lunes, 27 de febrero de 2006

Otro de los bicles

Pero más allá de sus negocios, el White Album según los mismos bicles, salvo Paul, es un disco de individuos. En este LP Harrison contribuyó musicalmente más que en cualquier otro. Lennon lo describió como “era yo con una banda detrás; era George con una banda detrás”. No obstante, el yogui Harrison se expresó del disco como “el álbum tenso”. Bueno, al parecer no le gustó mucho a sir McCartney que hubiera tantas contribuciones de los demás (especialmente de Harrison que compuso cuatro canciones) y alegaba que era necesario hacer más cosas “en grupo”; de acuerdo con Lennon eso significaba más contribución de Paul.
Por su parte, Ringo precisaba del cariño de sus compañeros. Estuvo a punto de salirse de la banda. Habló con John y con Paul para expresar sus sentimientos. El joven necesitaba que sus compañeros le externaran lo que sentían por él y por su música. Los dos líderes trataron de tranquilizarlo y convencerlo de su importante rol en la banda, mientras que George, al día siguiente de estos eventos, llenó de flores el estudio de Abbey Road y con eso Ringo dejó de hacerla de tos.
Según algunos entendidos en la música, la batería de Ringo es muy fregona. Dijo alguna vez el pelón de Phil Collins que el beatle que era uno de los mejores bateristas del mundo. Yo la mera verdad no sé, porque me parece sencillo lo que hace y a pesar de que alcanzo a apreciar que mantiene un constante contrapunto en las rolas, no me alcanza a cautivar.
“Revolution 9” que prácticamente no le gusta a nadie, a mi me resulta divertida; es del todo experimental. No tiene sentido y no es necesario quebrarse la cabeza tratando de encontrárselo. Es sólo un experimento de sonidos, voces y un trabajo de edición sin ton ni son. Hay quien quiere ver que “Revolution 9” es la influencia muda de Yoko Ono sobre Lennon. La exposición de la artista japonesa, donde John ve, después de subirse a una escalera, el mensaje “Yes” pegado en le techo con unas letras pequeñísimas, les hace creer eso. Pero a mi se me afigura que el Beatle ya traía esas ondas desde antes y con Yoko se atrevió a sacarlas. Lennon le escribió “Sexy sadie” al Maharishi. Se tomó muy a pecho que el “guía espiritual” se hubiera acostado con una de sus alumnas y que a él no lo dejaran echarse unos tlapehues ni fumar porro.
Ya no querían las aglomeraciones que tuvieron cuando empezaban. Ni siquiera volvieron a presentarse en el Ed Sullivan's Show. Sólo enviaban sus videos promocionales para que los transmitieran en el programa aquel (dando así origen a lo que posteriormente sería MTV); ni volverían a presentarse en conciertos. Ya no más Shea Stadium ni presentaciones públicas en USA. Eran rockstars y no necesitaban de semejantes maratones e incomodidades de los tours para vender sus discos.
Yellow Submarine (Apple, enero de 1969) originalmente estaba pensado para ser el soundtrack de la película del mismo nombre. El lado B es una serie de composiciones orquestales de George Martin (que molestaron a todo el mundo); quisieron cambiar la edición para que sólo hubiera canciones de ellos, pero al final no lo hicieron. Este disquito tardó mucho en salir. No podían ponerlo en el mercado cuando todavía varias piezas del White Album seguían en primer lugar.
Como no andaban bien las cosas entre ellos, no tuvieron la paciencia de hacer las voces de sus personajes, aunque ellos alegaron ser muy malos actores y que por eso prefirieron dejar que otros hicieran sus voces. Los doblaron y al parecer nadie se dio cuenta. Yo lo supe hasta hace muy poco tiempo. El típico humor inglés de ellos quedó bien reflejado y lo más interesante del caso es que el Yellow submarine se ha convertido en una película para niños. Los papás ponen a sus hijos a verla para evitar el Ritolín y lo irónico del caso es la fuerte inspiración del LCD que se maneja a lo largo de la historia. Ah mi querida Lucy en el cielo con diamantes…
