 10 canales, dos en HD y creo que han incorporado el servicio SD, aunque no sé si en México (yo no tengo el paquete) más el servicio de HBO Go y el costo de su servicio es de alrededor de 125 pesos. Entonces, su problema no es el dinero, pues sus televidentes ya pagaron de antemano, vean o no sus canales. Para ellos lo que importa es que las audiencias estén en sus canales.
Su gran éxito actual Games of Thrones en EUA tiene una audiencia que fluctúa entre los 6 y los 4,5 millones de espectadores por capítulo. Estos números no cuentan lo que se ve en otras partes del mundo ni tampoco cuenta los millones de personas que bajan la serie de internet.
Entonces, si sus series no tienen audiencia, simplemente las cortan. Como decía ahora le toca a Treme que es una serie que narra la tragedia de las personas que viven en Nueva Orleans después del huracán Katrina. Es gente ordinaria, viviendo sus pequeñas vidas, en la tragicomedia de la vida. No son superhéroes, ni hay balazos al por mayor, tampoco se vive el drama facilón del romanticismo con violines incluidos. No, son personas enfrentando la vida de la mejor manera que pueden. Quizá eso no le gusta a mucha gente, pero luego, ocurre que no ven la serie cuando la pasaban por el canal y luego la compran en DVD o por piratería y las series se vuelven un gran éxito. Así le ocurrió a The Wire, calificado por algunos como la mejor serie de televisión producida hasta ahora.
Con Treme dieron la oportunidad de cerrar la serie. Decidieron añadir cinco capítulos para redondear los temas y finalizar, la temporada 3.5 iniciará en diciembre y dejaremos de escuchar el excelente mardi grass, el jazz, los cantos indios.... Mala cosa para la buena televisión que se rige por las audiencias.
miércoles, 27 de marzo de 2013
La caminta bajo la lluvia
A muchas personas no les gusta el frío ni la lluvia. Se sienten impelidos a permanecer dentro de sus casas. Sus planes se ven frustrados y se vive en una especie de cautiverio climático. Los cielos nublados y las lluvias los llenan de tristeza. Dicen que en los países de altas latitudes, donde el cielo permanece nublado la mayor parte del tiempo, la falta de sol llega a afectar el humor. Con un fuerte determinismo climático y con una excesiva simpleza esto lo ven como la causa de que el carácter europeo sea más bien melancólico y taciturno.
No sé cómo reaccionaría si viviera en un lugar en donde más de doscientos días al año son nublados y lluviosos. Tal vez los disfrutaría tanto como lo hago ahora o si mi estado de ánimo se alteraría. Posiblemente seguiría pensando que la lluvia y el cielo nublado son mucho más atractivos porque presentan más variantes que los días soleados. Pero cuando ocurren, me resultan cautivadores. En los días soleados las variables son menores. Desde luego, que los ocasos y los amaneceres presentan un espectáculo sensacional, lleno de colores y formas diversas. Pero a lo largo del día, el cielo azul, sólo es azul. La vista se puede perder en la profundidad del cielo y no cambiará de azul. De repente se ve alguna nube y bueno, cambia un poco. Pero cuando no hay ninguna nube, el cielo azul está ahí, esperando los cambios que le producirá el sol. Pero son muchas horas en que sólo es azul.
En cambio, cuando el cielo está cubierto de nubes, hay más que ver. Los matices de claroscuros que van desde las blancas y claras totalmente hasta las oscuras, casi plenamente negras, pasando por múltiples variedades de grises. Su forma y su movimiento por el viento permiten estar viéndolas durante un buen rato y no se repiten. Así se descubren sus diferentes alturas. Como cuando amanece y está la tierra cubierta de neblina. Se mira a las que están arriba y se ven sus tonalidades de grises.
Lo mismo ocurre cuando hay lluvia, el paisaje queda lleno de variaciones. La lluvia no es de una sola forma, está el chipi chipi de gotas discretas, pequeñas, que casi no producen sonido al caer; pero luego cuando se intensifica a veces cae de manera oblicua, otras en dirección vertical; ya no digamos cuando es torrencial… Pero sobre todo, los sonidos que produce, cambian dependiendo tanto de su intensidad como del juego que hace con el piso o techo que toca. Los materiales si son tejas, asbesto, lámina de plástico, lámina de metal, techo de material o de madera… el piso, si es tierra, asfalto, cemento, adoquín… todos representan variaciones de algo que parecer ser lo mismo, pero no lo es.
Por eso disfruto de caminar bajo la lluvia. Más cuando esta llega en el invierno. En Guadalajara las lluvias son en verano, y rara vez se presentan en invierno. Además cuando raramente ocurre, es un fenómeno que dura pocos días. Sentir el frío tolerable que hace en esta ciudad sin duda es delicioso. Basta un suéter, una chamarra, una sudadera para cubrirse, no hace falta más nada. Las calles adquieren otra apariencia, casi otra dimensión.
No quise perder la oportunidad de salir a disfrutar la lluvia con una caminata. Dejé incluso mi carro en casa y tomé el minibús. Se trataba de deleitarme con el clima no de rehuirle.
El camión casi vacío, además de mí, iba una pareja de jovencitos y una señora de mediana edad. Los carros que transitan por avenida Américas encienden sus luces para mayor seguridad. La mayoría conducía a una velocidad moderada, incluso por debajo del límite. A pesar de los cristales empañados, las personas se ven bien cubiertas con suéteres o chamarras ligeras. Las aceras vacías, sin ningún transeúnte. El sonido de los neumáticos chapaleando con los charcos; los árboles gotean la lluvia y sus hojas se inclinan por el peso. Las esporádicas personas que abordan la unidad de transporte, suben empapadas, los cabellos caídos escurriendo lluvia y caras adustas, incluso molestas por estar mojados.
Decido bájame en avenida Vallarta y caminar hacia el poniente. Es una zona agradable. Las aceras están pobladas por no muchos árboles (aunque sí algunos y ya viejos) y casi por ningún peatón. No hay muchas personas a las que les guste mojarse simplemente porque sí. Aunque no falta el jovenzuelo en patineta que no le importa la lluvia. Pasa velozmente a mi lado. Él ni siquiera evidencia tener frío. Su único abrigo es su playera y un gorro negro que le cubre la cabeza, desde donde salen los cables blancos de sus audífonos. Lo veo alejarse en la distancia rápidamente.
Al cruzar la avenida Luis Pérez Verdía, se puede ver desde la venta del Sanborns que tiene poca clientela. No obstante, su minúsculo estacionamiento está ocupado totalmente. Al interior del restaurant se ve una pareja de jóvenes que beben café. Al centrar mi atención en ellos, me recuerdan la primera ocasión que fuimos a ese lugar Sofía y yo. Estábamos todavía en la preparatoria y charlamos, tal cual lo hacían esos jóvenes. Incluso nos sentamos en la misma mesa que ahora están ocupando. El joven habla y la melena de ella se mueve mientras vierte azúcar sin parar dentro de su taza.
Una mesa más allá hay una familia joven. Un niño es abrazado por su madre y el padre atiende a la otra pequeña. Extrañamente la mujer me resulta sumamente familiar. Su estatura breve contrasta con el largo de su cabello. Sonríe mostrando su blanca dentadura. Sus facciones son como las de una bella indígena maya. Casi podría asegurar que esa mujer que ahora veo es Itzel, con unos años más a como la recordaba. Me acerco un poco a la ventana pare verificar si también llevaba falda larga cubriéndole hasta las pantorrillas. Es absurdo que creyera posible esto, pero así fue. Casi estaba convencido que vería las piernas de esa mujer cubiertas por una larga falda de mezclilla. No fue así, llevaba pants y por alguna razón, tanto la joven como la mujer voltearon a la ventana donde yo me encontraba y me miraron fijamente, sin ninguna expresión.
Un poco apenado por perturbar la privacidad de esas personas retomé mi andar, pues como en ese lugar no permiten fumar, prefiero seguir caminando. A pesar de que se me antoja un café, el de ese lugar es bastante malo. Prefiero esperar por uno mejor. Vale la pena seguir caminando bajo esta tenue lluvia.
Esta avenida la he caminado mucho y no me cansa. A pesar de estar atestada de automóviles que circulan raudamente, me gustan sus árboles, que deberían de ser más. Pero quizá eso sólo sea un capricho mío. Siempre me ha gustado la ruta desde Los Arcos hasta Avenida Chapultepec. El cine del Centro Magno era de mis preferidos. No se atestaba de gente y después de la película salía acudir a un restaurante o a un café a degustar una bebida.
No muchas veces he tenido oportunidad de caminar bajo la lluvia. El trabajo suele ser esclavizante e impide hacer lo que uno quiere, cuando uno quiere. Pero siempre lo he hecho solo. Nunca he invitado a nadie caminar conmigo bajo la lluvia. Quizá si invitara a alguien me respondería que estoy loco y que no tiene ningún sentido salir a mojarse bajo la lluvia absurdamente para ir a ningún lado. Sí, reconozco que tendría razón y que es difícil explicar lo bien que se disfruta estar dentro de la lluvia caminando en las calles semivacías. Aguzar el oído para captar las variaciones de sonidos con las gotas cayendo, el sonido de los neumáticos pasando por los charcos. Ver las nubes, los árboles cargados de lluvia… Además intentar explicar esto es como pedirle a alguien que no le gusta la lima, que aprenda a disfrutar su sabor agridulce y un poco amargo. Por eso prefiero disfrutar esto solo.
De niño, cuando terminaba la lluvia, solía mover los árboles pequeños para que soltaran las gotas que contenían sus hojas y sus ramas. Era como tener una microlluvia momentánea. Las gotas eran gordas y caían rápidamente, junto con algunas hojas. Pero por esta avenida no hay ningún árbol joven al que mi sacudida le represente un movimiento suficientemente fuerte para mover sus ramas y hojas.
Estoy seguro de que existen varias mujeres que disfrutan las caminatas bajo la lluvia. Sin tener que ir a algún lugar, simplemente caminar bajo la lluvia como un deleite. De seguro habrá más de una que sí lo haga. Incluso casi podría asegurar que en este preciso momento hay más de una mujer haciendo lo mismo que yo. Nada más que no va caminando por la misma avenida que yo.
El elefante del Centro Magno me parece una escultura bastante bien lograda, aunque de un tamaño exagerado. Este centro comercial me recuerda de alguna extraña manera a la Alhambra. Desde luego, no tiene punto de comparación en la belleza. Sin embargo, sus muros exteriores, lizos carentes de cualquier tipo de decoración es lo mismo que hicieron con el magnífico edificio árabe en Andalucía. Esa ausencia de decoración exterior contrasta con el interior lleno de luces, espejos, pisos lujosos y una abundancia de letreros, flores (aunque sean de plástico) y demás adornos. Prefiero no entrar. En el Starbucks tampoco dejan fumar. Pueden tener buenos preparados de café, pero el americano o el expreso, no son particularmente de mi agrado, hay otros mejores.
