martes, 21 de noviembre de 2006

Carnaval

Solo pude verlo pasar. Mis brazos no alcanzaron ni la cauda de su viento. Grité su nombre y el aire trajo palabras vacías llenas de quejosas razones. Doblé la esquina y todavía lo vi ocultarse detrás de una máscara y enfundarse en un disfraz desgarrado.
Tropezó, en su premura, con las cuerdas que sostenían la polvorienta carpa del ruinoso circo. Apresuré el paso. Crucé el pórtico que soportaba con focos quemados la palabra “Carnivàle”. El polvo se levantó con un viento reseco y frío. Salió volando mi sombrero. Cuando pude abrir los ojos un enano desfigurado detuvo mi paso. “Tu no quieres entrar aquí. Vete. Dame la espalda y vuelve tu andar. Aquí no encontrarás sino muros helados, desencanto y desolación. Vete, tu no eres de aquí. Regresa a tu mundo. No traigas tus palabras, aquí no te queremos escuchar”. Rechinó su voz como un gis reseco sobre un pizarrón viejo. Solo lo vi, no pronuncié palabra y seguí mi camino.
Ojos fundidos salían de los carromatos para mirar mi marcha. Lamentos y amenazas me perseguían. Sentía como desde la oscuridad se iban acercando gritos alienados y carcajadas amargas. La luna quedó oculta y todo fue noche.
Corrí la manta. El público silente compadecido no se movía. Las luces moradas mortecinas iluminaban sus cuerpos decrépitos y rígidos. Llegué justo en el momento en que se arrodilló temblando de miedo frente al Payaso. Miró fijamente la mano apretada y callosa que sostenía el látigo. Sí, supe que disfrutó el chasquido que hizo el látigo en su piel lacerada de años. La audiencia brincó. “Ya no, déjalo, pobrecillo”. Llantos lastimeros y desgarradores salían a una sola voz, como coro griego. “Ya no, déjalo, perdónale su culpa”. Él levantó su cara miró a su verdugo. Sus puños apretados a la altura del pecho cayeron después del primer golpe. Los volvió a juntar y a apretar, un nuevo chasquido le fue prodigado con desprecio y uno más.
“No más por hoy, sal de aquí. Pero sábelo bien, regresarás mañana. Iniciaré el espectáculo contigo”. Dijo el payaso y él corrió a su celda y empezó a limpiar un pulcro caldazo con el estómago apretado. Sus manos asépitcas pulían los barrotes con desesperación. Reía mientras relamía el piso y tallaba con su puño envuelto con el girón de su manga la invisible mancha que vio en el piso.
Abrí la puerta de su celda. Quise abrazarlo. Se arrinconó y mordió con terror el nudo de la soga. “Vete, no te quiero aquí. Vete, sé quién eres. Lárgate. Déjame aquí, mis llagas supuran pus; mis lágrimas son dulces. Mi sepulcro está listo. Déjame solo. Quiero morir en paz. Aquí está limpio, no hay nadie, sólo yo y así quiero estar. El cadalso está listo; ya comprobé la palanca, funciona bien. Pulí las escaleras y el nudo es seguro”.
Sus ojos temblaban al mismo ritmo que su cuerpo. Le tomé las manos. Quiso sacarse. “No, ya no. Estoy aquí”. Lo levanté lo miré fijamente y corrieron sus primeras lágrimas. Lo abracé y salió el bramido más claro y profundo desde los rincones más distantes de sus entrañas.

martes, 3 de octubre de 2006

Vida detenida

Las mismas calles estáticas y ruidosas se han llenado de mayo. Un mayo que ya es septiembre. Un septiembre de verano enlazado con el otoño y un sabor a polvos resecos primaverales. Las semillas envueltas en espinas llenan el ambiente y lo vuelven denso. El viento enervante invita a ser descrito y el cursor sigue rebotando estúpidamente en la única ventana abierta. Ventana silente de abismos inframundanos.
¿Es que acaso se quedó dormida la vida? ¿En su crápula olvidó continuar con su transcurrir obligado? ¿O seré solo yo? ¿Estancado en aguas podridas de fermento de huizapoles?
Semilla aferrada a una piedra inerme; coamil arado con capas de sal. ¿Bastará una inyección de adrenalina hasta el fondo de un solo golpe al corazón?
Llueve en otoño sobre las mismas calles de mayo. Llueve. O ¿será el viento quien me engaña? Allá afuera la vida parece detenida expectante a colgarse de los ojos del poeta para que la nombre.
¿Se rehusará? No lo sé. Puede ser que encienda los penates con flores resecas de belladona y haga surgir del silencio una voz.

lunes, 18 de septiembre de 2006

De la magia y la hermenéutica

Planteo mis respuestas en dialéctica con Yohualli que vive en Eltham, Londres donde el fascismo lleno de miedo se afana en seguir marginando la diferencia.
Es precisamente gracias a la hermenéutica que eso que damos en llamar la “realidad objetiva” frente a nuestros ojos se ha hecho añicos. Lo que antes eran objetos duros, terminados, inamovibles, expectantes a ser reducidos a leyes que los explicaran, han perdido su dureza, en tanto resultan ser construcciones del sujeto. La dualidad entre sujeto-objeto se ha debilitado. Sus fronteras se confunden y el sujeto no puede sino reconocer que está construyendo su objeto, que es, al mismo tiempo, el sujeto en afanosa búsqueda.
Sí, es mi mente la que se interesa por la hermenéutica, una mente racional que emplea el lenguaje, pues sólo tiene el pensamiento racional para aprehender “la realidad”, siempre como un medio limitado, pero medio al fin y al cabo. El Ser es más que razón y pensamiento; se sabe parcialmente privado de su libertad por las palabras; pero, al mismo tiempo, es conciente de que es el medio para dar sentido y orden al caos que está frente a nosotros. Pero es también la cualidad de limitación e incompletud de las palabras, por más contradictorio que esto pueda resultar, las que sirven de trampolín para lanzarse a encontrar la libertad ontológica. Porque Saussure no puede tener razón. La noche no es solo un concepto, la noche es; más allá de, night, noite, nuit, nacht, y yohualli misma, a ella le importa un bledo el apelativo con el que el ser humano la llama, porque ella es.
De acuerdo a nuestra condición humana, las verdades vienen con fecha de caducidad (y la hermenéutica en este sentido se regodea). Aunque no ocurra así para las religiones: las verdades son inmutables, eternas. Han estado ahí desde el momento mismo de la creación y sólo han esperado a ser descubiertas por el ser humano, que gracias a la voluntad de los dioses —que él mismo creó— las puede vislumbrar. Pero hay muchas religiones y muchos dioses con diferentes caras, atuendos, pareceres y tradiciones, así como un sinnúmero de formas de adorar ¿Será que hay muchas verdades? Prefiero darle la espalda a los fundamentalismos; me gusta más creer que vivo en un mundo que es soportado por una tortuga, y debajo de esa tortuga, hay otra y otra y otra ad infinitum.
Por eso, gracias a la hermenéutica dejé de estar dividido en pensamiento y alma, en cuerpo y espíritu, en razón y pasión; así, no cejo en mi empeño de abrir mis ojos para conocer en esta mi condición humana, sin pretensiones de neutralidad y envuelto en mi tradición de la cual pareciera que es imposible salir. Así, el mundo no ha dejado de ser mágico ni la noche ha dejado de embriagar a la razón; en su oscuridad le muestra sus alcances y sus posibilidades, pero también sus limitaciones y su reduccionismo.

Fuerza Yohualli que en tu diferencia has encontrado el poder de tu identidad.

viernes, 15 de septiembre de 2006

Salud por el desatino

Por mera casualidad me encontré con el blog de una chava que se hace llamar Yohualli. Me pareció muy curioso que adoptara tal nickname y que a su página la haya direccionado como Yohualli tormenta, aunque la titula como Et-am; mi curiosidad y asombro fueron en aumento cuando leo algunos posts que hizo sobre Syd Barret y Pink Floyd, a quien también yo le dediqué modesto tributo, cuando la vida se le fue más allá de sus límites.

Por un momento sentí el encuentro de una alma gemela (como si eso fuera real) y me sentí cobijado de un pequeño temblorcillo en el plexo solar. Los intereses que manifiesta tener son el shamanismo, las culturas ancestrales, la medicina tradicional, el cambio dimensional del planeta, etc. Temas que otrora para mi eran caros y que recuerdo con mucho cariño el tiempo cuando estaba empecinado en lecturas de Carlos Castaneda, el budismo, la onda new age, el shamanismo y los efectos de las plantas alucinógenas. Era un tiempo mágico el que vivía; rodeado de posibilidades supramundanas.

Llegó un momento en que mis intereses cambiaron y mis ojos se abrieron frente a una creciente complejidad que mostraba eso que damos en llamar realidad. La cultura, la hermenéutica y el lenguaje se volvieron aún más caros para mi, pero articularon lo que fue con lo que ahora es.
La mujer dice pasársela entre Londres y México; tiene desde junio que no escribe y lo más reciente que subió fue su “pequeño tributo” a Syd Barret. Muchas coincidencias unidas por La Noche Yohualli. Esa oscura, que no muestra su rostro; esa que cobija los actos de los amantes; esa que permite ver las estrellas; esa que se rehúsa a despojar de su sentido onírico, mágico y espiritual al mundo moderno. Porque por más razón que haya, siempre vendrá la noche para embriagar a la razón.

No sé si sentirme un poco menos marginado o bien, compadecerme de la marginación que vive Yohualli.