Como sea. La orquestación que presentaron fue muy buena y cada vez incorporaban más cosas. No dejaron de crecer musicalmente y a pesar de que George Martin haya hecho de las suyas, los muchachos de Liverpool no dejaban de incorporar nuevas cosas en sus creaciones. Aunque ya los Bicles se veían en una seria debacle aderezada por egos enormísimos, pudieron producir algo tan hermoso como “All you need is Love”. Digo, ya no se trata de canciones melosas y cursis que hablan de lo que se siente por la pareja. No, se trata del amor como concepto universal. A fin de cuentas “There's nothing you can do that can't be done”.
No dejo de pensar en que eran tiempos rebonitos aquellos finales de los sesentas. Lo más curioso del caso es que vivían el apogeo de la guerra fría. La guerra de Viet Nam y luego Corea. La invasión soviética a Yugoslavia, el asesinato de un montón de gente en las plazas de Tlatelolco y de Tiananmen y aquellos cantando All you need is love.
Musicalmente fue sin duda una explosión de creatividad. Bob Dylan con su guitarrita y su armónica hacía vibrar a la juventud angloparlante y un poco más. En América Latina Inti Illimani y Mercedes Sosa marchaban con el pueblo chileno y argentino, respectivamente, hasta que los exiliaron; Silvio y Pablo desde Cuba cantando las bondades del socialismo y de la Revolución; Jimmy Hendrix demostrando al mundo lo que se puede sacar de la guitarra, Pink Floyd todavía con Syd Barret; Led Zeppelin, The Rolling Stones, Joe Cocker, la loquísima y amadísima Janis Joplin hacían sus propuestas musicales con el menor grado de tomarse en serio. Sin duda se abrió una dimensión espiritual insospechada. No peleaban contra el stablishment, sino que simplemente lo ignoraban, lo desestructuraban creando uno nuevo que quería regirse por el “peace and love” (aunque nadie iba a producir la traga, but ah what you gonna do?, let’s not be worry…). Las jóvenes yugoslavas levantaban sus minifaldas para mostrar sus encantos a los soldados rusos inmóviles y les daban un beso; no intentaban luchar contra los tanques, ni quitar las armas al ejército rojo; sólo metían flores en los cañones. Que ingenuidad tan más hermosa. Hasta era posible creer que era posible…
Luego vino Woodstock que daba la bienvenida a la Era de Acuario (no sé qué signifique eso, pero se escucha rebonito); todo un fiasco económicamente hablando, pero la raza se la pasó cachetonamente con sus ácidos y escuchando a los grandes del momento. Sin duda fue la cúspide de aquel Love power, de ahí en adelante inició la bajada. El varo predominó, cosa de la cual ninguno renegó.
¡Por dios, los Bee-Gees! y la música disco de principios de los setentas. Buah. El triunfo de las disqueras… Pero de eso no quiero hablar. Aquí se trata de los bicles que ya venían en debacle. Abbey Road (Apple, septiembre de 1969) es ya un trabajo marcado por enormes diferencias. George Harrison se la pasaba mejor con sus cuates en San Pancho. Le importó un bledo perder varo por Woodstock. Llevó a Raby Shankar y trabajaba en sus rollos. Tuvo sus fuertes diferencias con Sir Paul. Lennon llegaba al estudio en su Roll Royce vestido de blanco y acompañado por Yoko. Ya no se la pasaban bien grabando, se boicoteaban mutuamente; no obstante pudieron proponer cosas tan hermosas como “Here comes the Sun” y “Something”. La portada del disco (la famosísima toma de ellos caminando por la calle rumbo al estudio que tantas veces ha sido imitada) es una muestra de que ya no formaban un grupo. Era individuos caminando su propio rumbo. Lennon ya había sacado sus dos primeros discos como solista los Unfinished Music I, II y en diciembre de aquel año realizaría el famosísimo concierto por la paz en Toronto. Ya eran más importantes los proyectos individuales que los bicles en sí.
Las cosas no iban bien en su compañía disquera Apple y como no tenían un manager que se encargara de los aspectos legales y del varo, la responsabilidad la quiso tomar Paul, pero los demás no confiaron en él. Ah cochino dinero. Creo que ya no lo necesitaban, pero es un hecho que el dinero nunca sobra y la ambición de poseer nos termina poseyendo.
Let it be (Apple, mayo de 1970) que contiene “Across the Universe” y la homónima me parecen fantásticas (es más casi lloro). A poco no es precioso aquello de