En el ambiente comienzo a percibir un aroma muy peculiar. Un perfume femenino. Bastante grato. De inmediato los recuerdos acuden a mi memoria. Era el mismo perfume que usaba Mariel. Trato de ubicar de donde proviene y miro por detrás de mi. Una mujer, que a pesar del frío, lleva una minifalda, medias obscuras y un blazer tipo ejecutivo azul con rayas blancas con el cabello cortísimo peinado con gel. Abraza un recopilador blanco con ambos brazos. Cruza la avenida hacia la plaza comercial de enfrente. Me detengo para mirarla. Mi sorpresa va en aumento por el increíble parecido a Mariel, justo como estaba cuando la conocí. Antes de atravesar el umbral de la puerta, gira y me ve. Alza su mano derecha y me hace una seña de despedida. Gira nuevamente y se introduce sin más.
Por unos instantes me quedo mirando su espalda introducirse al centro comercial. No puede ser Mariel, esa jovencita no puede tener más de 27 años, como cuando la conocí. Pero de eso hace ya más de 15 años. Mariel ahora tiene 42 es imposible que sea ella. Por un momento pienso en esta avenida Vallarta por la que camino es en realidad un viaje por mi propia memoria. Quiero encontrar evidencias de que realmente estoy aquí y que es el presente. Siento las ligeras gotas que caen y veo como se estrellan en el piso. Cruzo la avenida detrás del misterioso perfume. Me introduzco. Hay varias oficinas de agencias de viajes. No hay personas caminando por los pasillos. Sólo un guardia taciturno sentado en un banco. Me le acerco para preguntarle por la mujer que acaba de entrar.
— No, señor, no ha entrado nadie desde hace más de media hora. Ya ve como está el clima. Ahora no ha habido clientela.
— Quizá alguna trabajadora… era una mujer alta, delgada, de minifalda y blazer azul. De verdad no la vio entrar. No hace ni dos minutos tuvo que pasar por aquí.
— No, señor. No ha ingresado nadie. Lo habría notado.
— Que raro. Muchas gracias.
El hombre inclina la cabeza. Salgo nuevamente a la lluvia. Una ráfaga de viento sopla fría. Se me entumecen los dedos de la mano. Enciendo un cigarrillo y continúo, lleno de confusión. Trato de no darle importancia al asunto, pero no deja de parecerme extraño. Sobre todo por el perfume y por el hecho de que me haya hecho la seña de despedida. Es realmente extraño. Casi podría asegurar que esa mujer era Mariel 15 años atrás.
Para disminuir mi desconcierto, pienso en sentarme a meditar un momento y beber un café en Martinique que está a la vuelta y es bastante bueno. Doy vuelta en la esquina hacia el sur para tomar López Cotilla y al verlo cerrado, recuerdo que aquel café ya tiene algunos meses que se cambió a otro local. Continúo caminado rumbo al oriente no menos consternado.
Trato de pensar en otra cosa y llega a mi recuerdo Ángela con quien caminé algunas veces por Vallarta, pero nunca lloviendo. Ella no dejaba de hablar. Al parece se sentía compelida a decir todo lo que se le venía a la cabeza. Yo bien pudiera haber disfrutado su compañía con un poco de silencio, pero ella no lo veía así. Sé que hay personas con las que no se puede compartir un silencio sin que sea incómodo. Por eso se dicen muchas cosas a veces sin querer decirlas y no me refiero a ofensas, sino que de repente el subconsciente, en su caos, toma la batuta de una charla que termina siendo absurda, aunque si se pone atención lo único que dice es “quiero estar contigo sin silencio”. Yo la escuchaba y de vez en cuando respondía alguna cosa, pero más bien escuchaba.
En la calle López Cotilla hay árboles más grandes y varios de ellos han destrozado las banquetas. Entre las raíces se forman pequeños charcos de la lluvia y el tránsito de automóviles es mucho menor. Es una calle con menos establecimientos comerciales y con más oficinas. La calle está atestada de automóviles estacionados junto a las aceras. Las banquetas están igual de vacías que en Vallarta y a pesar de que me estila la lluvia por el cabello y de que las gafas escurren gotas, la chamarra impermeable me mantiene a buena temperatura y seco. Lo mismo están haciendo las botas que a pesar de haber pisado alguna que otra acumulación de agua, mis píes también están secos.
Miro el celular para verificar la temperatura. Seis grados Celsius, con la misma sensación térmica. Hace poco viento, por eso no es tan frío. A pesar de eso, me resulta muy agradable la sensación de la cara rígida y el sabor del humo del cigarro no sé por qué lo disfruto mucho más en temperaturas bajas. El frío en la cara me resulta muy agradable en la cara, pero no en los dedos de las manos y mucho menos en los píes. Pero estamos hablando de los fríos de Guadalajara, que sólo califican para llamarlos frescos.
Una de las cosas que buscamos en las parejas es compañía. Pero esta caminata no la imagino con alguien. He leído que usualmente buscamos a personas que sean muy parecidas a nosotros mismos. Que tengan los mismos gustos, las mismas inclinaciones políticas, literarias, de cine, de música, incluso físicas. Sí, quizá sería difícil entablar una charla con una mujer que sólo sabe de telenovelas de Televisa o TV Azteca, o que la literatura que haya leído se reduzca a las llamadas “novelas con corazón”. Pero más allá de eso, también es bastante agradable convivir con las que piensan y son diferentes a uno mismo. Incluso puede llegar a ser divertido. Lo que ha terminado ocurriendo en esas situaciones es la prudente simbiosis cultural que se dan en las parejas. La mujer, voluntariamente, termina adquiriendo las manías del hombre y el hombre, también comparte las manías de ellas.
Es curioso lo que ocurre en las parejas. Todos tenemos ciertas manías y que éstas sean compatibles con las que tiene la mujer eso es algo que surge solo o no se da. Hay cierto tipo de cosas que al explicarlas pierden su sentido. Además, desde luego, es imposible hacer que se disfrute algo, sino no se le encuentra sentido.
A unos treinta metros por delante de mi, observo a una mujer caminado por la misma acera. Lleva un paso lento, como disfrutando lo que va haciendo. Va cubierta con un gorro y una bufanda, ambos rojos. Su abrigo café oscuro es largo, hasta la mitad de sus piernas. Jeans y botas. Pareciera como si hiciera lo mismo que yo, una caminata bajo la lluvia, sin rumbo fijo. O quizá eso quiero ver en ella. Avanzo más de prisa para verla más de cerca. Conforme me le acerco puedo ver más detalles de ella. Su cabello quebrado está pintado a con rayos rubios. Sus caderas son amplias y su torso delgado. A unos cuantos metros de ella veo como enciende un cigarrillo.
Extraño en mi, pero decido hablarle.
— Buenas tardes.
— Buenas tardes —responde sin dejar de caminar.
— ¿Que frío hace verdad? Y el agua no se quita.
— Sí, ¿no le parece a usted algo maravilloso?
— De hecho sí. Estoy de acuerdo con usted —sinceramente me sorprende su respuesta.
— Al verle, me doy cuenta que ya tiene usted un buen rato caminando…
— Sí, un poco —contesto y limpio mis gafas de las gotas de lluvia—. Disculpe mi intromisión, pero no es algo común encontrase a alguien que le guste caminar bajo la lluvia. ¿Se dirige hacia algún lado o sólo camina por placer?
— No veo porque le tenga que contestar —surge un silencio y se seguimos caminando. Unos segundos después sonríe—. Lo que pasa es que no me gusta dar explicaciones. Pero como usted se ve que es buena persona, le contestaré. No, sólo salí a caminar para disfrutar el clima. La lluvia no me gusta mucho, pero el frío sí… Bueno si a esto se le puede llamar frío. La mayoría prefiere prudentemente quedarse en casa, disfrutando de una bebida caliente y ver una buena película.
— No quise importunarla. Simplemente me pareció un poco extraño verla caminar. Su forma de hacerlo no reflejaba que se dirigiera a un lado en particular. Sino más bien un simple deleite.
Llegamos a la esquina de la avenida Chapultepec y pienso en invitarle una bebida. Pero ella se adelanta.
— Que siga usted disfrutando su caminata.
— Sí, sí, igualmente —no se pudo presentar la oportunidad. Ella continua derecho rumbo al oriente y yo tomo Chapultepec, hacia el sur.
La lluvia continúa cayendo. Ahora es un poco más tupida. Incluso las gotas se sienten como pequeñas cuchillas en la cara. Los lentes me quedan llenos gotas. Ha sido extraña esta caminata. Y ahora sí estoy decidido a sentarme en un café. Cruzo la Avenida con su grande camellón y llego a la “Estación de Lulio”. Ahí se puede fumar y el café no es malo.
Me siento en uno de sus equipales. El mesero llega rápido con la carta. El local está prácticamente vacío. Frotándose las manos el mesero me pide la orden.
— Sólo un americano, por favor.
— ¿Le dejo la carta? —me pregunta y resopla en sus manos para calentarlas un poco.
— Sí, está bien. Déjela.
Enciendo un cigarro y veo entrar la cara redonda y los ojos pequeños de la mujer del gorro y bufanda rojos. Con gran determinación se acerca a mi mesa.
— Que malo, venías a un café y no tuviste la amabilidad de invitarme. Con el frío que está haciendo. Por cierto me llamo Lucy y como no es común encontrase a un loco que camine bajo la lluvia sólo porque sí, quiero conocerte.
No sé cómo reaccionaría si viviera en un lugar en donde más de doscientos días al año son nublados y lluviosos. Tal vez los disfrutaría tanto como lo hago ahora o si mi estado de ánimo se alteraría. Posiblemente seguiría pensando que la lluvia y el cielo nublado son mucho más atractivos porque presentan más variantes que los días soleados. Pero cuando ocurren, me resultan cautivadores. En los días soleados las variables son menores. Desde luego, que los ocasos y los amaneceres presentan un espectáculo sensacional, lleno de colores y formas diversas. Pero a lo largo del día, el cielo azul, sólo es azul. La vista se puede perder en la profundidad del cielo y no cambiará de azul. De repente se ve alguna nube y bueno, cambia un poco. Pero cuando no hay ninguna nube, el cielo azul está ahí, esperando los cambios que le producirá el sol. Pero son muchas horas en que sólo es azul.
En cambio, cuando el cielo está cubierto de nubes, hay más que ver. Los matices de claroscuros que van desde las blancas y claras totalmente hasta las oscuras, casi plenamente negras, pasando por múltiples variedades de grises. Su forma y su movimiento por el viento permiten estar viéndolas durante un buen rato y no se repiten. Así se descubren sus diferentes alturas. Como cuando amanece y está la tierra cubierta de neblina. Se mira a las que están arriba y se ven sus tonalidades de grises.