Ella escribió un poema que me gustó y que ahora plagio, o más bien, no plagió sino que copio aquí como un tributo al desatino que comparten, al menos en alguna medida, por más pequeña o grande que sea, un par de seres en este planeta.

Yohualli, la noche
la noche en cada instante,
la noche dentro de mi
la noche en el parque
la noche y un cuarto de hotel
la noche y tu cuerpo
la noche y el mar
la noche, luces rojas
la noche, yohualli
la noche y mi árbol
este es mi cuahuitl,
pero solo de noche....

lunes, 11 de septiembre de 2006

Agosto

Hay motivos para festejar. Pero agosto nunca ha sido un mes bueno para mí. Muchos de mis momentos más aciagos han ocurrido en ese mes. Quizá es el verano, estación que no tiene sentido en México. Acá sólo hay dos temporadas en el año: las lluvias y las secas y ese mes las divide. En agosto el calor no ha menguado todavía y llegan las moscas y los zancudos patones que ahuyentan el sueño. O tal vez son las lluvias que con timidez comienzan a desperezarse y no acaban por disminuir las altas temperaturas.
En agosto me han desquebrajado el mundo. O yo lo he hecho pedazos. En agosto lo he dejado todo por un horizonte igual de incierto que la caída. En agosto los pensamientos se arremolinan, especialmente en los ocasos nubosos, lilas, grises, rojos de realidades dobles en los que la línea del horizonte se eleva más allá de la tierra y se confunde con montañas inexistentes. En agosto se tuercen y desvanecen los sentidos que afanosamente voy construyendo. Agosto ha sido de partidas, de marchas, de peregrinaciones, de despedidas. Pero nunca de esclavitud con amores amancillados de rostros desfigurados y amoratados. En agosto no ha habido besos con bocas sin dientes, ni caricias de cuerpos vacíos y sin almas. A veces la libertad duele, pero prefiero el dolor que producen mis decisiones.
Desde fines de julio inicié mi vigilia. Expectante para ver por dónde saltaba la liebre nefasta de agosto. Intenté acortar las noches con Six feet under, con músicas y con lecturas de libros viejos. Cigarros, muchos cigarros y café, abundante café para mitigar el sueño que arreciaba a las seis de la mañana. Era inútil el garrote debajo de la cama; sería igual de inservible una pistola en el cajón del buró. El aumento de las chapas y broches en la puerta eran infructuosos. Todo eso lo sabía. Nada podría detener a esa liebre que en el momento más inesperado me asaltaría.
Me podría poner newager y agradecer que sigo vivo aquí en esta tierra. Que puedo ver el sol por la mañana con ojos resecos y arenosos que han permanecido abiertos toda la noche; podría adoptar mi máscara budista y creer que me llegó la iluminación al tomar conciencia de que con su vuelo errático, una monarca pudo llegar desde Canadá. O simplemente podría poner a Pearl Jam y cantar con el mismo coraje y fuerza que Edie Veder “I’m still Alive”. Pero no. Agosto es un mes aciago; igual a un nemontemi del que hablaban los mesoamericanos.
En los breves instantes que dormitaba, siempre un mismo sueño. La casa blanca, blanquísima, al borde del precipicio. El horizonte abierto no era obstaculizado por muro alguno; pero en el resto de la casa no había puertas ni ventanas. La salida única era el vacío el viento y la caída incierta. Incierta en el destino; incierta en qué habría de parar el descenso; incierta porque incluso sería posible caer hacia arriba. Volar. Pero el vuelo sería igual de incierto.
Pasaban los días de este agosto denso, pesado, cansado. La liebre no saltaba. Pensé por un momento en la posibilidad de que su fatalidad podría haberse hecho recuerdo y que había quedado plasmado con óleos resecos y quebradizos en un lienzo viejo y amarilloso. Pero por ningún motivo bajaría la guardia (a pesar de que no sirviera para nada).
Podría festejar este uno de septiembre. Emborracharme y dormir el sueño atrasado. Agradecer que agosto no haya traído nada esta ocasión, más que vigilia y que haya sobrevivido a agosto.

miércoles, 12 de julio de 2006

Un momento trascendente

Sin lugar a dudas, estamos atravesando un momento importantísimo de nuestra historia. Estamos ante un proceso que puede significar, no sólo un paso importante para el fortalecimiento y la consolidación democrática en México, sino el inicio de algo mucho más amplio: el fortalecimiento en la credibilidad y en la legitimidad de las instituciones. Un tiempo que puede quedar registrado como el que los ciudadanos contribuyeron a que, por primera vez en su historia, por encima de la ley no hubiera nadie: ni presidentes que exhortan a la unidad nacional y al mismo tiempo califican, irresponsablemente, de “renegados” (sin tener la menor idea de lo que esa palabra significa) a un sector de la población —que ciertamente no es una minoría aislada—, ni ricos empresarios que quieren imponer a un candidato y emplean prácticas ilegales para llevarlo a la presidencia, ni la elite neoconservadora que quiere exprimir a este país a costa de la miseria de la mayoría.
Podríamos ser los testigos presenciales y los agentes que velarían porque se respeten las instituciones y, con ello, provocar que el estado de derecho no sea sinónimo a una aplicación selectiva y mañosa de las leyes y a una práctica de las instituciones que sólo beneficia a quienes están encumbrados; sino que estado de derecho signifique la seguridad de tener los bienes materiales e inmateriales necesarios para llevar una vida plena, libre, segura; para decirlo llanamente, que el estado de derecho tenga como finalidad asegurar el techo, la comida, la educación, el vestido, la seguridad y la libertad, para todos; no uno que tolere la desigualdad, uno que permita que unos pocos tengan mucho y que muchos vivan en la miseria.
La cultura de ocultamiento, engaño, desconfianza e incredulidad que permea nuestro actuar en sociedad tiene raíces muy profundas en nuestra cultura. No viene al caso, en este momento, tratar de explicar este fenómeno históricamente, baste decir que vivimos más de 70 años en los cuales no se respetó el sufragio de los ciudadanos para elegir a sus representantes. No es descabellado, pues, que creamos perfectamente posible que en el proceso electoral del pasado 2 de julio, una vez más, no se esté actuando de manera legal y respetando las decisiones de los ciudadanos. Sino que se quiera imponer, por las cúpulas tradicionales del poder, a un candidato que no eligió la mayoría. También es perfectamente comprensible que no confiemos en las instituciones, ni que se aplique la legalidad, porque no existen razones históricas para hacerlo.
De ahí que los hechos que vivimos en la actualidad sean de trascendental importancia para todos nosotros, no sólo para los que se pintaron de amarillo, azul o verde, sino también para los que decidieron pintarse de otro color e incluso para quienes se inclinaron por la botarga, para los que anularon su voto y para quienes no acudieron a la casilla a ejercer su derecho.
Desafortunadamente, la clase política neoconservadora no alcanza a entender este proceso. Prefieren tener el poder a toda costa, sin importarles la transparencia, la legalidad, la credibilidad en las instituciones y la endeble gobernabilidad que existiría en caso de que no se limpiara el proceso electoral y quedaran aclaradas todas las dudas que surgieron. No, prefieren seguir infundiendo miedo a la sociedad, descalificar, negar, cegarse.
Tener conciencia de la importancia de este proceso motiva nuestra responsabilidad como actores políticos y sociales. No sólo para aquellos formalmente instituidos o sea para aquellos que ocupan puestos de decisión, sino para todos los ciudadanos de a pie, que somos la mayoría, pero que tenemos una responsabilidad mayúscula de lo que ocurra en este país, pues de nosotros depende que se respete la legalidad, las instituciones, el estado de derecho y que debilitemos la desconfianza, el engaño y el ocultamiento.

martes, 11 de julio de 2006

Shine on


Remember when you were young, you shone like the sun.
Shine on you crazy diamond.
Now theres a look in your eyes, like black holes in the sky.
Shine on you crazy diamond.
You were caught on the crossfire of childhood and stardom, blown on the Steel breeze.
Come on you target for faraway laughter, come on you stranger, you legend,
You martyr, and shine!

You reached for the secret too soon, you cried for the moon.
Shine on you crazy diamond.
Threatened by shadows at night, and exposed in the light.
Shine on you crazy diamond.
Well you wore out your welcome with random precision, rode on the Steel breeze.
Come on you raver, you seer of visions, come on you painter, you piper,
You prisoner, and shine!