Sounds of laughter shades of life
are ringing through my open ears
exciting and inviting me
Limitless undying love which
shines around me like a million suns
It calls me on and on across the universe

Pero como dijo la Oracle. “Every thing that has a beginning it has an end”. Vino el concierto en el techo del edificio de Apple después de que regalaron todos los productos de su tienda que tenían en existencia y ya no hubo más bicles juntos. Bueno hace poco sacaron la de “Free as a bird” que está muy bien. Pero los bicles acabaron a los bicles. Como lo dije antes, eran sólo músicos metidos a bussinessmen, en lo cual tampoco les fue nada mal.
De marzo de 1963, año en que salió Please, please me a Let it be sólo pasaron siete años. Tiempo en el cual los muchachos de Liverpool crearon toda una revolución en la música y en la cultura pop que sigue aún ahora constantemente inundándos por todos los medios masivos. A partir de ellos podemos hablar de massmedia y no antes pero lo más fantástico de todo eso es que hablaban del amor y de la buena ondés, en un tiempo donde era importante y significativo hacerlo. Curiosamente ellos fueron hijos de la moralina generación de la posguerra, mientras que a su vez, como buenos hippies, fueron padres de la generación grunge que ha perdido todo sentido de la existencia.

miércoles, 22 de febrero de 2006

De los Bicles

Paul McCartney dice al final de The Beatles Antology que se enorgullece de que la mayor parte de las canciones del grupo de Liverpool hablaran de cosas positivas. “All you need is love”, “With a little help form my friends”, son dos que representan un buen ejemplo de ello. Desde luego “Across the Universe”, “Yesterday” y “Let it Be” son excelentes y su mensaje intentó infundir esperanza y buena ondés para todos. Años después el gran John Lennon le siguió en la misma onda. Cómo no citar aquí “Imàgine”, con su tremenda frase de “Above is only sky”, que bien se le puede atribuir a Nietzsche por su fuerte contenido de materialismo y falta de miedo y despreocupación por todo lo ultramundano.
Para mí los Bicles empiezan en Rubber Soul (Parlophone, diciembre de 1965) con las tremendas rolas de “No where man” o “Michelle”. Todo lo anterior me parece bastante malito. En la misma antología “el muchacho agradable que tocaba la batería” lo dejó muy claro: eran canciones cuyo único contenido era “Por favor cómpranos”. No son detestables, sobre todo contextualizándolas en su debida dimensión histórica; pero sí son cancioncitas vacías. Grandes éxitos de un momento. Creaciones en las que se refleja muy fuertemente la mano que está detrás de ellos dictándoles qué hacer (¿o no mister Epstein?). Desde luego, que esto no lo opinaría una persona que haya vivido aquel auge de los bicles. Pero ver las cosas a toro pasado da la oportunidad de decir barbaridades sin que nadie se ofenda.
Pero es de reconocer que esas cancioncitas vacuas fueron las que les proporcionaron el éxito que tuvieron y el varotote que hicieron por sus discos, por sus giras y por todo lo que se movió alrededor del enloquecimiento que hubo en la primera mitad de la década de los sesenta. George Harrison vio con claridad aquel fenómeno. “Nos tomaron como justificación para su locura”. Quizá y sí. Digo, antes se puede reconocer al actor Elvis Presley (ah no, también cantaba ¿verdad?) como el primer gran fenómeno de la cultura popular y vaya que también hizo varo; pero sin duda el rollo explotó con Los Bicles.
Luego vino Revolver (Parlophone, agosto 1966). Todavía andaban en ondas como “Here, there and every where”, que es una baladita un poco fofa, pero ya no está en el mismo nivel de “I wanna hold your hand”. Más bien hay un mundo de diferencia (bueno quizá exagero). Aquel LP es una muestra muy clara del gran desarrollo musical que ya habían alcanzado. Los primeros citarazos de George Harrison evocando la música de la India son por demás divertidos. De seguro no sabía lo que hacía en “Love to you”, pero logró crear un sonido diferente, que evidenciaba el acercamiento que Occidente tuvo con Oriente en aquellos floridos años. “She said, she said” es la mejor muestra del viraje hacia la música psicodélica que posteriormente profundizarían aún más y con especial encanto en Sgt. Peppers… y en Yelow Submarine, pero de eso voy a hablar más adelantito.
La producción musical que tuvieron entre 1965 y 1967 es sorprendente. Como pueden ver, en poco más de año y medio publicaron los dos LP’s citados y el El Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band (Parlophone, junio 1967). Esta publicación sin duda es una muestra del comienzo de una nueva época para la banda. Una más independiente y creativa no sólo en términos musicales, sino artísticos en toda su expresión. Por dónde se le quiera ver, el trabajo es una apertura, una innovación, una propuesta. Porque no sólo es la psicodelia —un poco antes Grateful Dead, y en el mismo periodo de los Bicles, Pink Floyd y otros grupos habían tocado aquellas coloridas puertas y habían logrado cosas importantes— sino que es la introducción de pequeñas células de música sinfónica en el rock como en la canción homónima. Los críticos volaron en sus alabanzas en la propuesta de las bicles; la que menos dijo fue que el LP era como “Beethoven viniendo al supermercado”. Sin duda los ácidos y la marihuana les permitieron atreverse a cruzar umbrales culturales, musicales y mentales antes insospechados. Eran bonitos tiempos. Después de todo se vivía el Summer of Love. La juventud creía en el “Poder de las flores”. La honda hippie echaba vibras positivas a todo el mundo desde San Francisco. Se creía que las cosas podían mejorar. Siempre es bueno tener ese pensamiento.
Ya sin mister Epstein y después de haber sido reconocidos como MBE (Mermbers of the British Empire), por lo que ya había que referirse a ellos con el título de “sir”, produjeron el White Album (Apple/Parlophone, noviembre 1968), que según varios músicos marcó un parteaguas en la historia del rock. Canciones como “Wild Honey pie”, “While my guitar gently weeps” y no se diga “Revolution 9” —que por cierto parodiaron fantásticamente los Simpsons— son unas verdaderas obras de arte. En buena medida el disco es experimental en varios aspectos. Desafortunadamente, su independencia económica, artística y musical también marcó el inicio de la etapa de los bicles como empresarios. Su casa editorial Apple, así como su tiendita de enseres psicodélicos y hippiosos era una buena idea, pero les quitó mucho tiempo de creación (bueno a Ringo no, porque a él no le interesaba. Él prefería drogarse, como lo hacía Harrison en San Pancho). También están los enormísimos egos de sir Paul McCartney y Sir John Lennon que empezaban a chocar —dicen que la bronca se debió a la creciente presencia de Yoko Ono, pero nah, no me lo creo, el varo era muchísimo y los problemas que tenían qué manejar creo que los sobrepasaron—. Después de todo, eran sólo músicos metidos a businessmnas.
To be continued…