Lo mismo ocurre cuando hay lluvia, el paisaje queda lleno de variaciones. La lluvia no es de una sola forma, está el chipi chipi de gotas discretas, pequeñas, que casi no producen sonido al caer; pero luego cuando se intensifica a veces cae de manera oblicua, otras en dirección vertical; ya no digamos cuando es torrencial… Pero sobre todo, los sonidos que produce, cambian dependiendo tanto de su intensidad como del juego que hace con el piso o techo que toca. Los materiales si son tejas, asbesto, lámina de plástico, lámina de metal, techo de material o de madera… el piso, si es tierra, asfalto, cemento, adoquín… todos representan variaciones de algo que parecer ser lo mismo, pero no lo es.
Por eso disfruto de caminar bajo la lluvia. Más cuando esta llega en el invierno. En Guadalajara las lluvias son en verano, y rara vez se presentan en invierno. Además cuando raramente ocurre, es un fenómeno que dura pocos días. Sentir el frío tolerable que hace en esta ciudad sin duda es delicioso. Basta un suéter, una chamarra, una sudadera para cubrirse, no hace falta más nada. Las calles adquieren otra apariencia, casi otra dimensión.
No quise perder la oportunidad de salir a disfrutar la lluvia con una caminata. Dejé incluso mi carro en casa y tomé el minibús. Se trataba de deleitarme con el clima no de rehuirle.
El camión casi vacío, además de mí, iba una pareja de jovencitos y una señora de mediana edad. Los carros que transitan por avenida Américas encienden sus luces para mayor seguridad. La mayoría conducía a una velocidad moderada, incluso por debajo del límite. A pesar de los cristales empañados, las personas se ven bien cubiertas con suéteres o chamarras ligeras. Las aceras vacías, sin ningún transeúnte. El sonido de los neumáticos chapaleando con los charcos; los árboles gotean la lluvia y sus hojas se inclinan por el peso. Las esporádicas personas que abordan la unidad de transporte, suben empapadas, los cabellos caídos escurriendo lluvia y caras adustas, incluso molestas por estar mojados.
Decido bájame en avenida Vallarta y caminar hacia el poniente. Es una zona agradable. Las aceras están pobladas por no muchos árboles (aunque sí algunos y ya viejos) y casi por ningún peatón. No hay muchas personas a las que les guste mojarse simplemente porque sí. Aunque no falta el jovenzuelo en patineta que no le importa la lluvia. Pasa velozmente a mi lado. Él ni siquiera evidencia tener frío. Su único abrigo es su playera y un gorro negro que le cubre la cabeza, desde donde salen los cables blancos de sus audífonos. Lo veo alejarse en la distancia rápidamente.
Al cruzar la avenida Luis Pérez Verdía, se puede ver desde la venta del Sanborns que tiene poca clientela. No obstante, su minúsculo estacionamiento está ocupado totalmente. Al interior del restaurant se ve una pareja de jóvenes que beben café. Al centrar mi atención en ellos, me recuerdan la primera ocasión que fuimos a ese lugar Sofía y yo. Estábamos todavía en la preparatoria y charlamos, tal cual lo hacían esos jóvenes. Incluso nos sentamos en la misma mesa que ahora están ocupando. El joven habla y la melena de ella se mueve mientras vierte azúcar sin parar dentro de su taza.
Una mesa más allá hay una familia joven. Un niño es abrazado por su madre y el padre atiende a la otra pequeña. Extrañamente la mujer me resulta sumamente familiar. Su estatura breve contrasta con el largo de su cabello. Sonríe mostrando su blanca dentadura. Sus facciones son como las de una bella indígena maya. Casi podría asegurar que esa mujer que ahora veo es Itzel, con unos años más a como la recordaba. Me acerco un poco a la ventana pare verificar si también llevaba falda larga cubriéndole hasta las pantorrillas. Es absurdo que creyera posible esto, pero así fue. Casi estaba convencido que vería las piernas de esa mujer cubiertas por una larga falda de mezclilla. No fue así, llevaba pants y por alguna razón, tanto la joven como la mujer voltearon a la ventana donde yo me encontraba y me miraron fijamente, sin ninguna expresión.
Un poco apenado por perturbar la privacidad de esas personas retomé mi andar, pues como en ese lugar no permiten fumar, prefiero seguir caminando. A pesar de que se me antoja un café, el de ese lugar es bastante malo. Prefiero esperar por uno mejor. Vale la pena seguir caminando bajo esta tenue lluvia.
Esta avenida la he caminado mucho y no me cansa. A pesar de estar atestada de automóviles que circulan raudamente, me gustan sus árboles, que deberían de ser más. Pero quizá eso sólo sea un capricho mío. Siempre me ha gustado la ruta desde Los Arcos hasta Avenida Chapultepec. El cine del Centro Magno era de mis preferidos. No se atestaba de gente y después de la película salía acudir a un restaurante o a un café a degustar una bebida.
No muchas veces he tenido oportunidad de caminar bajo la lluvia. El trabajo suele ser esclavizante e impide hacer lo que uno quiere, cuando uno quiere. Pero siempre lo he hecho solo. Nunca he invitado a nadie caminar conmigo bajo la lluvia. Quizá si invitara a alguien me respondería que estoy loco y que no tiene ningún sentido salir a mojarse bajo la lluvia absurdamente para ir a ningún lado. Sí, reconozco que tendría razón y que es difícil explicar lo bien que se disfruta estar dentro de la lluvia caminando en las calles semivacías. Aguzar el oído para captar las variaciones de sonidos con las gotas cayendo, el sonido de los neumáticos pasando por los charcos. Ver las nubes, los árboles cargados de lluvia… Además intentar explicar esto es como pedirle a alguien que no le gusta la lima, que aprenda a disfrutar su sabor agridulce y un poco amargo. Por eso prefiero disfrutar esto solo.
De niño, cuando terminaba la lluvia, solía mover los árboles pequeños para que soltaran las gotas que contenían sus hojas y sus ramas. Era como tener una microlluvia momentánea. Las gotas eran gordas y caían rápidamente, junto con algunas hojas. Pero por esta avenida no hay ningún árbol joven al que mi sacudida le represente un movimiento suficientemente fuerte para mover sus ramas y hojas.
Estoy seguro de que existen varias mujeres que disfrutan las caminatas bajo la lluvia. Sin tener que ir a algún lugar, simplemente caminar bajo la lluvia como un deleite. De seguro habrá más de una que sí lo haga. Incluso casi podría asegurar que en este preciso momento hay más de una mujer haciendo lo mismo que yo. Nada más que no va caminando por la misma avenida que yo.
El elefante del Centro Magno me parece una escultura bastante bien lograda, aunque de un tamaño exagerado. Este centro comercial me recuerda de alguna extraña manera a la Alhambra. Desde luego, no tiene punto de comparación en la belleza. Sin embargo, sus muros exteriores, lizos carentes de cualquier tipo de decoración es lo mismo que hicieron con el magnífico edificio árabe en Andalucía. Esa ausencia de decoración exterior contrasta con el interior lleno de luces, espejos, pisos lujosos y una abundancia de letreros, flores (aunque sean de plástico) y demás adornos. Prefiero no entrar. En el Starbucks tampoco dejan fumar. Pueden tener buenos preparados de café, pero el americano o el expreso, no son particularmente de mi agrado, hay otros mejores.
En el ambiente comienzo a percibir un aroma muy peculiar. Un perfume femenino. Bastante grato. De inmediato los recuerdos acuden a mi memoria. Era el mismo perfume que usaba Mariel. Trato de ubicar de donde proviene y miro por detrás de mi. Una mujer, que a pesar del frío, lleva una minifalda, medias obscuras y un blazer tipo ejecutivo azul con rayas blancas con el cabello cortísimo peinado con gel. Abraza un recopilador blanco con ambos brazos. Cruza la avenida hacia la plaza comercial de enfrente. Me detengo para mirarla. Mi sorpresa va en aumento por el increíble parecido a Mariel, justo como estaba cuando la conocí. Antes de atravesar el umbral de la puerta, gira y me ve. Alza su mano derecha y me hace una seña de despedida. Gira nuevamente y se introduce sin más.
Por unos instantes me quedo mirando su espalda introducirse al centro comercial. No puede ser Mariel, esa jovencita no puede tener más de 27 años, como cuando la conocí. Pero de eso hace ya más de 15 años. Mariel ahora tiene 42 es imposible que sea ella. Por un momento pienso en esta avenida Vallarta por la que camino es en realidad un viaje por mi propia memoria. Quiero encontrar evidencias de que realmente estoy aquí y que es el presente. Siento las ligeras gotas que caen y veo como se estrellan en el piso. Cruzo la avenida detrás del misterioso perfume. Me introduzco. Hay varias oficinas de agencias de viajes. No hay personas caminando por los pasillos. Sólo un guardia taciturno sentado en un banco. Me le acerco para preguntarle por la mujer que acaba de entrar.
— No, señor, no ha entrado nadie desde hace más de media hora. Ya ve como está el clima. Ahora no ha habido clientela.
— Quizá alguna trabajadora… era una mujer alta, delgada, de minifalda y blazer azul. De verdad no la vio entrar. No hace ni dos minutos tuvo que pasar por aquí.
— No, señor. No ha ingresado nadie. Lo habría notado.
— Que raro. Muchas gracias.
El hombre inclina la cabeza. Salgo nuevamente a la lluvia. Una ráfaga de viento sopla fría. Se me entumecen los dedos de la mano. Enciendo un cigarrillo y continúo, lleno de confusión. Trato de no darle importancia al asunto, pero no deja de parecerme extraño. Sobre todo por el perfume y por el hecho de que me haya hecho la seña de despedida. Es realmente extraño. Casi podría asegurar que esa mujer era Mariel 15 años atrás.
Para disminuir mi desconcierto, pienso en sentarme a meditar un momento y beber un café en Martinique que está a la vuelta y es bastante bueno. Doy vuelta en la esquina hacia el sur para tomar López Cotilla y al verlo cerrado, recuerdo que aquel café ya tiene algunos meses que se cambió a otro local. Continúo caminado rumbo al oriente no menos consternado.
Trato de pensar en otra cosa y llega a mi recuerdo Ángela con quien caminé algunas veces por Vallarta, pero nunca lloviendo. Ella no dejaba de hablar. Al parece se sentía compelida a decir todo lo que se le venía a la cabeza. Yo bien pudiera haber disfrutado su compañía con un poco de silencio, pero ella no lo veía así. Sé que hay personas con las que no se puede compartir un silencio sin que sea incómodo. Por eso se dicen muchas cosas a veces sin querer decirlas y no me refiero a ofensas, sino que de repente el subconsciente, en su caos, toma la batuta de una charla que termina siendo absurda, aunque si se pone atención lo único que dice es “quiero estar contigo sin silencio”. Yo la escuchaba y de vez en cuando respondía alguna cosa, pero más bien escuchaba.