Syd Barret In Memoriam


Nada opacará tu brillo ahora Crazy Diamond. Ya el manto gris que aquí todo lo cubre lo has dejado atrás, pero no sólo eso, también le infringiste razgaduras a traves de las que podemos vislumbrar algo del brillo de lo que es. Ese brillo tuyo Crazy Diamond seguirá inspirando y alimentando imaginaciones, inventivas, creaciones.
Descansa Syd, pues ahora ya ni el aire te limita.

martes, 4 de julio de 2006

Ahí están sus changarros pues

Estaba convencido de antemano. Era un republicano irredento. Lo era incluso desde el vientre; lo mamo de su madre y lo escuchó de su padre en palabras que todavía rebotaban en el líquido amniótico. Por eso, cuando se prestó a participar en el experimento en el que le leyeron la actividad cerebral mientras veía una selección de mensajes contradictorios de su don George, no era la zona del razonamiento la que arremolinara la sangre, sino una más profunda, la afectiva. Su presidente se contradecía, pero el cerebro de Jimmy no hacía el más mínimo ejercicio de lógica racional y no se percataba de la mentira. Pero lo más relevante que demostró el experimento no fue sólo que Jimmy no usara su razón cuando escuchaba al líder de su partido, sino que tampoco lo hacía cuando escuchaba los discursos del demócrata; su rechazo sentimental se encendía sólo con ver el rostro de aquel personaje.
En el experimento no analizaron lo que ocurre en los cerebros de las personas que no tienen filiación partidista, que de seguro es la mayoría; quizá es mucho suponer que la reacción es distinta. Es partir de la hipótesis de que se escucha el mensaje, que se interpreta, que se interioriza, pero que también se contextualiza, se analiza, se critica…
Horkheimer legó la idea de que la televisión es una caja estúpida que idiotiza y descerebra a quienes la ven, crea los consensos necesarios para mantener la cohesión social y la conservación del status quo. Luego, desde Inglaterra, John B. Thomson sostuvo que en los mensajes transmitidos por los mass media interviene también el receptor; es decir, quien observa el mensaje no es un cerebro vacío que asume, sin chistar, lo que se le está comunicando, sino que hay una serie de filtros intelectuales, racionales, culturales y contextuales de parte de espectador, con los que interpreta el mensaje. Quizá la hermenéutica profunda no contempló una interpretación de mensajes masmediáticos en una situación crítica, en la que los sentimientos de amenaza y temor se ciernen en las estructuras sociales.
Recién ha terminado, por fin, más de tres meses en que los medios masivos de comunicación estuvieron inundados por la propaganda política de los que querían ser elegidos para gobernar este país. Todo un festín para las compañías publicitarias y para los medios masivos de comunicación. El espacio público fue abarrotado con todo tipo de publicidad política, ya sea la televisión, el radio, los periódicos e Internet estuvieron colmados con frases pegajosas, caras de políticos sonrientes, sin corbata y con las mangas de la camisa arremangadas, como de esos ejecutivos que quieren dar la impresión de trabajar mucho. Pero no sólo el espacio público estuvo inundado. La agresividad de los políticos fue tan nefasta que invadió el espacio privado. No pasó una semana sin que por mi colonia transitara más de una camioneta portando altoparlantes con sonidos chillantes invadiendo hasta el último rincón de la intimidad. No sé cuántas veces recibí llamadas de un par de partidos políticos pidiéndome que les favorezca con mi voto. Con un buen derrame de bilis les exigí que no llamaran a mi casa.
Le creí a Castells cuando sostuvo que los comerciales publicitarios no producen necesariamente una compra; sino que más bien es una lucha por ocupar un espacio simbólico privilegiado para mantener entre la población la presencia de los productos y marcas comerciales. Analicé con cierta profundidad ese fenómeno y concluí con una risa socarrona. Pero ahora ya tengo mis dudas, quizá el temor puede producir compras de productos que realmente no se quieren y que al adquirirlos se justifica la acción con un complaciente “bueno, voté —perdón, quise decir compré— [por] el que creía que era el menos peor”. Esos votos muestras que nuestra democracia pende de un hilo, y que puede haber una enorme mayoría que prefiera una dictadura, a cambio de tener asegurado el pan y el techo. Esto sin duda es muy peligroso.
Me ha invadido una profunda incertidumbre. No creía que las campañas electorales se ganaran con publicidad masmediática. Tampoco creía que los mensajes que infundían miedo entre la población tuviera un efecto tan poderoso. Sectores de la población que yo calificaba como críticos y de mentes abiertas se fueron por una opción que ideológicamente no les es compatible. Apostaron por una supuesta estabilidad política, social y económica. La golpeada y famélica clase media, esa que soporta el peso más fuerte de los impuestos; esa, la castigada por los gobiernos conservadores es la que se alía, paradójicamente, con sus opuestos de clase social. Fueron ellos, la clase media, la que quiso creer cuando se le dijo que podían perderlo todo. Creyeron cuando les dijeron que les iban a subir los impuestos. Creyeron cuando les dijeron que se ahuyentaría a la inversión extranjera y que se perdería la democracia. Creyeron cuando les dijeron que México se convertiría en Venezuela. Creyeron cuando les dijeron que iba a perder sus pinchurrientas casas de interés social a costos de residencias, sus automóviles, los poquitos bienes que han reunido con tanto esfuerzo. Creyeron cuando les dijeron que otra opción era un peligro. Creyeron cuando les dijeron que todo iba a mejorar. Creyeron cuando les dijeron que otra opción era un peligro para el país.
¿No hubo irrigación sanguínea a las zonas donde se radica el racionamiento? ¿Fue el miedo el que triunfó? No me deja de sorprender que los profesionistas esforzados en sus trabajos con sueldos de miseria, ellos que leen periódicos, que ven los noticieros de la noche, que tienen conexión a Internet, que tienen correo electrónico y ven pornografía a escondidas en la chamba, ellos que son el selcto grupo de gente informada haya creído el discurso que infundía miedo.
Es esa clase media esforzada la que tiene prácticamente cancelado el camino hacia las altas esferas de poder económico y político y lo paradójico es que está apoyando al sector social que le cierra el camino. Es realmente sorprendente que se quieran conformar con el apoyo a los changarros, porque es lo que este gobierno y el que sigue le destina a la clase media. Eso y soportar el peso de los impuestos —ya lo había dicho, pero no deja de calarme muy hondo—. Esta clase media, producto del capitalismo es el agente político que hipotéticamente es el más dinámico de toda la sociedad, pues es el origen del movimiento, al tener necesidad de abrirse paso hacia las altas esferas de poder que se le manifiestan cerradas; pero contraria y paradójicamente apoyan al conservadurismo. Indudablemente este país es sorprendente. Las clases de historia de la primaria, secundaria y preparatoria nos pasaron de noche. Porque esa historia, la oficial, la que aprendemos en las escuelas, tiene una orientación profundamente liberal y explica como durante el siglo XIX la emergente burguesía de este país luchó para quitar el poder a los rancios cotos de poder conservador de este país, pero lo que no se dice es que esa misma clase liberal es ahora la conservadora, pues se alimenta de la falta de movimientos, de la conservación del stablishment tal cual está.

lunes, 3 de julio de 2006

Charco turbio

Fueron poco más de 7,200 seleccionadas aleatoriamente en todo el país. Un selecto grupo de científicos, con reconocimiento internacional, mediante complejísimos cálculos matemáticos, socioeconómicos y demográficos decidieron lo más cercano a una síntesis de la heterogeneidad.
— El resultado rápido no permite ver una tendencia clara.
— Pero sí puedo entender que hubo empate, sí puedo entender que 36.37 y 35.40 representan una diferencia de menos de 400 mil y que se necesita contar uno por uno los papeles, para tener un resultado definitivo. ¿No me puede decir eso?
— Prudencia. Mejor después les digo. No coman ansias. Vamos a vaciar en las mesas las cajas y a hacer montoncitos los papelitos.
— ¿Es muy grande la mesa?
— No, bueno, van a ser varias mesas. Tenemos un grupo de trabajadores muy profesionales que realizará la tarea con especial cuidado y completa imparcialidad.
— Uno, dos, tres…
— Oiga, y ¿Cómo pa cuándo?
— Pos el miércoles es muy poco tiempo. A lo mejor el viernes… Cuatro, cinco, seis…
— Oiga pero ya se están manifestando algunos como triunfadores.
— Siete, ocho, nueve… Pos ¿qué quiere que haga? yo les dije que no lo hicieran, pero no me hacen caso. Sea como sea, lo que yo les diga será la última palabra… Diez, once, doce…
— ¿Y si sus palabras tienen el mismo efecto que lo que le hace el viento a Juárez?
— No, no puede ser. Yo soy la máxima autoridad. No se preocupe. Mejor ya déjeme contar.
— Pero no le hicieron caso. Uno dijo que “exijo” y el otro que “va a corroborar”. Luego, estuve viendo en Internet que tal porcentaje, y más al ratito que tal resultado. Cambiaban las cifras, pero no las diferencias. Hasta en la madrugada ví que se movieron tantito y ahora en la mañana la cosa está más peliaguda.
— Sí, le digo que no se puede decir todavía nada.
— Oiga, pero no me contestó por qué no había dicho las cifras. Todos queríamos escuchar eso. Numeritos. Tanto para Fulano, tanto para Zutano. A continuación me explica porque no puede determinar un resultado definitivo. Le juro que puedo entender eso. Sí me cabe en la cabeza que el resultado fue tal, pero no es, por ningún motivo, definitivo, porque hay necesidad de contar papel por papel otra vez, para no cometer errores.
— Pos eso fue lo que les dije, sin mencionar cantidad alguna. No me puedo permitir ser imprudente.
— Y hablado de imprudencias. Los números son muy fríos ¿verdad?
— ¿Por qué lo dice?
— No, es que estaba sacando cuentas… Ire, según dice usted, hubo una participación de casi 60 por ciento, ¿eda? Entonces, eso, según yo, viene a ser poco menos de 40 millones. Luego, de esos que fueron los que se pintaron el dedo café, sólo 14 millones, más o menos, son los que van a componer “la mayoría”. Es decir, ni un quinto del total. O sea, ni un quinto. Por otro lado, es muy significativo que casi el 2.15 por ciento se haya inclinado por “ninguno” y el 0.73 por “otro diferente a los enlistados”. Si los sumamos casi forman el 3 por ciento, del total, o sea alrededor de 1 millón 200 mil, que no es poca gente.
— Así son las democracias modernas.
— Sí, es verdad, nadan en un charco de legitimidad bastante turbio. Pero eso sí, mal dicen que ganó Fulano, se presenta en la tele y saca sus mejores palabras y se pone bien incluyente: “que vamos todos para acá… que un voto de confianza… que dizque concordia” —es bonita la palabra, ¿eda? “Concordia”, un solo corazón—. En fin, la gente sigue en su trajín cotidiano, nomás viéndolos en su pedestal, sin báculo.
Esperaremos nuevamente seis años para que el espacio público se llene con frases pegajosas y vacías que hartarán hasta el más paciente. Ellos recordarán otra vez que su labor es convencer de su opción, pero nada más.
— Ey, le digo que así es. 225, 226 227…
— No me estaba escuchando ¿verdad?