martes, 21 de febrero de 2006

De tortas ahogadas

Leí hace algunos días en algún periódico que en México hay 12 mil científicos. Poco más de la mitad tiene menos de 40 años, pero el desempleo rebasa el 60 por ciento. El panorama para los investigadores jóvenes en nuestro país es realmente desalentador. ¡Qué cosas! Mis maestros en la facultad me animaban diciendo: “No muchachos, ustedes la tienen difícil. Ni piensen en encontrar una chamba de investigador”. Desde aquel entonces la incertidumbre laboral es el dolor de muelas que acompaña a los estudiantes de humanidades (bueno no es el caso para quienes estudian derecho) y de ciencias sociales.
Sí, la cosa no está sencilla. Por ejemplo, la UNAM que capta casi el 60 por ciento de los recursos federales destinados para la investigación, durante el 2005 abrió cero plazas de investigación. Sí, señor CERO, ni una, nada, bolita. La institución dónde realicé mi maestría y mi doctorado tiene la puertas cerradas, por falta de presupuesto, para los recién egresados. CONACYT está privilegiando a los grupos de investigación consolidados para otorgar presupuestos, y por si eso fuera poco, está exigiendo experiencia para quienes presentan nuevos proyectos (entre ellas tener algún nivel del SNI). Oiga usted, pero si yo apenas voy empezando, ¿pos cómo quieren que le haga?
No sé cuánto le costó al Estado mi educación. Pero estoy seguro que no fue poco varo. Más bien muy por el contrario. Podría decir que de adoptar la tan socorrida profesión de taquero (está mal que yo lo diga, pero la mera verdad hago unas salsas deliciosas y es sabido por los buenos comedores callejeros que la salsa es más de la mitad del taco), me convertiría en el más caro de la historia nacional (bueno, la verdad no sé; la competencia para tal presea está reñida. Después de todo somos 12 mil científicos en el país y yo tengo la desventaja de que no cursé kínder). Pero eso ya está muy choteado. Mejor voy a poner un puesto de tortas ahogadas. Después de todo vivo en Guadalajara y soy un profundo republicano, federalista, anticentralista y regionalista (para algo estudié: tengo todo el derecho de emplear palabrotas en mí hablar y escribir).
En un encuentro sobre las perspectivas científicas y tecnológicas en México que tuvo lugar hace pocos días cerca de dónde vivo, los ponentes señalaron frente a algunos diputados federales presentes en la reunión el triste panorama que tenemos los jóvenes egresados de postgrados. A lo mejor les tentaron el corazón y ellos señalarán en la tribuna legislativa que quizá sería bueno incrementar el porcentaje del PIB destinado a la investigación (0.42 por ciento) la mera verdad no alcanza para nada.
Creo que el problema central es ese, pero también la manera en que las instituciones se desarrollan. Por ejemplo, desde que yo entré a la facultad nunca he escuchado que el INAH Jalisco haya creado una nueva plaza de investigación. Pero ahí no para la cosa; las que existen son prácticamente vitalicias; luego, los investigadores, a pesar de que ya estén muy grandes, prefieren seguir trabajando; porque con el dinero que obtendrían por la pensión no les alcanzaría ni pa los cigarros. En algunas otras instituciones una vez que queda vacía una plaza de investigación, para ocuparla hay en puerta un millón de aspirantes que ya tienen un montón de años trabajando como auxiliares de investigación.
Ya me dieron ganas de llorar. Pero intentaré ser fuerte. Nada más sí voy a esconder las galletas saladas. En este momento podrían ser muy peligrosas para mi integridad física.
No intento señalar a nadie, ni tampoco me quiero meter en el rollo de que muchos investigadores tienen muy pobre (por decir lo menos) producción académica. No me gusta ser envidioso, quienes ya tienen chamba de investigador reciban todas mis felicitaciones y hay mucha gente que la mera verdad sí se merece el puesto. No son todos. Claro está, pero no está bueno andar señalando nombres.
Por eso no me gusta leer el periódico. Luego me deprimo. Quizá le haga caso a Fox y me meta a la onda de los changarros. Un puesto de tortas ahogadas es buena opción. Sé que sería echar a la borda un montón de años de esfuerzo y dedicación a los estudios. Pero mis tortas estarían cargadas de grandes dosis de inteleptualidad.