En la calle López Cotilla hay árboles más grandes y varios de ellos han destrozado las banquetas. Entre las raíces se forman pequeños charcos de la lluvia y el tránsito de automóviles es mucho menor. Es una calle con menos establecimientos comerciales y con más oficinas. La calle está atestada de automóviles estacionados junto a las aceras. Las banquetas están igual de vacías que en Vallarta y a pesar de que me estila la lluvia por el cabello y de que las gafas escurren gotas, la chamarra impermeable me mantiene a buena temperatura y seco. Lo mismo están haciendo las botas que a pesar de haber pisado alguna que otra acumulación de agua, mis píes también están secos.
Miro el celular para verificar la temperatura. Seis grados Celsius, con la misma sensación térmica. Hace poco viento, por eso no es tan frío. A pesar de eso, me resulta muy agradable la sensación de la cara rígida y el sabor del humo del cigarro no sé por qué lo disfruto mucho más en temperaturas bajas. El frío en la cara me resulta muy agradable en la cara, pero no en los dedos de las manos y mucho menos en los píes. Pero estamos hablando de los fríos de Guadalajara, que sólo califican para llamarlos frescos.
Una de las cosas que buscamos en las parejas es compañía. Pero esta caminata no la imagino con alguien. He leído que usualmente buscamos a personas que sean muy parecidas a nosotros mismos. Que tengan los mismos gustos, las mismas inclinaciones políticas, literarias, de cine, de música, incluso físicas. Sí, quizá sería difícil entablar una charla con una mujer que sólo sabe de telenovelas de Televisa o TV Azteca, o que la literatura que haya leído se reduzca a las llamadas “novelas con corazón”. Pero más allá de eso, también es bastante agradable convivir con las que piensan y son diferentes a uno mismo. Incluso puede llegar a ser divertido. Lo que ha terminado ocurriendo en esas situaciones es la prudente simbiosis cultural que se dan en las parejas. La mujer, voluntariamente, termina adquiriendo las manías del hombre y el hombre, también comparte las manías de ellas.
Es curioso lo que ocurre en las parejas. Todos tenemos ciertas manías y que éstas sean compatibles con las que tiene la mujer eso es algo que surge solo o no se da. Hay cierto tipo de cosas que al explicarlas pierden su sentido. Además, desde luego, es imposible hacer que se disfrute algo, sino no se le encuentra sentido.
A unos treinta metros por delante de mi, observo a una mujer caminado por la misma acera. Lleva un paso lento, como disfrutando lo que va haciendo. Va cubierta con un gorro y una bufanda, ambos rojos. Su abrigo café oscuro es largo, hasta la mitad de sus piernas. Jeans y botas. Pareciera como si hiciera lo mismo que yo, una caminata bajo la lluvia, sin rumbo fijo. O quizá eso quiero ver en ella. Avanzo más de prisa para verla más de cerca. Conforme me le acerco puedo ver más detalles de ella. Su cabello quebrado está pintado a con rayos rubios. Sus caderas son amplias y su torso delgado. A unos cuantos metros de ella veo como enciende un cigarrillo.
Extraño en mi, pero decido hablarle.
— Buenas tardes.
— Buenas tardes —responde sin dejar de caminar.
— ¿Que frío hace verdad? Y el agua no se quita.
— Sí, ¿no le parece a usted algo maravilloso?
— De hecho sí. Estoy de acuerdo con usted —sinceramente me sorprende su respuesta.
— Al verle, me doy cuenta que ya tiene usted un buen rato caminando…
— Sí, un poco —contesto y limpio mis gafas de las gotas de lluvia—. Disculpe mi intromisión, pero no es algo común encontrase a alguien que le guste caminar bajo la lluvia. ¿Se dirige hacia algún lado o sólo camina por placer?
— No veo porque le tenga que contestar —surge un silencio y se seguimos caminando. Unos segundos después sonríe—. Lo que pasa es que no me gusta dar explicaciones. Pero como usted se ve que es buena persona, le contestaré. No, sólo salí a caminar para disfrutar el clima. La lluvia no me gusta mucho, pero el frío sí… Bueno si a esto se le puede llamar frío. La mayoría prefiere prudentemente quedarse en casa, disfrutando de una bebida caliente y ver una buena película.
— No quise importunarla. Simplemente me pareció un poco extraño verla caminar. Su forma de hacerlo no reflejaba que se dirigiera a un lado en particular. Sino más bien un simple deleite.
Llegamos a la esquina de la avenida Chapultepec y pienso en invitarle una bebida. Pero ella se adelanta.
— Que siga usted disfrutando su caminata.
— Sí, sí, igualmente —no se pudo presentar la oportunidad. Ella continua derecho rumbo al oriente y yo tomo Chapultepec, hacia el sur.
La lluvia continúa cayendo. Ahora es un poco más tupida. Incluso las gotas se sienten como pequeñas cuchillas en la cara. Los lentes me quedan llenos gotas. Ha sido extraña esta caminata. Y ahora sí estoy decidido a sentarme en un café. Cruzo la Avenida con su grande camellón y llego a la “Estación de Lulio”. Ahí se puede fumar y el café no es malo.
Me siento en uno de sus equipales. El mesero llega rápido con la carta. El local está prácticamente vacío. Frotándose las manos el mesero me pide la orden.
— Sólo un americano, por favor.
— ¿Le dejo la carta? —me pregunta y resopla en sus manos para calentarlas un poco.
— Sí, está bien. Déjela.
Enciendo un cigarro y veo entrar la cara redonda y los ojos pequeños de la mujer del gorro y bufanda rojos. Con gran determinación se acerca a mi mesa.
— Que malo, venías a un café y no tuviste la amabilidad de invitarme. Con el frío que está haciendo. Por cierto me llamo Lucy y como no es común encontrase a un loco que camine bajo la lluvia sólo porque sí, quiero conocerte.
domingo, 24 de marzo de 2013
Un "recuerdo"
“Bastó el contacto de la yema de mis dedos a su cuello para
hacer explotar el deseo sexual con tal intensidad que se materializó en una
especie de aire espeso cargado de una densa energía que se formó de entre los
dos. Aspiré esa “nube” que dejó ser aire en cuanto se introdujo a mis narices. En
mi pecho se convirtió en remolino que giró y terminó concentrándose en el plexo
solar como una punzada sin dolor, desde donde se extendió como con tentáculos que
se prolongaron hasta las gónadas…”
Escribir
“deseo sexual” en vez de “amor” no fue un desliz inconsciente, ni una elección
al azar, sino un acto meditado. Detestaba las cursilerías facilonas. “Se ha repetido
tanto la palabra ‘amor’ sin ton ni son, que casi ha quedado vacía de
significado y sentido. En cambio, ‘deseo sexual’ es un concepto más claro,
directo, contundente” —pensó mientras releía las palabras escritas sobre la
pantalla.
Se
preguntó si Ángela había sentido esa materialización del deseo de la misma
manera que él. No sería posible verificarlo. La única evidencia de que ella
sintió ese mismo deseo fue que al día siguiente terminaron, por primera vez, envueltos
entre las sábanas.
Escribir su
vivencia era un deseo por dejar plasmado un recuerdo. Así se lo planteó, por
eso borró, cambió, corrigió y volvió a intentar describir su memoria una y otra
vez hasta quedar mediantemente conforme con el resultado. A pesar de eso, las
palabras seguían sin ser precisas. Eran muy abstractas… No era eso lo que había
sentido, aunque algo se le parecía. Sabía que era una batalla perdida. Era imposible
ser completamente preciso.
Sentía
tristeza al saber que aquel momento que vivió junto a Ángela ya no existía. Era
pasado. Intentaba buscar alguna manera de reproducir en su cuerpo aquella
sensación. Sin embargo, entre más lo intentaba, más se daba cuenta de la
infinidad de detalles que no recordaba. “¿En qué fecha exacta ocurrió? Sí, era
en junio. ¿O quizá era julio? Debió de ser entre fines de junio y principios de
julio de 1998. Pero la fecha exacta no la recuerdo. No le di importancia ¿Cómo
no pude darle importancia a ese momento tan trascendental?” Era un calvario.
Más y más detalles quería recordar y no obtenía sino más incógnitas. “¿Cómo iba
vestida Ángela? ¿Qué zapatos traía? ¿Qué ropa usaba yo? ¿Cuáles eran las
plantas que había en las macetas que había en las escalaras donde nos sentamos?
¿Qué hora era exactamente? Sí, sí, era el atardecer, quizá alrededor de 7:30, pero no estoy
seguro”.
Su
intento de recordar todo detalle no era sino un reflejo de su imperiosa
necesidad de ocupar el cuerpo de Ángela. Introducirse a ella, estar dentro de
ella. Recordaba el sentimiento en su memoria, pero ya no lo sentía, era pasado.
Era el recuerdo de una sensación, ya no era una sensación. Lo más que alcanzaría
sería una victoria que no dejaba de ser pírrica.
— No es
verdad que recordar es volver a vivir— pensó y no dejaba de sentir frustración
porque la memoria no es sino una selección de recuerdos que posiblemente no se
corresponden con lo vivido. Sin embargo, ahí estuvo Ángela y él compartiendo un
instante que para él fue inolvidable, aunque no plenamente recordable… Ya no
quiso pensar. Sabía que de continuar haciéndolo podría llegar a la conclusión
de que ese momento no había existido y que había sido sólo una invención de su
memoria que combinó elementos de aquí y de allá, para hacer memorable el acto.
Oprimió publicar y dejó que su recuerdo, real o imaginario pudiera ser
compartido por quien lo quisiera leer.
domingo, 6 de enero de 2013
De las redes sociales
Las redes sociales son algo extremadamente complejo.
Algo vertiginoso, caótico, que se mueve a la velocidad de la luz. Su presencia
en nuestra sociedad viene transformando no sólo nuestra manera de comunicarnos,
sino incluso nuestro estar en el mundo.
El mensaje es interpretado de manera activa por el
receptor. Pero el receptor del mensaje es un agente activo en varios sentidos. No
es un ente pasivo, sino un ente receptor cargado de significados y contextos
que le hacen interpretar los mensajes de determinada manera (eso ya se sabe
desde hace tiempo). Somos entes receptores activos que buscan los mensajes que
quieren recibir.
En las redes sociales el receptor puede ser alguien
a quien se le dirige un mensaje en especial, pero también puede ser alguien que
quiere recibir el mensaje y que como tal lo busca. Se Reciben los mensajes y lo
que se hace con ellos (ignorarlos, criticarlos, vanagloriarlos, rechazarlos,
acogerlos, comentarlos… las posibilidades son muchas) es algo que depende del
receptor.