viernes, 12 de mayo de 2006

Los migrantes y lo políticamente correcto

Lo políticamente correcto usualmente es bien visto. O mejor dicho no es visto, por que tiende a ser la media en las relaciones sociales, es decir lo que comúnmente hace la mayoría; lo que resulta visible es lo políticamente incorrecto.
El día primero de mayo fui políticamente correcto: no compré nada de procedencia gringa, y para asegurarme de no caer en la tentación preferí no comprar nada; salvo unos faros que se hicieron necesarísimos cuando llegó la noche. Visité algunos establecimientos de franquicias gringas como McDonlads, KFC y Wal-Mart para ver qué tanto se habían perjudicado por el boicot, acá de este lado. Pero al menos desde fuera no pareció afectarles mucho. Todos tenían clientes. Lo mismo ocurrió en el Starbucks, cuya sucursal de Terranova y Pablo Neruda estaba atestada de los típicos niños y niñas bien de la zona bebiendo Frapuccino Caramel o su café latte helado. Me interesaba saber el efecto económico del boicot. Pero no fue cuantificado en nuestro país. Del otro lado, se habla de 12 millones de dólares, de un montón de negocios que cerraron por la ausencia de los trabajadores, otros tantos que estuvieron funcionando a medio gas, con la mitad de los trabajadores.
No creo que el resultado haya sido una novedad, ni tampoco creo que las autoridades gringas no sepan lo que económicamente representan la mano de obra barata que aportan los migrantes, ni que su nivel de consumo sea importante para la economía de aquel país. Tampoco creo que los gringos quieran deshacerse de los migrantes. Más bien todo lo contrario. Quieren reafirmar su autoridad en tanto tienen la capacidad legal de expulsar a todo aquel que llega a aquel país sin papeles, con lo cual los mantienen en la clandestinidad, cosa que resulta económica y políticamente muy redituable y de paso se evitan lidiar con una serie de problemáticas de atención social.
Es sorprendente la convocatoria de la comunidad latinoamericana en Los Yunaited. Las marchas multitudinarias se dieron no sólo en ciudades como Los Ángeles y Chicago, donde la población morena del sur del río Bravo es numerosísima; sino también en Dallas, Nueva York, Washington… En algunos partes, como Nueva York, la marcha se vio enriquecida por el sector musulmán e irlandés. Los lectores de las noticias hacían referencia a que esa marcha era tan importante como la encabezada por Martin Luther King cuando los afroamericanos (buen apelativo para seguir con lo políticamente correcto) tomaron las calles del Deep South y del este de los Estados Unidos para reclamar sus derechos humanos.
Las imágenes que transmitió CNN fueron muy elocuentes. Las banderas que más abundaron fueron las de las barras y las estrellas y las mexicanas. A ojo de buen cubero, mi impresión fue que las primeras fueron más numerosas. Las pancartas de repudio a la reforma esa que está entrampada en el senado fue de las más socorridas. También pedían amnistía. ¿Amnistía? Sí. Pero no entendí cabalmente de qué, pero ese era el reclamo. Los gritos de los manifestantes tampoco los entendí (al menos los que pasaron en la televisión). Gritaban “sí se puede”. ¿Sí se puede? ¿Qué es lo que sí se puede? ¿Que les den la green card? ¿Que se permita la libre entrada a los latinos? Honestamente no entendí.
Es claro que lo políticamente correcto es apoyar a los migrantes. Son ellos los subordinados, los que arriesgan sus vidas para encontrar una “mejor vida”, allá en “El Otro Lado”. Es también políticamente correcto apoyar el multiculturalismo y la tolerancia sexual, racial, cultural, política y todas las tolerancias que pueda haber; también la libertad de prensa (aunque no se tenga bien claro qué significa eso, ni las consecuencias que ello tiene); la educación básica, gratuita, laica y obligatoria para todos (aunque tampoco se haya meditado cabalmente el sentido y los resultados que produce). Tratar de argumentar algo en contra o simplemente tratar de proponer algo diferente con respecto de estos preceptos mágicos pararía de pestañas a más de uno. Cualquier comentario al respecto sería políticamente incorrecto y por demás notorio.
Insisto en que participé en el boicot, pero me percaté de que el anhelo de los migrantes es ser gringos, o algo diferente, tal vez una nueva nación (que ya cuenta con sus mitos de origen como Aztlán, los símbolos identitarios como Zapata, la Virgen de Guadalupe, caballeros águilas con coloridos penachos, y ellos mismos: el cholo y la chola). No obstante, su identificación con el American way of life es insustituible. ¿Estaremos presenciando las primeras manifestaciones del surgimiento de un país, cuyo idioma oficial sería el espanglish?
Ya lo dijo Marx con suma claridad, el trabajo es lo único que produce riquezas, y con el fenómeno de los migrantes estamos apoyando la salida del bien más preciado con el que cuenta este país: la mano de obra. El presidente Fox se ha esforzado por discutir con los gringos el asunto de los migrantes, pero para aliviar ese problema ¿no se podrían intentar otras alternativas? Los empleos en México crecen cada día más, es un hecho irrefutable. El problema es que los empleos son de economía informal. Cada día hay más gente dedicada a vender en la calle chácharas de China o copias piratas.
No intento hablar de un país ideal. La gente sale porque acá no encuentra empleos. Los profesionistas, cada día más numerosos, no tienen espacio laboral para colocarse. Aquello de que si quieres ser alguien en la vida, estudia, ya pasó de moda. Cursar una licenciatura no garantiza laborar como profesionista.

Entonces, quienes se van quieren ser gringos y batallar por el American Dream; nos solidarizamos con ellos desde este lado. Apoyamos un fenómeno que realmente es para darnos vergüenza: la incapacidad de la economía nacional de mantener a su población; la incapacidad del Estado de mantener la seguridad económica de su gente. Y por otro lado, apoyamos a un sector importante de la sociedad que ya no quiere ser mexicano.
Lo políticamente correcto era apoyar a los migrantes y manifestarse en contra de los Estados Unidos, pero ¿en que nos opusimos a ellos? Fuimos políticamente correctos sin saber bien qué efectos tenía eso.

viernes, 28 de abril de 2006

Boicot anti productos gringos

No creo ni siquiera tener la categoría de consumidor, muy a mi pesar. Disfruto horrores la tecnología: los televisores LCD, la música en alta definición, las películas en dvd escuchando su sonido envolvente en el hometheatrer con sistema DTS, mínimo, aunque sería un sueño hecho realidad tener el THX. Estoy esperando a que empiece a comercializarse el PS3 para decidir bien entre éste o el Xbox 360, porque la guerra entre los formatos del Blue-Ray y del HD-DVD que usarán respectivamente las consolas va a estar peliaguda. No tanto por los juegos, sino por los formatos de las películas.

Desde luego, Phillips Morris me tiene en su lista de clientes preferidos. Al menos tres paquetes, no cajetillas, aclaro, de Marlboro es mi consumo mensual. También The Coca-Cola Company está contenta con mis compras. Y a pesar de que no es muy cool hacerlo, me bebo un frasco de Nescafé al mes.

Wal-Mart es a donde acudo a hacer la despensa. La facilidad de encontrar estacionamiento y la rapidez de sus cajas es lo que me gusta de ellos. En términos de productos es casi lo mismo en todas las cadenas de supermercados. También suelo acudir a CostCo a comprar consumibles de lavadora y baño. Sale más bara ¿qué se le puede hacer?

El café de Starbucks me gustó, pero no me volveré a parar a uno de sus locales. Es muy caro, pero eso es lo de menos; me parece inconcebible y por demás discriminatorio que no permitan fumar en una cafetería. Nunca he ido a un McDonlads y no pienso cambiar eso. Las hamburguesas de Burger King están sabrosas y las como al menos una vez al mes; KFC ya no me gusta como antes y no hay uno cerca de mi casa. Soy más bien de tacos (tripa, labio, lengua y birria son los más acostumbrados) y de tortas ahogadas, aunque reconozco que son pocos los puestos que mantienen buena calidad. Me he llevado sorpresas muy desagradables en las de atrás de Sear’s; las Chukis ya bajaron mucho su calidad y lo mismo le ocurrió al Chacha, aunque sus tacos dorados de papa con buche siguen manteniendo su buen sabor. En las Famosas tienen muy buena salsa y su birote es para mi gusto el mejor del mercado, aunque me desagrada que le pongan col, en vez de lechuga a los tacos.

Ya no uso los 501, pero sigo en la onda Levi’s, aunque ahora mis preferidos son Docker’s y Silver Tab. Se ven bien con mis botas Cat o Doctor Martin y también combinan bien en mis tenis Adidas o Nike (también tengo mis guaraches de llanta de cuatro correas, pero sólo los uso cuando hace calor y quiero que se me ventilen mis piesesitos). No están para saberlo pero mis boxers son Friut of the Loom y mis calcetines son Wilson, mi piel es delicada y sólo me siento a gusto con telas de algodón; en playeras no hay más que Abercrombie & Fitch, Old Navy y Squalo. En Shorts me gustan también los Squalo y los FUBU.

El 1 de mayo, fecha de grave memoria, viene el acuerdo para realizar el boicot a los productos gringos en apoyo a la población migrante que vive en los Yunated. Es buena idea; hacer perder unos cuantos dólares a las grandes compañías norteamericanas. Será como quitarle un pelo a un gato, pero aún así me pienso solidarizar con esta causa. Lo que no entiendo es si tampoco hay que ver la televisión, o conformarse con Televisa y TV Azteca, siempre y cuando se le cambie cuando pase un comercial de un producto gringo y no se vea ninguna serie ni película gringa. ¿Se vale comprar los cigarros desde un día antes? Como cuando viene una fecha con ley seca y se ponen a enfriar las chelas desde un día antes… ¿No hay bronca si compro un dvd pirata? Les aseguro que sólo el disco, tanto de copia como el copiado será gringo; bueno también lo será la marca de la máquina donde se haga el proceso de quemado, pero en el interior de la PC hay un montón de piezas que se fabricaron en países como México, China, Singapour… Está bien. No compraré nada. Lo prometo. Iré a desayunar a los tacos de con el Chino y como no vende Pascual Boing, Chaparritas el Naranjo, Barrilitos ni agua de horchata, llevaré mi propia agua de tamarindo, por ciento mexicano en un jarrito de Tonalá. De perdis perdónenme que el agua sea Bonafont (ah pero esa es marca es de Suiza, entonces no hay bronca). En la tarde me voy a echar un ceviche y unos camarones de con el Negro (ahí la bebida no hay bronca, porque sí vende aguas, aunque las prepara con Santorini que es de Pepsi Co. Ni modo) y en la noche iré con doña Yuca por unos de tripa… Ni siquiera beberé mi respectivo Nescafé, prepararé uno con grano de Nayarit que compre en Pure Coffee.

La despensa la haré el 2 de mayo, tempranito, porque el refri ya está completamente vacío. Pero ¿al menos sí puedo escuchar música? Ah no, ¿se trata sólo de compras nuevas verdad? Entonces no me siento culpable.

Ese primero de mayo lo voy a pasar en la calle, voy a pasar por algunos establecimientos de productos gringos para verificar el nivel de solidaridad de este boicot en la zona metropolitana de Guadalajara. Ya escribiré algo al respecto…

martes, 28 de marzo de 2006

Vuelos posibles

Para el Panzoncito

Sintió que volaba convertido en avión. Él cree posible volar y no sólo en sueños. Por más que su madre le explica que él es un niño y que no hay manera de convertirse en una máquina voladora, no deja de creerlo como posible. “En tu corazón corre sangre y tus brazos tienen músculos, huesos y no son alas de metal. Tu nariz no es una hélice”. Mas la posibilidad de los vuelos sigue ahí. ¿Cómo no creer lo que está sintiendo? El vértigo en el estómago, su cara, sus brazos y sus piernas todavía heladas por el viento. ¿Cómo no despertarse en un sobresalto al ver correr el mundo desde el cielo, por encima de los árboles y los cerros azulados?
A pesar de la distorisión de sus lágrimas, puede ver sus brazos, los palpa y se asegura que no sean alas; pero todavía siente la rigidez y el frío del metal; la fuerza del motor en su estómago. Los techos de las casas volando entre la oscuridad de la noche y las lucecitas amarillas de las calles. Y el sobresalto, el temor de caer; el horror de no encontrar la ruta de regreso. “¿Me voy a volver en convertir en avión Mami?”
La lucha contra los temores terminará estrangulando tu imaginación. Te sentirás más seguro. Aprenderás a restringir las posibilidades hasta que el mundo se vuelva un lugar calmo. Después sabrás que es imposible volar y que no hay manera de que los niños se conviertan en avión. El mundo se volverá un lugar estático, apacible, con las fronteras bien delimitadas entre lo que es posible y lo que no.La caja de cartón dejará de ser el rincón de las aventuras, donde viajabas por el tiempo, y ni siquiera recordarás tus visitas el circo de Dumbo, a la Fábrica de Monster Inc.
La caja” Será sólo una caja vacía de papel rígido color café y ya no la máquina con la cuál bajabas por las montañas nevadas junto a Mulán; ya no podrás trepar por los árboles ni disfrutar el calor y la humedad de la selva con Tarzán…
Sin que lo notes el mundo quedará cubierto con una cortina gris. Pasará el tiempo e incluso llegarás a pensar que ya lo has visto todo y no volverás a recordar aquella noche en que viste y sentiste como un avión volador.

sábado, 25 de marzo de 2006

Un penny para Guy

Remember, Remember the Fifth of November
The Gunpowder Treason and Plot
I know of no reason why the Gunpowder Treason
Should ever be forgot

Creer ser libres sin realmente serlo. Vivir en la deliciosa apariencia de hacer lo que se quiere cuando no se es sino una batería que alimenta la maquinaria. La explosión del parlamento o de la Casa Blanca, las Twin Towers y el resquebrajamiento del poder. La utopía. The Empire y la abstracta masa que resurge para reclamar lo que originalmente fue, es y ha sido suyo desde siempre. La masa, ¿qué cosa fuera..? Todos con el pasamontañas de Marcos, porque todos somos Marcos. O la máscara de Guy Fawkes, pues también todos somos Guy.
George Orwell con su 1984, Aldous Huxley con Un mundo feliz; también Goerge Lucas con su THX e incluso The Wall de Pink Floyd. El tema ha sido recurrente. Ahora se remota en V for Vendetta, la película más reciente de los hermanos Wachowski, basándose en el comic homónimo de principios de los ochentas de Alan Moore (guión) y David Lloyd (dibujos).
Por sobre todo, V for Vendetta es una película valiente. Recuerda y pone a discusión —en este tiempo de atentados terroristas, de revisiones exhaustivas en los aeropuertos y de los prejuicios raciales— el tema de la conspiración del 5 de noviembre de 1605 para hacer explotar al parlamento inglés y asesinar al anticatólico rey Jaime I, en la que participó Guy Fawkes. ¿Terrorismo? Todo depende de quién lo esté definiendo. ¿Heroísmo?, depende de la trinchera desde la que se esté para calificarlo. Todo es relativo. Los hechos en sí mismos carecen de significado. Es el sujeto quien les atribuye significados y sentidos a los hechos.
Para mantener el control no requerimos de panópticos, ni de cámaras voladoras que todo lo ven, tipo Aeon Flux, ni del ojo omnisciente orwelliano del Big Brother. No es verdad que el límite entre la vida pública y la privada se haya desdibujado; el asunto reside en la conciencia. El núcleo de este problema es la internalización subjetiva del estado. El autocontrol y la autorrepresión emergen desde la conciencia que dicta las conductas políticas, sexuales, sociales, privadas… no de un poder represivo externo. No hay un poder que todo lo controle, no hay una conciencia omnisciente que esté manejando los hilos. El poder sólo reside en el ojo de quien lo observa y en el pensamiento de quien lo resiente. Ese es el centro desde el que surge la ensoñación de esta dulce “libertad”. Ese es El Logro de la modernidad. “No es la gente quien debe temer del gobierno, es el gobierno quien debe temer a la gente”; por eso se requieren de explosiones simbólicas que remuevan las estructuras mismas del pensamiento.
Guy no pudo encender la mecha para iniciar la explosión. Terminó colgado en la plaza frente a una audiencia enardecida. Pero las ideas son a pruebas de balas. Símbolos massmediáticos que algunos temen. “Pueden creer que los Wachowski están incitando a la rebelión”; es más rebelde aún The Matrix, aunque es más abstracta. Después de todo, es sólo ficción.