Pero el receptor es a su vez emisor de mensajes. Todos
y cada uno de nosotros somos receptores y emisores activos de mensajes
codificados. Vamos empleando diferentes maneras de expresión que elijamos:
video, texto, audio, imagen o combinación de varios. Constantemente estamos
repitiendo lo que somos, lo que vemos, lo que sentimos, lo que nos importa, lo
que nos llama la atención. Pero en síntesis estamos diciendo una sola cosa “esto
soy yo”. Lo decimos de manera pública, por eso incesante necesidades de decir “aquí
estoy, este soy yo”. De la misma manera que lo hizo el hombre de las cavernas (presapiens
sapiens, como el neanderthal o cromagnon) cuando pintaban su mano sobre el muro
rupestre de una cueva o sobre una piedra. Como seres humanos tenemos esa
necesidad de dejar una muestra objetiva, una evidencia tangencial de nuestra
presencia en el mundo. Dejando manos pintadas, escribiendo mensajes, criticando,
loando, compartiendo… Pero dejamos esos mensajes que evidencian nuestro estar
en el mundo con la intención de que alguien los vea. Queremos que los demás
sepan que aquí estamos.
Así nos compartimos, así les decimos a los demás que
aquí estamos, y los demás responden “te veo” y yo también estoy aquí. La manera
como expresamos esos mensajes son múltiples y en ellos expresamos precisamente
lo que está dentro de nosotros. “Mira tengo una hija”. “Miren tengo una novia”.
“Miren mi novia se enceló porque le platicaron chismes”. “Miren hay alguien que
me está molestando y lo quiero golpear (pero no digo su nombre). “Miren hay una
chica que me gusta y no se lo he dicho”. “Miren la chica que me gusta no me
hace caso”. “Miren cómo quiero a mis amigos”. “Miren a donde fui el fin de
semana”. “Miren ahora no dormí nada (por primera vez en mi vida”. “Miren hoy
bebí cerveza”. “Miren lo que me compré”. “Miren lo que deseo”. “Miren lo que
añoro”. “Miren la película que vi”. “Miren el libro que leí”. “Miren como me
aburro en las clases”. “Miren como odio mi trabajo”. “Miren lo que está pasando
en este lugar”. “Miren como mienten los políticos”. “Reunámonos para hacer una
manifestación… una fiesta… una salida al cine… para jugar en el parque… para
amarnos… para golpearnos…” “Miren la música que me gusta”. “Miren como
pertenezco a este grupo, pues soy darketo, punketo, directioner, believer, emo,
rockero, metalero…”
Las redes sociales se convierten en un espacio
diferente al espacio tridimensional que vivimos. Las redes sociales son un
tiempo y un espacio diferente. Son un tiempo y un espacio que poseen su propia
lógica, sus propios sentidos y significados. Se convierten en extensiones del
patio de la escuela. Una prolongación del salón de clases. De la oficina, del
café… Sus reglas del tiempo carece de límites para ligar, para ponerse de
acuerdo, para discutir, para pelear y todo eso que hace que seamos humanos.
Las redes sociales implican compartir presencia,
compartir sentimientos, pensamientos, reflexiones, libros, música, imágenes.
Estos somos nosotros, con nuestro estar en el mundo, compartiendo nuestra
presencia, nuestro ser. Las posibilidades que poseen son infinitas. En términos
políticos, laborales, sentimentales, musicales, literarios, cinematográficos.
No hay nadie que esté solo. Pues siempre habrá alguien que vea cómo quedó esa
mano plasmada y sepa de estuvimos ahí. Así sea solo uno el receptor que a su
vez también dejará su registro de su presencia pintando su mano en el muro
virtual de las redes sociales.
viernes, 4 de enero de 2013
El cartero de Charles Bukowski
Con Charles Bukowski la narrativa es directa, clara, usualmente contundente. Hay a quienes les agrada su trabajo y a otros no. Sin embargo, su estilo sencillo, claro, desenfadado y muy poco pretensioso es peculiar. El calificativo de nihilista que algunos le han atribuido a su creación literaria no lo comparto. También la interpretación de que es el ejemplo de la decadencia de la cultura norteamericana me resulta poco acertado. Al menos en sus dos obras biográficas esos rasgos no están presentes. Veo más bien en Bukowski a un oportunista. Un hombre que se complica lo menos posible la vida que ya es de por sí un galimatías. Su llegada a la literatura se da en ese sentido. De trabajar en una oficina postal de Los Ángeles —con jornadas muy largas, realizando por más de ocho horas el trabajo de acomodar cartas y revistas en casillas para posteriormente repartirlas— a recibir cien dólares al mes y morirse de hambre trabajando como escritor, dice él, “preferí morirme de hambre como escritor”. Pero esto fue una decisión que se le presentó, no una opción que él buscó afanosamente. No terminó sus estudios literarios y se dedicó a trabajar, como cualquier white trash, en lo que hubiera oportunidad. Viajó por muchas partes de Estados Unidos realizando trabajos fáciles con sueldos raquíticos. Se estableció en Los Ángeles y comenzó a trabajar en la oficina postal porque lo consideró un empleo cómodo y fácil. En ese mismo sentido oportunista, acudía a apostar en las carreras de caballos. Algunas veces logró ganar algo de dinero que lo gastaba en la mejor manera que él podía: alcohol y mujeres.
La fuente de inspiración tanto en La senda del perdedor, como en Cartero, es su propia vida, donde el
protagonista es él mismo. En ambas usa el pseudónimo de Henry Chinaski, la
primera habla de su infancia y juventud temprana y en la segunda de su edad
madura. El nivel de reflexión que realizó para su infancia es muy superior a la
selección de recuerdos en los que basa el Cartero.
Si en la edad adulta sus únicos intereses era beber y tener sexo, en su
infancia está perdido, excluido socialmente, amenazado por las continuas golpizas
que le propina su padre y frustrado por las espinillas que le deforman la cara.
A pesar de eso, sus intereses ya estaban claros: sexo y alcohol.
Chinaski como cartero piensa que
el trabajo será de lo más cómodo, pero pronto se da cuenta de que no es así.
Duros horarios que cumplir, rutas larguísimas y vecinos latosos. Son frecuentes
las referencias al dolor físico, a la pesadumbre que implica la vida cotidiana,
la privación del sueño, la cruda, los mareos… ¿la salida? No existe una real,
sólo el alcohol que mitiga momentáneamente los pesares.
Las mujeres con Chinaski no son
objetos sexuales, pero se relaciona con ellas en un sentido profundamente
práctico: bebe con ellas, come con ellas, se divierte con ellas y tiene sexo.
Las complicaciones en las relaciones son algo que ya está ahí, pero no les
otorga gran importancia. Que si una lo quiere dejar, no importa, que se vaya.
Que si una lo riñe constantemente, no importa tampoco. Que si otra tiene un
deseo sexual desenfrenado, hace lo mejor posible para satisfacerla, aunque
siente que toda su vitalidad es succionada. Betty, una de sus amantes, tuvo una
congestión alcohólica y complicaciones en su salud que la llevó a su muerte.
Chinaski, después del funeral, acude al hipódromo a apostar, pues sabe que
después de asistir a un entierro tiene la mente más clara para apostar y
obtiene buenas ganancias. Que si no pudo lograr una erección debido al exceso
de alcohol ingerido, ya habrá otra ocasión en la que serán mejores las cosas.
Una de sus amantes queda embarazada y tiene una hija, pero poco después decide
dejarlo. Él le acompaña a encontrar una casa y ayuda a hacer la mudanza. Que si
se casó con una mujer texana dueña de terrenos y millones de dólares, a él no
le interesa el dinero y cuando le pide el divorcio, no hay drama, simplemente
aconseja que el nuevo amante que ella encontró no tiene buena pinta y no será
divertido.
En su trabajo, que no fue para
nada fácil ni cómodo, tiene que sufrir con la excesiva vigilancia, con horarios
de trabajo que no se reducían a ocho horas, sino que estaban llenos de horas
extras; algunos de sus jefes inmediatos eran crueles y latosos. Deja la
impresión que se siente especialmente amenazado. Pero con su fuerte carácter
los pone a raya. Todo un apartado lo dedica a las amonestaciones que recibió
por faltas injustificadas, por no cumplir sus horarios de trabajo completos…
Dolor físico, pesadumbre,
aburrimiento se contrastan con el alcohol y las mujeres. Si algo intenta
Bukowski es ser honesto. Habla directamente con su verdad: a pesar de que no
quiere trabajar, acude a su trabajo, llega tarde, en algunas ocasiones se va
temprano, intenta romper las duras reglas y el código de honor que tiene la
oficina de correos, pero dura ahí más de diez años laborando. Quiere tener sexo
y lo tiene con toda mujer que así se lo permita e incluso hubo una que pidió a
gritos ser violada y le dio gusto. No importa si es blanca, negra, mulata,
cristiana, judía, hippie, musulmana, basta que haya acuerdo para tener sexo.
jueves, 3 de enero de 2013
Reflexión de "Historia de mi vida" de Anton Chejov
Hay un cierto tipo de personas que decide
plantearse problemas que será incapaz de resolver. Y no tiene ningún problema
de vivir así su vida. Así pienso en Chéjov cuando escribió su “Historia de mi
vida”. Su personaje Misael Polosnev decide cambiar el mundo en uno más justo.
Pero no lo hace soltando proclamas ni dando consejos para que los demás
cambien. No, quiere cambiar el mundo desde su propia acción. Rechaza a su vida cómoda,
frívola y superficial de aristócrata para irse a trabajar en labores físicas.
Pintando casas, poniendo ventanas, arreglando bóvedas, sembrando, cuidando
animales. Para él eso no tiene nada de indigno, es injusto vivir las comodidades
que le ofrece su familia. No le importa ser rechazado por su padre ni por sus “amigos”.
Tampoco le importa ser rechazado por los obreros que desconfían de él por ser
de familia rica. Decide cambiar el mundo con su acción. No es ingenuo y sabe
que su acción no cambiará nada, pues es sólo una gota en el océano y a pesar de
eso, se mantiene en su vida de obrero ganándose el pan que se lleva a la boca.
No le importa que su esposa Maria Victorovna lo haya dejado, sabía que él era
para ella más que un capricho por querer cambiar el mundo de los mujiks
(campesinos). Un intento que sólo duró seis meses y ante la ausencia de
resultados, decide irse y seguir viviendo la frivolidad y la comodidad que
representaba su vida antigua.
Después
de haber leído esta novela pienso en lo absurdo que son los mensajes de la
televisión que intentan cambiar al mundo a bola de discursos. Lean 20 minutos
al día; si toma, no maneje; aproveche parte de su aguinaldo para pagar deudas y
así pueda ahorrar; comas frutas y verduras… Que absurdo son esos mensajes. Misael
Polosnev se fue a pasar hambres, frío y demás incomodidades porque no compartía
la manera en que estaba estructurado el mundo y supo que su actuar no cambiaría
nada, sólo su propia vida. Misael Polosnev, el protagonista de la novela, decide dejar su vida aristocrática para ganarse el pan que se come con el esfuerzo físico de sus manos. Su padre lo rechaza y deshereda. La aristocracia también lo rechaza, pero ocurre lo mismo dentro del grupo de los obreros. Sienten desconfianza de un noble que deja su vida cómoda para ponerse a trabajar como pintor o albañil.