lunes, 27 de febrero de 2006

Otro de los bicles

Pero más allá de sus negocios, el White Album según los mismos bicles, salvo Paul, es un disco de individuos. En este LP Harrison contribuyó musicalmente más que en cualquier otro. Lennon lo describió como “era yo con una banda detrás; era George con una banda detrás”. No obstante, el yogui Harrison se expresó del disco como “el álbum tenso”. Bueno, al parecer no le gustó mucho a sir McCartney que hubiera tantas contribuciones de los demás (especialmente de Harrison que compuso cuatro canciones) y alegaba que era necesario hacer más cosas “en grupo”; de acuerdo con Lennon eso significaba más contribución de Paul.
Por su parte, Ringo precisaba del cariño de sus compañeros. Estuvo a punto de salirse de la banda. Habló con John y con Paul para expresar sus sentimientos. El joven necesitaba que sus compañeros le externaran lo que sentían por él y por su música. Los dos líderes trataron de tranquilizarlo y convencerlo de su importante rol en la banda, mientras que George, al día siguiente de estos eventos, llenó de flores el estudio de Abbey Road y con eso Ringo dejó de hacerla de tos.
Según algunos entendidos en la música, la batería de Ringo es muy fregona. Dijo alguna vez el pelón de Phil Collins que el beatle que era uno de los mejores bateristas del mundo. Yo la mera verdad no sé, porque me parece sencillo lo que hace y a pesar de que alcanzo a apreciar que mantiene un constante contrapunto en las rolas, no me alcanza a cautivar.
“Revolution 9” que prácticamente no le gusta a nadie, a mi me resulta divertida; es del todo experimental. No tiene sentido y no es necesario quebrarse la cabeza tratando de encontrárselo. Es sólo un experimento de sonidos, voces y un trabajo de edición sin ton ni son. Hay quien quiere ver que “Revolution 9” es la influencia muda de Yoko Ono sobre Lennon. La exposición de la artista japonesa, donde John ve, después de subirse a una escalera, el mensaje “Yes” pegado en le techo con unas letras pequeñísimas, les hace creer eso. Pero a mi se me afigura que el Beatle ya traía esas ondas desde antes y con Yoko se atrevió a sacarlas. Lennon le escribió “Sexy sadie” al Maharishi. Se tomó muy a pecho que el “guía espiritual” se hubiera acostado con una de sus alumnas y que a él no lo dejaran echarse unos tlapehues ni fumar porro.
Ya no querían las aglomeraciones que tuvieron cuando empezaban. Ni siquiera volvieron a presentarse en el Ed Sullivan's Show. Sólo enviaban sus videos promocionales para que los transmitieran en el programa aquel (dando así origen a lo que posteriormente sería MTV); ni volverían a presentarse en conciertos. Ya no más Shea Stadium ni presentaciones públicas en USA. Eran rockstars y no necesitaban de semejantes maratones e incomodidades de los tours para vender sus discos.
Yellow Submarine (Apple, enero de 1969) originalmente estaba pensado para ser el soundtrack de la película del mismo nombre. El lado B es una serie de composiciones orquestales de George Martin (que molestaron a todo el mundo); quisieron cambiar la edición para que sólo hubiera canciones de ellos, pero al final no lo hicieron. Este disquito tardó mucho en salir. No podían ponerlo en el mercado cuando todavía varias piezas del White Album seguían en primer lugar.
Como no andaban bien las cosas entre ellos, no tuvieron la paciencia de hacer las voces de sus personajes, aunque ellos alegaron ser muy malos actores y que por eso prefirieron dejar que otros hicieran sus voces. Los doblaron y al parecer nadie se dio cuenta. Yo lo supe hasta hace muy poco tiempo. El típico humor inglés de ellos quedó bien reflejado y lo más interesante del caso es que el Yellow submarine se ha convertido en una película para niños. Los papás ponen a sus hijos a verla para evitar el Ritolín y lo irónico del caso es la fuerte inspiración del LCD que se maneja a lo largo de la historia. Ah mi querida Lucy en el cielo con diamantes…
Como sea. La orquestación que presentaron fue muy buena y cada vez incorporaban más cosas. No dejaron de crecer musicalmente y a pesar de que George Martin haya hecho de las suyas, los muchachos de Liverpool no dejaban de incorporar nuevas cosas en sus creaciones. Aunque ya los Bicles se veían en una seria debacle aderezada por egos enormísimos, pudieron producir algo tan hermoso como “All you need is Love”. Digo, ya no se trata de canciones melosas y cursis que hablan de lo que se siente por la pareja. No, se trata del amor como concepto universal. A fin de cuentas “There's nothing you can do that can't be done”.
No dejo de pensar en que eran tiempos rebonitos aquellos finales de los sesentas. Lo más curioso del caso es que vivían el apogeo de la guerra fría. La guerra de Viet Nam y luego Corea. La invasión soviética a Yugoslavia, el asesinato de un montón de gente en las plazas de Tlatelolco y de Tiananmen y aquellos cantando All you need is love.
Musicalmente fue sin duda una explosión de creatividad. Bob Dylan con su guitarrita y su armónica hacía vibrar a la juventud angloparlante y un poco más. En América Latina Inti Illimani y Mercedes Sosa marchaban con el pueblo chileno y argentino, respectivamente, hasta que los exiliaron; Silvio y Pablo desde Cuba cantando las bondades del socialismo y de la Revolución; Jimmy Hendrix demostrando al mundo lo que se puede sacar de la guitarra, Pink Floyd todavía con Syd Barret; Led Zeppelin, The Rolling Stones, Joe Cocker, la loquísima y amadísima Janis Joplin hacían sus propuestas musicales con el menor grado de tomarse en serio. Sin duda se abrió una dimensión espiritual insospechada. No peleaban contra el stablishment, sino que simplemente lo ignoraban, lo desestructuraban creando uno nuevo que quería regirse por el “peace and love” (aunque nadie iba a producir la traga, but ah what you gonna do?, let’s not be worry…). Las jóvenes yugoslavas levantaban sus minifaldas para mostrar sus encantos a los soldados rusos inmóviles y les daban un beso; no intentaban luchar contra los tanques, ni quitar las armas al ejército rojo; sólo metían flores en los cañones. Que ingenuidad tan más hermosa. Hasta era posible creer que era posible…
Luego vino Woodstock que daba la bienvenida a la Era de Acuario (no sé qué signifique eso, pero se escucha rebonito); todo un fiasco económicamente hablando, pero la raza se la pasó cachetonamente con sus ácidos y escuchando a los grandes del momento. Sin duda fue la cúspide de aquel Love power, de ahí en adelante inició la bajada. El varo predominó, cosa de la cual ninguno renegó.
¡Por dios, los Bee-Gees! y la música disco de principios de los setentas. Buah. El triunfo de las disqueras… Pero de eso no quiero hablar. Aquí se trata de los bicles que ya venían en debacle. Abbey Road (Apple, septiembre de 1969) es ya un trabajo marcado por enormes diferencias. George Harrison se la pasaba mejor con sus cuates en San Pancho. Le importó un bledo perder varo por Woodstock. Llevó a Raby Shankar y trabajaba en sus rollos. Tuvo sus fuertes diferencias con Sir Paul. Lennon llegaba al estudio en su Roll Royce vestido de blanco y acompañado por Yoko. Ya no se la pasaban bien grabando, se boicoteaban mutuamente; no obstante pudieron proponer cosas tan hermosas como “Here comes the Sun” y “Something”. La portada del disco (la famosísima toma de ellos caminando por la calle rumbo al estudio que tantas veces ha sido imitada) es una muestra de que ya no formaban un grupo. Era individuos caminando su propio rumbo. Lennon ya había sacado sus dos primeros discos como solista los Unfinished Music I, II y en diciembre de aquel año realizaría el famosísimo concierto por la paz en Toronto. Ya eran más importantes los proyectos individuales que los bicles en sí.
Las cosas no iban bien en su compañía disquera Apple y como no tenían un manager que se encargara de los aspectos legales y del varo, la responsabilidad la quiso tomar Paul, pero los demás no confiaron en él. Ah cochino dinero. Creo que ya no lo necesitaban, pero es un hecho que el dinero nunca sobra y la ambición de poseer nos termina poseyendo.
Let it be (Apple, mayo de 1970) que contiene “Across the Universe” y la homónima me parecen fantásticas (es más casi lloro). A poco no es precioso aquello de

Sounds of laughter shades of life
are ringing through my open ears
exciting and inviting me
Limitless undying love which
shines around me like a million suns
It calls me on and on across the universe

Pero como dijo la Oracle. “Every thing that has a beginning it has an end”. Vino el concierto en el techo del edificio de Apple después de que regalaron todos los productos de su tienda que tenían en existencia y ya no hubo más bicles juntos. Bueno hace poco sacaron la de “Free as a bird” que está muy bien. Pero los bicles acabaron a los bicles. Como lo dije antes, eran sólo músicos metidos a bussinessmen, en lo cual tampoco les fue nada mal.
De marzo de 1963, año en que salió Please, please me a Let it be sólo pasaron siete años. Tiempo en el cual los muchachos de Liverpool crearon toda una revolución en la música y en la cultura pop que sigue aún ahora constantemente inundándos por todos los medios masivos. A partir de ellos podemos hablar de massmedia y no antes pero lo más fantástico de todo eso es que hablaban del amor y de la buena ondés, en un tiempo donde era importante y significativo hacerlo. Curiosamente ellos fueron hijos de la moralina generación de la posguerra, mientras que a su vez, como buenos hippies, fueron padres de la generación grunge que ha perdido todo sentido de la existencia.

miércoles, 22 de febrero de 2006

De los Bicles

Paul McCartney dice al final de The Beatles Antology que se enorgullece de que la mayor parte de las canciones del grupo de Liverpool hablaran de cosas positivas. “All you need is love”, “With a little help form my friends”, son dos que representan un buen ejemplo de ello. Desde luego “Across the Universe”, “Yesterday” y “Let it Be” son excelentes y su mensaje intentó infundir esperanza y buena ondés para todos. Años después el gran John Lennon le siguió en la misma onda. Cómo no citar aquí “Imàgine”, con su tremenda frase de “Above is only sky”, que bien se le puede atribuir a Nietzsche por su fuerte contenido de materialismo y falta de miedo y despreocupación por todo lo ultramundano.
Para mí los Bicles empiezan en Rubber Soul (Parlophone, diciembre de 1965) con las tremendas rolas de “No where man” o “Michelle”. Todo lo anterior me parece bastante malito. En la misma antología “el muchacho agradable que tocaba la batería” lo dejó muy claro: eran canciones cuyo único contenido era “Por favor cómpranos”. No son detestables, sobre todo contextualizándolas en su debida dimensión histórica; pero sí son cancioncitas vacías. Grandes éxitos de un momento. Creaciones en las que se refleja muy fuertemente la mano que está detrás de ellos dictándoles qué hacer (¿o no mister Epstein?). Desde luego, que esto no lo opinaría una persona que haya vivido aquel auge de los bicles. Pero ver las cosas a toro pasado da la oportunidad de decir barbaridades sin que nadie se ofenda.
Pero es de reconocer que esas cancioncitas vacuas fueron las que les proporcionaron el éxito que tuvieron y el varotote que hicieron por sus discos, por sus giras y por todo lo que se movió alrededor del enloquecimiento que hubo en la primera mitad de la década de los sesenta. George Harrison vio con claridad aquel fenómeno. “Nos tomaron como justificación para su locura”. Quizá y sí. Digo, antes se puede reconocer al actor Elvis Presley (ah no, también cantaba ¿verdad?) como el primer gran fenómeno de la cultura popular y vaya que también hizo varo; pero sin duda el rollo explotó con Los Bicles.
Luego vino Revolver (Parlophone, agosto 1966). Todavía andaban en ondas como “Here, there and every where”, que es una baladita un poco fofa, pero ya no está en el mismo nivel de “I wanna hold your hand”. Más bien hay un mundo de diferencia (bueno quizá exagero). Aquel LP es una muestra muy clara del gran desarrollo musical que ya habían alcanzado. Los primeros citarazos de George Harrison evocando la música de la India son por demás divertidos. De seguro no sabía lo que hacía en “Love to you”, pero logró crear un sonido diferente, que evidenciaba el acercamiento que Occidente tuvo con Oriente en aquellos floridos años. “She said, she said” es la mejor muestra del viraje hacia la música psicodélica que posteriormente profundizarían aún más y con especial encanto en Sgt. Peppers… y en Yelow Submarine, pero de eso voy a hablar más adelantito.
La producción musical que tuvieron entre 1965 y 1967 es sorprendente. Como pueden ver, en poco más de año y medio publicaron los dos LP’s citados y el El Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band (Parlophone, junio 1967). Esta publicación sin duda es una muestra del comienzo de una nueva época para la banda. Una más independiente y creativa no sólo en términos musicales, sino artísticos en toda su expresión. Por dónde se le quiera ver, el trabajo es una apertura, una innovación, una propuesta. Porque no sólo es la psicodelia —un poco antes Grateful Dead, y en el mismo periodo de los Bicles, Pink Floyd y otros grupos habían tocado aquellas coloridas puertas y habían logrado cosas importantes— sino que es la introducción de pequeñas células de música sinfónica en el rock como en la canción homónima. Los críticos volaron en sus alabanzas en la propuesta de las bicles; la que menos dijo fue que el LP era como “Beethoven viniendo al supermercado”. Sin duda los ácidos y la marihuana les permitieron atreverse a cruzar umbrales culturales, musicales y mentales antes insospechados. Eran bonitos tiempos. Después de todo se vivía el Summer of Love. La juventud creía en el “Poder de las flores”. La honda hippie echaba vibras positivas a todo el mundo desde San Francisco. Se creía que las cosas podían mejorar. Siempre es bueno tener ese pensamiento.
Ya sin mister Epstein y después de haber sido reconocidos como MBE (Mermbers of the British Empire), por lo que ya había que referirse a ellos con el título de “sir”, produjeron el White Album (Apple/Parlophone, noviembre 1968), que según varios músicos marcó un parteaguas en la historia del rock. Canciones como “Wild Honey pie”, “While my guitar gently weeps” y no se diga “Revolution 9” —que por cierto parodiaron fantásticamente los Simpsons— son unas verdaderas obras de arte. En buena medida el disco es experimental en varios aspectos. Desafortunadamente, su independencia económica, artística y musical también marcó el inicio de la etapa de los bicles como empresarios. Su casa editorial Apple, así como su tiendita de enseres psicodélicos y hippiosos era una buena idea, pero les quitó mucho tiempo de creación (bueno a Ringo no, porque a él no le interesaba. Él prefería drogarse, como lo hacía Harrison en San Pancho). También están los enormísimos egos de sir Paul McCartney y Sir John Lennon que empezaban a chocar —dicen que la bronca se debió a la creciente presencia de Yoko Ono, pero nah, no me lo creo, el varo era muchísimo y los problemas que tenían qué manejar creo que los sobrepasaron—. Después de todo, eran sólo músicos metidos a businessmnas.
To be continued…

martes, 21 de febrero de 2006

De tortas ahogadas

Leí hace algunos días en algún periódico que en México hay 12 mil científicos. Poco más de la mitad tiene menos de 40 años, pero el desempleo rebasa el 60 por ciento. El panorama para los investigadores jóvenes en nuestro país es realmente desalentador. ¡Qué cosas! Mis maestros en la facultad me animaban diciendo: “No muchachos, ustedes la tienen difícil. Ni piensen en encontrar una chamba de investigador”. Desde aquel entonces la incertidumbre laboral es el dolor de muelas que acompaña a los estudiantes de humanidades (bueno no es el caso para quienes estudian derecho) y de ciencias sociales.
Sí, la cosa no está sencilla. Por ejemplo, la UNAM que capta casi el 60 por ciento de los recursos federales destinados para la investigación, durante el 2005 abrió cero plazas de investigación. Sí, señor CERO, ni una, nada, bolita. La institución dónde realicé mi maestría y mi doctorado tiene la puertas cerradas, por falta de presupuesto, para los recién egresados. CONACYT está privilegiando a los grupos de investigación consolidados para otorgar presupuestos, y por si eso fuera poco, está exigiendo experiencia para quienes presentan nuevos proyectos (entre ellas tener algún nivel del SNI). Oiga usted, pero si yo apenas voy empezando, ¿pos cómo quieren que le haga?
No sé cuánto le costó al Estado mi educación. Pero estoy seguro que no fue poco varo. Más bien muy por el contrario. Podría decir que de adoptar la tan socorrida profesión de taquero (está mal que yo lo diga, pero la mera verdad hago unas salsas deliciosas y es sabido por los buenos comedores callejeros que la salsa es más de la mitad del taco), me convertiría en el más caro de la historia nacional (bueno, la verdad no sé; la competencia para tal presea está reñida. Después de todo somos 12 mil científicos en el país y yo tengo la desventaja de que no cursé kínder). Pero eso ya está muy choteado. Mejor voy a poner un puesto de tortas ahogadas. Después de todo vivo en Guadalajara y soy un profundo republicano, federalista, anticentralista y regionalista (para algo estudié: tengo todo el derecho de emplear palabrotas en mí hablar y escribir).
En un encuentro sobre las perspectivas científicas y tecnológicas en México que tuvo lugar hace pocos días cerca de dónde vivo, los ponentes señalaron frente a algunos diputados federales presentes en la reunión el triste panorama que tenemos los jóvenes egresados de postgrados. A lo mejor les tentaron el corazón y ellos señalarán en la tribuna legislativa que quizá sería bueno incrementar el porcentaje del PIB destinado a la investigación (0.42 por ciento) la mera verdad no alcanza para nada.
Creo que el problema central es ese, pero también la manera en que las instituciones se desarrollan. Por ejemplo, desde que yo entré a la facultad nunca he escuchado que el INAH Jalisco haya creado una nueva plaza de investigación. Pero ahí no para la cosa; las que existen son prácticamente vitalicias; luego, los investigadores, a pesar de que ya estén muy grandes, prefieren seguir trabajando; porque con el dinero que obtendrían por la pensión no les alcanzaría ni pa los cigarros. En algunas otras instituciones una vez que queda vacía una plaza de investigación, para ocuparla hay en puerta un millón de aspirantes que ya tienen un montón de años trabajando como auxiliares de investigación.
Ya me dieron ganas de llorar. Pero intentaré ser fuerte. Nada más sí voy a esconder las galletas saladas. En este momento podrían ser muy peligrosas para mi integridad física.
No intento señalar a nadie, ni tampoco me quiero meter en el rollo de que muchos investigadores tienen muy pobre (por decir lo menos) producción académica. No me gusta ser envidioso, quienes ya tienen chamba de investigador reciban todas mis felicitaciones y hay mucha gente que la mera verdad sí se merece el puesto. No son todos. Claro está, pero no está bueno andar señalando nombres.
Por eso no me gusta leer el periódico. Luego me deprimo. Quizá le haga caso a Fox y me meta a la onda de los changarros. Un puesto de tortas ahogadas es buena opción. Sé que sería echar a la borda un montón de años de esfuerzo y dedicación a los estudios. Pero mis tortas estarían cargadas de grandes dosis de inteleptualidad.

¿Habrá próximamente una inauguración de las famosas “Tortas el doctor”? Espero que no. Quiero ser ingenuo y tratar de ver las cosas con optimismo. De cualquier manera aquí estoy y todavía no me toca bajarme del tren.

lunes, 20 de febrero de 2006

Pos qué pasó?

¿Y la rebelión de los gordos? Ah, no está resuelta.

Web blog fever

Un chingo de cuentos a medias; una novela romántica corta iniciada, en la que tengo el perfil de la protagonista muy claro, el desarrollo y todo va andando, pero todavía me falta desarrollarla mucho. Un cuento largo que he titulado Emmotional affair va yendo, auque la verdad me ha dado güeva; el tema es bueno, pero no me ha gustado la narración en primera persona que he manejado; algunos artículos sobre Lost, Ninja Gaiden, la industria de la piratería… ah y un cuento sobre el panteísmo y el sentido de la muerte de Xpo, es el que menos he trabajado, ¿será que me da frío? Puros empezaderos. ¿Será que la fiebre blog ha pasado? Ah, what you gonna do?
Las camas han quedado vacías a pesar del buen inicio de año. A lo mejor por eso la tinta no fluye. Incertidumbres laborales, cero varo en el banco, viaje a chilangas tierras; al chamagoso le urge la afinada y trae un pinche corto rompe baterías que no tiene madre. Canadá me cierra el ojo. Reencuentros con viejas amistades, charlas que se prolongan hasta las madrugadas manchadas de café y humo de cigarro. El hilo negro y el sentido de la existencia lo encontramos en la segunda plática, pero seguimos dándole vueltas. El mundo no está preparado para saber la verdad.
Mi temporada de insomnio se adelantó este año. Nunca me había llegado a finales del invierno. Empiezan los calores y el día se prolongará cada vez más ¡que regresen los fríos! Escucharé a Loreena McKennitt para recordarlo. Auque quizá los años me han cambiado el ritmo de vida. Perdí mi olfato. El sedentarismo se lo ha llevado todo. Lo único bueno de todo esto es que me ha crecido el cinismo. A fin de cuentas lo único que me queda es la ironía.
Pero como decía. A lo mejor la fiebre del blog se bajó con los analgésicos que me receté cuando hice el viaje a Ixtlán. Quedó una vida aséptica: un reguero de sueños rotos y de ilusiones desparramadas como cuadro de Dalí.