Chejov en sus reflexiones considera que vive en una sociedad injusta, en la que unos pocos gozan del capital y de la instrucción y eso les hace tener una vida cómoda, pero profundamente aburrida. La mayor parte de las veces, el capital es habido por métodos no muy claros y deshonestos. Viven en trabajos de oficina del Estado sin crear, inmersos en una profunda frivolidad. Comiendo manjares y bebiendo vinos lujosos. Para esa aristocracia, existe un orden natural de las cosas. Los privilegiados viven en esa comodidad debido a que su inteligencia es superior. Mientras que los mujiks (campesinos) están inmersos en la estupidez y suciedad. Su única aspiración es beber vodka.
Chejov, a través de Misael, considera que si bien es cierta la estupidez y la suciedad de los mujiks, también es verdad que son ellos quienes tienen la aspiración de construir un mundo más justo. Un mundo en el que las desigualdades no sean tan marcadas. Misael es congruente todo el tiempo. Vive como obrero, se viste como obrero, trabaja como obrero, come como obrero. Un obrero que cree que no existe nada de indigno en que se trabaje físicamente para ganarse la comida.
María Victorovna, una joven aristócrata caprichosa y excéntrica con aspiraciones de justicia social, se divierte con su amigo obrero. Para ella es una especie de amigo exótico quien le permite rozarse con el populacho. El aburrimiento y la frivolidad de Victorovna la llevan a proponer a su amigo que se vayan a un pueblo rural de Dubechnia, donde su padre posee tierras. Se casan y se van para dedicarse a las labores agrícolas y ganaderas y ayudar a los mujiks. Construyen dificultosamente una escuela, todo para descubrir que están siendo robados a cada instante y que los campesinos no son sino unos brutos, incultos, y sucios que no les preocupa ninguna otra más que beber vodka. Victorovna se desanima y reflexiona que no han logrado ayudar en nada a cambiar las cosas. Que sus esfuerzos, después de seis meses de arduo trabajo, no ha representado sino una gota en el océano. Regresa a la ciudad. Cuando Misael se ve solo, sin su esposa, se da cuenta que todos sus trabajos en el campo carecen de sentido para él y ni siquiera los disfruta. Cae en la cuenta que sólo lo hacía para darle gusto a su esposa.
Regresa a su lado, pero ella decide irse a Petersburgo. En poco tiempo se irá a Estados Unidos y le pedirá el divorcio. En la ciudad Misael nuevamente conseguirá trabajo pintando casas, poniendo ventanas, como lo hacía, pero ahora vivirá con su hermana Cleopatra, quien decidió dejar su vida vacua en la que sus preocupaciones eran que no se consumiera mucha azúcar, guardar coles y economizar los gastos de su casa. Al igual que su hermano, Cleopatra decidió dejar a su aristócrata y déspota padre. Ahora viven los dos hermanos juntos, ella embarazada y enferma de gravedad. Tiene a su hija y poco después muere. Pero antes de morir, Misael se enfrenta por última vez a su padre para informarle que su hermana está gravemente enferma. El padre, aferrado a sus creencias, sigue en la misma resolución. Desconoce a sus hijos y repite una y otra vez que se cosecha lo que se siembra.
La vida de Misael continuará junto a su sobrina y junto a una antigua aristócrata que lo amaba. Se encuentran en la tumba de Cleopatra y caminan juntos por la ciudad, hasta que llegan a la calle de la Nobleza, donde ella le suelta la mano y desconoce. Sin embargo, Misael ya será aceptado por los obreros como uno más. Se convierte en contratista y se mantiene firme en sus creencias de que es preciso trabajar para ganarse el pan que uno se come.
domingo, 23 de diciembre de 2012
Cloud Atlas, de David Mitchell
Supe de Cloud Atlas (Atlas de las nubes) por el corto de la película que realizaron los hermanos Andy y Lana Wachowski y Tom Tykwer. En México se ha atrasado un poco su estreno que será el próximo 27 de diciembre, cuando en EUA se hizo desde octubre (con muy malos resultados en taquilla, por cierto). Quise leer la novela antes de ver la película, pero ahora estoy dudando de que esto haya sido una buena idea.
El libro es del escritor
británico David Mitchell quien intenta romper con los paradigmas de la novela.
Combina tiempos, géneros, tonos, narradores. Las seis historias que en
apariencia no tienen o es poca la relación que poseen entre sí, terminan
generando una sola novela y no un conjunto de seis narraciones. Lo que da unión
a todo el conjunto es, por un lado, la palabra,
textos pues, que terminan siendo presentados como obras literarias, cartas,
películas, entrevistas o una charla. Pero por el otro lado, los protagonistas que
dejan la impresión de haberse repetido en diferentes tiempos. La idea de la
reencarnación manejada sutilmente en la novela fue algo que Mtichell manifestó
clara y abiertamente en una entrevista en la que habló sobre su obra. Entonces
se pude decir que los personajes que aparecen en las distintas épocas son en realidad
los mismos, excepto uno (así lo refirió Mitchel en el programa
"Bookclub" de la BBC Radio transmitida en abril de 2008).
En su
apariencia objetiva, Cloud Atlas está
compuesto por seis textos diferentes: un diario de viaje, un conjunto de
cartas, una thriller policiaco, una novela tragicómica que termina siendo
película, una entrevista que narra los hechos de un condenado a muerte y una
narración verbal. Textos que cuentan historias diferentes que en apariencia no
tienen ninguna relación. La propuesta de Mitchell fue arriesgada, pero termina
redondeando bien sus historias y la relación de los personajes o la idea misma
de la reencarnación la hace el lector, si así le da la gana.
Como decía
el pegamento que une las diferentes historias que corresponden a diferentes
tiempos, son los mismos personajes. El primer capítulo es en realidad la
primera mitad de un libro escrito por Adam Ewing en 1850 cuyo título también es
el mismo nombre del capítulo “El diario del Pacífico de Adam Ewing”. Este texto
es leído por Robert Frobisher quien es el autor del conjunto de cartas que
conforman el segundo capítulo titulado “Cartas desde Zedelghem”. Estas cartas
están dirigidas a Rufus Sixmith quien juega un rol importante en el tercer
capítulo, cuya protagonista es Luisa Rey quien escribe el thriller policiaco
que forma el tercer capítulo: “Vidas a medias. El primer misterio de Luisa
Rey”. Este thriller es leído por el protagonista del cuarto capítulo Timothy
Cavendish, quien así lo refiere al final de su propia obra, la tragicomedia
titulada “El Tremendo Calvario de Timothy Cavendish”. Este texto termina
convirtiéndose en película que es la forma en la que llega a la protagonista
del quinto capítulo, Somni-451, quien narra su historia en forma de entrevista
y es registrada en una antífona que es un aparato que grava video y voz de la
entrevista. La antífona, llega al sexto capítulo con Merónima que es la
coprotagonista del sexto capítulo junto con Sachry Bailey quien narra su
aventura de manera verbal en el sexto capítulo.
La
palabra, las narraciones pues, son la memoria que une los diferentes tiempos. Desde
el título Mitchell une el texto con el protagonista en sus títulos. Los actores
se encuentran con ellas en su vida y, sin saberlo, están leyendo en realidad lo
que experimentaron en vidas pasadas. Es como si sólo fueran dos personajes los que
atravesara toda la novela, con diferentes cuerpos, sexos, nombres y tiempos.
En
términos temporales, la novela es lineal, a pesar de su intención de
circularidad. Las reencarnaciones se van sucediendo del pasado hacia el futuro.
El notario nortemaricano Adam Ewing escribe su diario desde las islas Chatham,
en nueva Zelanda temporalmente en 1850; Robert Forbisher se ubica en 1930
cuando escribe sus cartas desde Zedelghem, Holanda; Luisa Rey en Buenas Yerbas,
California corresponde a 1975. Timothy Cavendish, el siguiente personaje en la
novela no parece ser una reencarnación, sino un nuevo personaje que entra a la
historia. Se ubica en Inglaterra de la actualidad y sólo de manera tangencial
aparece vinculado con el thriller de Luisa Rey. En el quinto capítulo Somni-451
ubicada en Nea So Copros hacia el 2115 quien no se vincula con el thriller,
sino con la película de Cavendish y en el sexto capítulo Merónima porta la
entrevista de Sonmi-451 en la antífona, pero no es ella quien narra la
aventura, sino Sachry Bailey en un futuro lejano sin cuenta en las islas de
Hawaii (o como se le llama en aquel tiempo Ha-Gai). Quien es reencarnación de
quien, no es algo claro ni tampoco que importe mucho, desde mi punto de vista.
Los personajes.
Adam Ewing, un notario norteamericano que en su viaje al mar
del sur se percata de la ambición de los grupos humanos por conquistar. Esto
sin importarles la destrucción que hacen no sólo al medio, sino a otros pueblos
y a sus culturas. No ve esta ambición como algo propio de los occidentales,
sino también de los Maori quienes, junto a los ingleses, prácticamente hicieron
desaparecer a los Moriori, un pueblo pacífico, de donde proviene Autua, un
esclavo moriori quien termina salvando la vida de Ewing, gracias a que
previamente lo había protegido en el barco.
Robert Forbisher. Aprendiz de
compositor, rebelde, bisexual, desheredado por su padre quien lo considera una
deshonra para la familia. Se abre camino en la vida mediante engaños y tretas.
Así llega a Zeldeghem para intentar encontrar trabajo como amanuense del famoso
compositor inglés Vyvyan Ayrs. Después de varios malos tratos, logra ser
contratado. En la lujosa mansión no sólo trabaja junto al músico, sino que
también se convierte en el amante de Jocasta, esposa del compositor. Roba
libros y aprovecha todas las conexiones de Ayrs para darse a conocer en toda
Europa; sin embargo, Ayrs aprovecha la creatividad de su ayudante y no le da
crédito. Forbisher rompe la relación laboral. Se retira a un hotel en Brujas
para componer su sinfonía Cloud Atlas.
Obra en la que se percata de que cualquier límite o frontera, es en realidad un
falso convencionalismo. Se da cuenta también que será la mejor obra que jamás
podrá componer, se queda vacío y pierde el sentido de continuar en la vida.
Prefiere consumirse rápidamente y no de poco a poco. Sin ningún remordimiento,
culpa, depresión o sentimiento por el estilo, decide libremente suicidarse,
pues sabe que aquí ya no tiene nada qué hacer.
Luisa Rey, hija de un famoso
corresponsal que en la guerra de Corea fue el único reportero norteamericano
que adoptó el punto de vista no de su nación, sino de la invadida. Trabaja en
una revista (Spyglas) que no tiene ningún reconocimiento. Gracias a la
colaboración de Rufus Sixmisth desentraña la amenaza que representa una planta
nuclear que se construye en Buenas Yerbas, California. Su intento la hará
víctima de intentos de asesinatos y persecuciones. El mismo Sixmith será asesinado.
Es tanta la ambición de la corporación nuclear que prefieren silenciar a todos
los que le impliquen una amenaza para sus propósitos.
Timothy Cavendish, un viejo
editor que no ha logrado tener ningún autor que destaque en alguna publicación,
vive endeudado y engañando a sus acreedores. Por un trágico golpe de suerte, la
novela Sandwich de nudillos se hizo
mundialmente famosa debido a que su autor asesina en una fiesta al crítico
literario que había destruido con sus comentarios su la novela. Cavendish vive
temporalmente en la abundancia, pero nunca pagó las regalías a su autor. Los
Hoggins llegan a reclamar por el dinero que su hermano en la cárcel debía haber
recibido. Cavendish logra escapar de su reciente amenaza, pero lo hará sólo
para llegar a un asilo para ancianos que funciona más bien como una prisión.
Luchará fuertemente hasta lograr escapar ayudado por otros ancianos.
Somni-451 es un clon esclavo que
trabaja en Papa Song, un restaurant de comida rápida. Al ser una fabricada
(clon) no tiene alma (un anillo que representa dinero) y está condenada a
trabajar durante doce años seguidos hasta que logre ser “ascendida” y
posteriormente vivir libre del trabajo en Hawaii como lo tiene prometido su
corporación. Su memoria es borrada todos los días con el jabón que les sirve de
alimento. Como una fabricada está diseñada genéticamente para que no conserve
recuerdos. Su lenguaje también es excesivamente limitado, reduciéndose a lo
meramente práctico para sus funciones laborales. Sin embargo, conoce a
Yoona-939, una fabricada de 10 años, quien comienza a ”ascender” antes de
tiempo. Conserva recuerdos, aprende palabras complejas y tiene la capacidad de
romper las normas de su corporación. En poco tiempo es descubierta y asesinada.
Somni-451 también comienza su “ascenso”, pero es seleccionada por una universidad
para ser estudiada. Todo era una treta de parte de los unionistas (un grupo
“rebelde” que intenta “liberar” a la humanidad del poder opresivo de las
corporaciones). Somni-451 descubre que en realidad está siendo usada para crear
un manifiesto abolicionista que necesitan no sólo los unionistas, sino la
corpocracia para meter en cintura a algunas corporaciones. A pesar de eso Somni
sabe que su manifestó será importante y no se rehúsa a participar. Tiene
consciente que su texto “liberará” a la humanidad y pondrá fin a las
corporaciones.
Sachry
Bailey, es un joven que cuida de cabras que vive con su familia junto a los
pacíficos vallesinos. El tiempo en el que vive, la humanidad ha caído en un
retroceso tecnológico. La vieja civilización se autoconsumió en su propia
ambición de tener más y más, hasta que contaminaron al planeta y quedaron pocos
sobrevivientes. Sin embargo, hay un pueblo, los Clarividentes, que conservaron
muchos conocimientos del pasado, sin embargo, se han quedado sin espacio no
contaminado para vivir y planean, secretamente, apropiarse de Ha-Guai, aunque
sin la intención de destruir a su pueblo. No obstante, los kona, que también
viven en la Gran Isla, son un pueblo de caníbales belicosos que constantemente
amenazas a los vallesinos. Tras una larga travesía de ascenso por el Mauna Kea
junto con Merónima, del pueblo de los Clarividentes, Bailey y su pueblo sufren
el ataque destructivo de los kona. Logran sobrevivir Sachry y Merónima.
Como se
podrá ver pues, la novela trata sobre ese deseo irrefrenable de la “apropiación”
ambiciosa de los recursos y la lucha por detener esa ambición. No tiene tintes moralinos
maniqueos, y en esto el recurso de las reencarnaciones es interesante, pues un
mismo protagonista en una vida realiza acciones bondadosas y en otras se llena
de ambición y los deseos lo consumen. No hay personajes buenos ni malos, hay
actores realizando su vida de la mejor manera de acuerdo a las circunstancias.
La
ambición de poder, el deseo de poseer, terminará consumiendo al mismo mundo.
Como llegan a la memoria las palabras de Gandhi cuando señaló que “Hay
suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero
no para satisfacer su codicia.” Esa es la postura de Mitchell, pero lo ve como
algo intrínseco a los seres humanos. No me resulta para nada extraño que como
inglés haya introducido el futuro posapocalíptico. Es como si viera que
prácticamente, grabado en nuestro código genético, que somos portadores de nuestra
propia autodestrucción.
Al final
del libro, en palabras de Ewing, intenta llenarse de esperanza con un discurso
que aspira a resaltar la igualdad, un mundo donde no prive el egoísmo que es la
semilla que porta la extinción. En cambio prefiere un mundo lleno de ayuda
mutua y de espíritus generosos que se compartan y den a los demás. A pesar de
eso, no cae en ese discurso moralino plano, sino que se autocritica y se
percata de la dificultad para enfrentar la hidra de mil cabezas que somos los
seres humanos llenos de egoísmo. A pesar de eso, su postura (sabiendo de
antemano el final posapocalíptico) es que es posible cambiar al mundo con
pequeñas acciones, pues el mar no es otra cosa que una multitud de gotas.
viernes, 27 de julio de 2012
Del por qué la toma de Televisa por #Yosoy132
Estoy de acuerdo con la toma de
Televisa, es profundamente simbólica y llena de significado.
Hace unos momentos, Joaquín López
Dóriga en su noticiario nocturno del canal 2 acaba de señalar la
nota que tienen a su empresa tomada los estudiantes. Pero ni una sola
palabra de por qué lo están haciendo. Ni siquiera les dio voz para
expresar algunas de sus consignas. Es decir, la información que
proporcionó está totalmente descontextualizada
y por lo tanto alguien que no conozca los planteamientos del
movimiento social que crece cada día más, no comprenderá nada y
podría rechazar a los quejosos (un ejemplo de como las televisoras
logran poner el mundo al revés en el que se ama al delincuente y se
odia al que pide justicia).
El poder que tienen las televisoras en
México es inmenso. El poder político en su conjunto está a su
servicio trataré de argumentar esto. Asimismo, muchísima gente sólo
tiene como única fuente de información lo que dicen en sus
supuestos noticiarios. De tal manera, no sólo se da lo que han
llamado manipulación, sino que ofenden un derecho humano: el derecho
a la información diversa y veraz. Si una persona sólo se informa
con Televisa, conocerá parcialmente, de acuerdo a los intereses de
ellos (que son muchos, por cierto) los hechos. Por lo que las otras
versiones quedan ocultas e inexistentes para quien sólo se informó
con sus noticiarios.
Por otro lado, esta empresa es la única
que tiene el control del cuadrupeplay (esto quiere decir que es el
único que puede ofertar televisión de paga, conexión de internet,
telefonía fija y celular) y al hacerlo controla un mercado inmenso y
el de mayor crecimiento (que es la conexión de internet móvil, por
eso su reciente alianza con TV Azteca para poder participar en
Iusacel).
Se apoderaron además de un par de
líneas de fibra óptica que construyó el gobierno federal a través
de la CFE por todo el país (creo que suman 23 mil kilómetros) y que
Televisa adquirió dicha concesión por 884 millones de pesos, por
tal motivo los mexicanos perdimos 4,548 millones de pesos, que fue lo
que costó la obra. O sea, en otras palabras todos le pagamos la
tecnología de fibra óptica oscura que utilizará para incrementar
aún más su poderío.
¿Pueden imponer un presidente? Claro,
con el poder de cobertura que tienen en el país y con el nivel
educativo tan bajo que tenemos, claro que lo pueden hacer. De hecho,
lo hicieron. En ese contexto, no es para nada extraño que en el
juicio de impugnación que está en el tribunal electoral, para
validar o dar marcha atrás a las elecciones del pasado 1 de julio,
Televisa entró en lo que ellos llamaron “el tercer interesado”.
Como el Movimiento Progresista denunció que Televisa no actuó de
manera parcial y que benefició al candidato del PRI, ellos entraron
al juicio para comprobar su supuesta inocencia. En el trayecto
descalificaron espantosamente a Carmen Aristegui, Jenaro Villamil y
al periódico británcio The Guardian, pues fueron éstos quienes
denunciaron las prácticas parciales e ilícitas en la elección
pasada.
Por otro lado, el pasado lunes 23 de
julio Televisa se amparó para que no se dé la concesión a una
nueva cadena de televisión abierta. Una muestra de hasta donde llega
su poder. La CFC para dar su permiso de la alianza TV
Azteca-Televisa, puso como condición que no obstaculizaran la
creación de una tercera, o cuarta cadena de televisión abierta. De
lo contrario, podían quitarles el permiso de la unión de ambas
empresas. En el mismo sentido les ordenaron que Emilio Azcárraga no
podía ocupar la vicepresidencia de Iusacel, y lo hizo. Lo más
nefasto no es que lo hayan hecho, lo más espantoso del asunto es que
las autoridades les permiten semejantes desplantes de prepotencia y
vivan en la impunidad.
¿Son los jóvenes los que son Antipeña
Nieto o Antitelevisa? O ¿Peña Nieto y Televisa son antiméxico?
Tenemos derecho a aspirar a medios de
información variados. Televisa tiene todo el derecho de seguir una
línea editorial de acuerdo a sus intereses y luchar por ellos y
defenderlos. Tiene todo el derecho también de transmitir los
programas que transmite, a pesar de que muchos los podamos considerar
basura. Lo que no tiene derecho es a cancelar el derecho a la
información diversa, con medios de información alternativos y no
acordes a los intereses del stablishment. No tiene derecho a
usar un bien público (porque las ondas radiofónicas y televisas es
un bien público que nos pertenece a todos) de manera privada y que
cancele las alternativas.
Televisa, no sólo controla la
televisión pública, también controla la distribución de
televisión de paga (satelital o de cable); pero aún más también
controla la mayor cantidad de estaciones radiofónicas y de un enorme
número de publicaciones (revistas, comics, libros). O sea, en otras
palabras, Televisa controla todos los medios electrónicos e impresos
de este país.
Entonces, sabiendo esto, es cuando lo
que hacen los jóvenes al querer tomar Televisa de manera simbólica
y pacífica, ya no se ven como si simplemente fueran una bola de
locos, flojos, inconformes sin ninguna razón. La lucha que esos
jóvenes están realizando nos compete a todos y sus planteamientos
nos beneficias a todos. Pues incrementan la libertad y la democracia.
Sin embargo, habrá muchos que simplemente los descalifiquen y les
griten que mejor se pongan a trabajar y a estudiar para sacar a este
país adelante. A pesar de que están de vacaciones, muchos de ellos
estudien y trabajen... Sí, pues está claro que es más fácil
engañar, como lo ha hecho Televisa, que desengañar, como lo
intentan los jóvenes. Por eso es que vivimos en el mundo al revés
en el que amamos al delincuente y odiamos a la víctima.
P.D. Mientras escribía esto en el
noticiario de Javier a la Torre de TV Azteca sacaron la opinión de
Sergio Sarmiento quien habló de la toma de Televisa y él señaló
que los jóvenes buscan impedir la transmisión de la inauguración
de los Juegos Olímpicos. Una falsedad más absurda no puede haber.