miércoles, 8 de febrero de 2006

Jaime

Jaime sabía que algo no andaba bien. La pesadez y el entumecimiento de su cuerpo no era el normal que dejan los somníferos. Por más que trató hacer, frente al espejo, sus diferentes sonrisas, los músculos de la cara parecían no responderle. Expresaba sus frases corteses: “Bueno días Poli”. “Con gusto licenciado”. “Claro que sí Carlita”. “Ese vestido te sienta de maravilla Ale”. Pero nada de sonrisas fingidas. Veía su cara sin reacción con una expresión vacía. Se masajeó, se dio golpecitos. Intentó con agua caliente, luego fría. Pero no hubo reacción. La premura lo obligó a despegarse del espejo.
La mancha roja en su estómago era más grande. Lo pudo notar cuando abotonaba su camisa blanquísima Yves Saint Laurent. Pero no quiso prestar atención. No tenía tiempo de hacerlo.
Puede ser un cáncer. Puede ser muy doloroso. Una alergia quizá… A ti que te valga madre lo que sea. Ya me tienes hasta la madre, pendejo. Eres tu quien reside ahí. Ahora tú eres esa mancha en el estómago y yo tomo el control… Voy a hacer cita con el doctor para que me haga análisis. Pero particularmente hoy no puedo llegar tarde. De seguro mis compañeros quedarán admirados cuando me vean terminar primero los informes… ¡Uy! qué gusto que nuevamente pongan tu estúpida foto, con tu nombre, por sobre la de tus compañeros con el título de “El trabajador del mes”. Me dan ganas de asesinarte a ti también.
La aguda tensión que se clavaba en su cuello no era inusual, como tampoco lo eran desayunar un par de Sedalmerk con café cargado. Llegó con sus pasos chiquitos y tímidos hasta su cubículo con pretensiones de privacidad; dejó su portafolio encima de la mesita y empezó a ordenar el montón de papeles que había en su escritorio. Se inclinó para encender su máquina, pero fue ahí cuando un agudo dolor en el estómago se le clavó y lo paralizó. Sólo fueron un par de segundos. Todo volvió a la normalidad e incluso pudo regresar la sonrisa a su rostro, aunque esta vez era diferente.
— Ven, ven, mira. Estoy seguro que lleva más de media hora viéndose las manos.
— Así que amaneció más entumido que de costumbre.
— Sí, míralo. Mándalo a los cafés para que se despierte.
— ¿Tú crees que quiera? Lo vi pasar con su taza antes de sentarse en su cubículo…
— ¡Claro! El buen Jimmy nunca se niega. Dile y verás.
— Qué onda Jimmy, tráete los cafés ¿no? Ya ves. No responde. Está enjimmysmado.
— Jimmy, ¿no oyes que te hablan?
— Perdón ¿qué paso?
— Tráete los cafés ¿no?
— Ah sí, claro que sí. De hecho estaba por ir a rellenar mi taza. En un momento se los traigo. Con dos de azúcar ¿verdad?
— Sí, Jimmy. Pero al mío le pones crema ¿no?
— Sí, claro que sí. Con gusto. ¿Tu no quieres crema?
— No, Jimmy, lo prefiero negro.
En cuanto termine los reportes, lleno los formularios y así antes de las tres de la tarde ya estará listo. Espero que el doctor me pueda atender hoy… No, será diferente lo que vivirás esta tarde. Saldrás por fin a la vida.
Este silencio es muy raro. Aquí todo el tiempo hay barullo. No se escuchan los gritos de los jefes, ni el timbrar de los teléfonos. ¿Pero qué estoy haciendo en el cuarto de la copiadora? ¿Y las tazas? ¿Por qué estoy desnudo? ¿Es de noche?
Sin darse cuenta, Jaime soltó la barra de acero que sostenía en su mano. Salió del cuarto de la copiadora para descubrir los restos destruidos de la oficina.

lunes, 16 de enero de 2006

May be I am

Are you still mad that we slept together even after
we had ended it?
A.M.


¿Pero cómo puede ser que mis manos estén impregnadas con tu aroma? ¿Fue tu aire el que acaricié? ¿No eran tus piernas las que estaban enredadas a las mías? ¿No fueron tus senos los que llenaron mis manos, ni fue tu cabello el que enredé entre mis dedos? ¿Qué fue lo que mordí si no fue cuello? Entonces ¿realmente no estuviste en la madrugada fría más ardiente de enero cuando, nuestros dedos reclamaron piernas abiertas y nuestros humores nublaron la razón? ¿No fueron tus piernas las que cobijaron mis hombros? ¿Ni fue tu sabor el que tenía en mi boca? ¿No fui yo tu asiento hostil? ¿Lo imaginé?
He perdido la razón. Ya no puedo confiar en que lo que veo, palpo y escucho es real. Mi conciencia ha quebrado las fronteras y se ha ido a los no-lugares y a los no-tiempos. Huelo mis manos y sé que es el aroma crudo de tus rincones. Pero no es real, aunque casi pueda asegurar que eran tus bellos los que se erizaban cuando las yemas de mis dedos los transitaban. No es tu humor el que tengo en mis manos; no fueron tus labios los que mordí, ni pude saborear mis humores con tu beso.
Saco mi voluntad y trato de recrear otro momento juntos; uno que sea la síntesis de las mejores sábanas que compartimos; incluso aderezo la imaginación con los detalles accesorios, como esperar el verde de los semáforos o manejar mi carro frío por el Periférico a las cinco de la mañana. Aspiro mis manos pero tu olor no está.
No, hay algo que no anda bien.
Me resisto a creer que es mi perturbada imaginación la que creó todo esto. Acudo a tu casa con cualquier pretexto. Tu puerta se abre y pones el seguro, acomodas las cortinas para cerrar las rendijas a los ojos de los que no tienen vida. Tomo mi lugar y empiezo a recorrer tus curvas y descubrir tus senos, que se enseñan distraídos. Sí, todo eso se muestra, vuelvo a olfatear mis manos, y ahí está nuevamente tu olor. Pero descubro, cuando empiezo a hurgar entre tus piernas, que el recorrido está clausurado. Quedó así por la llamada que negó mi presencia.
Ya no permites que se te engorde la respiración, ni dejas que se te dilaten los poros. Prefieres desviar tus ojos al vacío. Sin coger mis manos, rompes el silencio sólo para pedirme que no te vea así... ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo contener con palillos la presión de esta presa cuarteada? ¿Cómo puedo reparar a un metro del precipicio? Prefiero lanzarme, caer, romperme los huesos y ahogarme con polvo. Quizá este incendio así se consuma.
La ceguera que viene del sol no quiso que fueras para mí. Aún así, trato de convencerme de que las cosas pueden ser diferentes y que el doblar de una esquina puede traer un horizonte diferente. Pero es difícil aferrarse a esa idea cuando los ojos miran que tu ausencia se aproxima y que no hay ninguna esquina, sino el horizonte plano y abierto.
Como herencia tengo esta ampolla en la palma derecha mi mano que todavía me está ardiendo.

martes, 3 de enero de 2006

Agua de Leteo

En esta hora de silencio, el mundo queda dormido frente a mis ojos despiertos, aprovecho para sacar tus fotografías para poblar mi alma con tus recuerdos. Van surgiendo uno a uno, incompletos, desordenados, incoherentes. Mi olvidadiza memoria no se esfuerza por ordenarlos ni por completarlos. Fluyen sin control ni fuerza que los intente guiar y darles sentido. Lo prefiero así, desordenados e incoherentes, que revoloteen libremente por un momento.
Tus piernas quemando las mías; tu respiración y tu rechinar de dientes; tus llantos sonámbulos con píes descubiertos, tu aroma dulce (que intento recordar, pero no puedo reproducirlo en mi memoria), tu cabello, cortito embadurnado de gel y luego, largo y cenizo. Pero por encima de todo, tus actos inconscientes. Esos que hacías cuando no sabías que te observaba o cuando las sensaciones nublaban tu pensamiento y quedaba tu mirada perdida nadando en sudor de cuerpos ardiendo, o tus bailes de niña cantando Bob Esponja, o cuando, embebida en el lectura, no quitabas tus ojos de las letras, aunque estuvieras extrayendo al moco más rejego de la historia.
Todas estas memorias se desvanecerán, así como también los recuerdos más amargos y tristes, aquellos que nacieron en las madrugadas de discusiones interminables. Mis gritos de impotencia de la aciaga noche de enero de pelea titánica que se prolongó hasta que salió el sol y un poco más, quedarán sellados por el silencio...
Sé que necesitaré más aire para rellenar los vacíos que van creciendo en estos recuerdos y, cuando eso ocurra podré inventar, sin miramientos de objetividad, que mi deseo de compartir contigo una simple caminata bajo la lluvia fue realidad y hasta podré crear el escenario de calles encharcadas y sonidos de tejados que engrandecen el caer de las gotas; podré reconstruir segundo a segundo el instante en que, detuvimos el andar, bajo una saliente para fumar el único cigarro que quedó seco y recordaré también como el brillo de tus ojos reflejaba la dicha por estar compartiendo aquel utópico momento juntos.
Pero todos, los reales y los inventados quedarán sepultados en el inconsciente e inevitablemente se desvanecerán, condenados a no volver a ser nombrados, como todos los que ahora mismo no me percato que no recuerdo.