Pero esa es la manera en que se manipula la información.
Terrible, realmente terrible.
miércoles, 25 de julio de 2012
Ya vienen las olimpiadas y los problemas todavía estarán ahí...
Me parece muy el video. Pero el objetivo sigue centrado en la elección presidencial. Eso me preocupa. Sí, estoy de acuerdo en que es un tema importantísimo. Pero hay varios problemas sumamente concretos en que están ocurriendo ahora mismo. Incluso antes de que que el tribunal defina nada. Por ejemplo, está la situación de la cancelación que dio la Suprema Corte de Justicia a la Ley de víctimas (que malamente y faltando a su palabra Felice Calderón, promovió para que no se publicara y se convirtiera en ley); otro asunto está en la compra del avión presidencial en más de 9,000 millones de pesos... Está también el asunto de la firma del ACTA que limita los derechos humanos en el uso de internet... (otra acción de Calderón que realizó ahora no faltando a su palabra pero sí faltando a las indicaciones del Congreso y de la Comisión Federal de Comunicaciones (al menos esta iniciativa el Senado la volvió a echar para abajo y ahora el ejecutivo a través del secretario de economía tendrá que explicar por qué lo hicieron). Ya comienzan las olimpiadas y muchos dejarán de mantenerse informados y participativos (espero que no sea así). La pregunta que tenemos delante de nosotros es ¿qué se hará en el caso de que el Tribunal Electoral ratifique el triunfo de EPN?
Sueño Primavera 2012
domingo, 8 de julio de 2012
Lecciones de Gandhi
En un principio Mahatma Gandhi no se planteó como un
objetivo la independencia de la India. No, su lucha la dirigió a situaciones mucho
más concretas y sencillas. Luchó contra la injusticia utilizando principios
filosóficos hindúes, particularmente el satia-graja (apego o devoción a la
verdad), lo que se traduce a una protesta no violenta. En Sudáfrica se opuso al
documento de identificación que debían portar los indios. En un acto simbólico
quemó sus documentos de identificación, seguido sólo por un puñado de indios. Pero
este pequeño acto fue suficiente para que el gobierno sudafricano
reaccionara de manera violentísima contra los manifestantes. Debido a las
críticas que la opinión pública internacional le dio al gobierno de Jan
Christian Smuts, éste decidió negociar para eliminar el documento de identificación.
Desde luego, este documento era discriminatorio y afectaba los derechos humanos.
Era un ley injusta, por eso mismo, siguiendo los preceptos del satia-graja era
preciso desobedecerla.
Ya en
la India, el gobierno colonial Inglés dirigido por la Casa Comercial de las
Indias Orientales, cobraba excesivos impuestos a la sal y prohibía a los indios
extraerla. Éste producto básico, por ley, era necesario comprarlo a las
compañías inglesas. Nuevamente Gandhi convocó al pueblo indio a desobedecer
dicha ley a todas luces injusta. En un acto también simbólico, acudió a la
orilla del mar para extraer sal, un producto básico que es regalado por la
naturaleza. Este acto se repitió en numerosos lugares a lo largo de toda la
India. Desde luego, la reacción del gobierno colonial inglés fue meterlo a
la cárcel porque estaba rompiendo una ley. Pero con ese acto Gandhi logró
demostrar algo fundamental: la ley de prohibición de extracción de sal era
injusta. La opinión pública internacional desde luego reconoció la injusticia
de la ley y al gobierno colonial no le quedó otra que liberar a Gandhi. No fue
poco lo que logró con ese acto tan concreto: con
desobediencia puso fin a una ley profundamente injusta (con todas las implicaciones
económicas que esto pudiera tener).
En el
mismo sentido Gandhi, desobedeció otra ley del gobierno colonial inglés que
señala que los indios tenían prohibido tejer y confeccionar sus propias ropas. Toda la
vestimenta que adquirirían los indios debía de ser adquirida a través de las
compañías inglesas. Gandhi se puso a tejer sus ropajes. Esto contraviniendo no
sólo la citada ley, sino también la tradición machista de la India que tenía
como acto exclusivamente femenino el tejido y la confección de las prendas.
Como se
puede ver, estos tres actos de desobediencia pacífica no estaban orientados a
asuntos abstractos, con alta complejidad jurídica y legislativa. No, eran
hechos concretos que a sí mismos se demostraban como injustos. Si bien el
proyecto de alcanzar la independencia de la India, era el faro que orientaba la
acción de Gandhi, no se lo estableció como una lucha de comienzo, sino más bien
como una consecuencia de luchar contra la injusticia. En la opinión pública
internacional, así como al interior de la India, no hubo nadie, salvo los
dueños de la Compañía Comercial de las Indias Orientales y los administradores
del gobierno colonial inglés, que no reconociera la injusticia y que la lucha que
encabezaba Gandhi era plenamente legítima.
Ahora
bien, la violencia con la que actuó el gobierno sudafricano y el británico fue
excesiva. No sólo hubo detenciones masivas, sino linchamientos y asesinatos al
por mayor. Miles de indios dieron su vida. Los que ostentan el poder no tienen
ninguna intención de ceder. El camino fue excesivamente agresivo, sangriento,
violento. El Estado, al ser la institución que tiene el uso legítimo de la
fuerza, cuando ve afectado sus intereses, acude a lo establecido por ley: usar
la fuerza para mantener el orden, el estado de derecho. Esto seguirá
ocurriendo, debemos tener muy consciente esto.
Las
manifestaciones del sábado 7 de julio pasado, aspiran a desconocer la
legitimidad de la votación que eligió a Enrique Peña Nieto como presidente. El
argumento principal es que no hubo equidad en la votación y que se sobrepasaron
con mucho los gastos de campaña, así como la compra desvergonzada del voto por
parte del PRI y del Verde. El PRD argumenta que el equipo de EPN gastó 1,817
millones de pesos, cuando el tope de campaña era de poco más de 300 millones. Sin
embargo, desde el aspecto legal, sobrepasar los topes de campaña no implica una
sanción contra el candidato, sólo una multa al partido. Así acordaron todos los
partidos políticos, incluso esto fue aceptado por el PRD, el PT y Movimiento
Ciudadano.
He
visto que algunas personas sienten desánimo desde el domingo en la noche
pasado. Guardaban la esperanza que de que el PRI no ganara la elección. También
sienten desánimo porque al IFE no lo ven actuar apegado a la ley y más bien
pareciera que actuara a favor del partido que recuperó el poder, como lo
hicieron Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota quien aceptó su derrota sin
siquiera haberse contabilizado el uno por ciento de las actas del PREP. Perdón
que lo vea así, pero esto no es ninguna sorpresa y muchos veíamos que esto iba
a ocurrir. Así ocurrió en 1988, 2000 y 2006. Esperen también que el TRIFE actúe
de la misma manera. Incluso uno de sus magistrados sin ningún elemento ya se
posicionó y negó que vayan a cambiar la decisión del IFE, o sea que no van a
ganar en la mesa lo que no ganaron en las urnas. Desde luego esta declaración
es irresponsable y no respetando el marco legal de un magistrado del tribunal.
Pero aun así no es ninguna sorpresa.
Sinceramente
para mi no es importante quien está sentado en la silla presidencial. Estoy de
acuerdo con que la elección fue comprada y que la ley electoral permite que sea
rota y que no se respete el espíritu de justicia de la ley. Sin embargo, creo
que las alternativas para romper esta situación son muy escasas y quienes
ostentan el poder, fácilmente pueden dar miles de argumentaciones legales, que
de hecho pocos estarían dispuestos a comprender, para negar la posibilidad de
la anulación de la votación.
¿Qué es
lo que queremos? ¿Qué buscamos? Parece que en el momento que vivimos, las marchas
están orientadas a exigir la anulación de la votación. El argumento, lo que ya
dije: no fue una contienda equitativa, compra de votos, gastos excedidos de
campaña. Sin embargo, no existen mecanismos legales para que se encauce esto
sin romper el marco legal. Entonces ¿cuál es la alternativa? No existe. O bien
se orientaría a romper el marco institucional que vivimos. Hay razones éticas
para esto. Quizá sí, pero un movimiento de este tipo no contaría con el apoyo
de millones de mexicanos. Además los medios se encargarían de deslegitimar a
los movimientos sociales y manipularían fácilmente la opinión pública para
debilitar las manifestaciones. Éstas sería objeto de actos represivos
violentos. Infiltrados podrían actuar fácilmente y se podría justificar la
represión del Estado. No me parece un camino muy adecuado, sobre todo porque se
carecería del apoyo de amplios sectores sociales.
En
cambio, considero que la unidad, por contradictorio que parezca, la pueda dar
EPN. Parece que ya está claro que viene una reforma fiscal para generalizar el
IVA. Es decir, para cobrarlo en medicinas y alimentos. Esto significaría un
aumento de 16% a la canasta básica. Ahí está una acción concreta sobre la que
sí podemos manifestarnos y, siguiendo las enseñanzas de Gandhi, podríamos
dirigirnos a movilizarnos para impedir una ley que es injusta. Otro aspecto en
el que podríamos movilizarnos es que todos los funcionarios públicos (desde el
nivel más bajo hasta el más alto) acudan a los servicios médicos en el ISSSTE o
en el IMSS, según les corresponda. Es decir, desaparecer el beneficio de los
gastos médicos mayores con las que se ven beneficiados. ¿Estas acciones
cambiarían al país? No, desde luego que no, simplemente lo haríamos un poco más
justo. Pero sobre todo el desgaste de las manifestaciones no sería en vano,
pues creo que sería una lucha que sí es posible ganar. Así, cuando venga la
represión del Estado, la opinión pública internacional se le echaría encima al
gobierno mexicano. No creo que haya mexicano que esté de acuerdo con estas dos
cosas que son injustas. Salvo aquellos que ostentan el poder y se ven
beneficiados por esto. ¿Qué podrían decir los medios de comunicación para
manipular la opinión pública? ¿Cómo defenderían algo que es indefendible y
profundamente injusto? ¿Habría alguien de la población de a pie que se opusiera
a esta manifestación? La verdad que lo dudo mucho. Debemos pensar en que hay
mucha gente que vota por el PRI. Sus razones son sus razones. Quizá muchos no
las pueden compartir y considerar absurdas y carentes de argumentos. Pero cada
quien es libre de elegir lo que quiera y no tenemos ningún derecho de criticar
a alguien que haya elegido al PRI, así haya sido vendiendo su voto. Para muchas
personas 1000 pesos pueden significar la solución a algunos problemas que
tienen de manera inmediata.
¿Qué
decir sobre el retraso que intencionalmente hizo Felipe Calderón de la ley de
víctimas para no aprobarla? Hay muchos actos que son profundamente injustos y
que los hemos aceptado. Parece que lo único que nos importa es la figura
presidencia, pero pensemos: en realidad quien dirige el poder ejecutivo no es
tan importante. Podemos aspirar a un país más justo, sea quien sea el
presidente.
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