¿Habrá próximamente una inauguración de las famosas “Tortas el doctor”? Espero que no. Quiero ser ingenuo y tratar de ver las cosas con optimismo. De cualquier manera aquí estoy y todavía no me toca bajarme del tren.

lunes, 20 de febrero de 2006

Pos qué pasó?

¿Y la rebelión de los gordos? Ah, no está resuelta.

Web blog fever

Un chingo de cuentos a medias; una novela romántica corta iniciada, en la que tengo el perfil de la protagonista muy claro, el desarrollo y todo va andando, pero todavía me falta desarrollarla mucho. Un cuento largo que he titulado Emmotional affair va yendo, auque la verdad me ha dado güeva; el tema es bueno, pero no me ha gustado la narración en primera persona que he manejado; algunos artículos sobre Lost, Ninja Gaiden, la industria de la piratería… ah y un cuento sobre el panteísmo y el sentido de la muerte de Xpo, es el que menos he trabajado, ¿será que me da frío? Puros empezaderos. ¿Será que la fiebre blog ha pasado? Ah, what you gonna do?
Las camas han quedado vacías a pesar del buen inicio de año. A lo mejor por eso la tinta no fluye. Incertidumbres laborales, cero varo en el banco, viaje a chilangas tierras; al chamagoso le urge la afinada y trae un pinche corto rompe baterías que no tiene madre. Canadá me cierra el ojo. Reencuentros con viejas amistades, charlas que se prolongan hasta las madrugadas manchadas de café y humo de cigarro. El hilo negro y el sentido de la existencia lo encontramos en la segunda plática, pero seguimos dándole vueltas. El mundo no está preparado para saber la verdad.
Mi temporada de insomnio se adelantó este año. Nunca me había llegado a finales del invierno. Empiezan los calores y el día se prolongará cada vez más ¡que regresen los fríos! Escucharé a Loreena McKennitt para recordarlo. Auque quizá los años me han cambiado el ritmo de vida. Perdí mi olfato. El sedentarismo se lo ha llevado todo. Lo único bueno de todo esto es que me ha crecido el cinismo. A fin de cuentas lo único que me queda es la ironía.
Pero como decía. A lo mejor la fiebre del blog se bajó con los analgésicos que me receté cuando hice el viaje a Ixtlán. Quedó una vida aséptica: un reguero de sueños rotos y de ilusiones desparramadas como cuadro de Dalí.

miércoles, 8 de febrero de 2006

Jaime

Jaime sabía que algo no andaba bien. La pesadez y el entumecimiento de su cuerpo no era el normal que dejan los somníferos. Por más que trató hacer, frente al espejo, sus diferentes sonrisas, los músculos de la cara parecían no responderle. Expresaba sus frases corteses: “Bueno días Poli”. “Con gusto licenciado”. “Claro que sí Carlita”. “Ese vestido te sienta de maravilla Ale”. Pero nada de sonrisas fingidas. Veía su cara sin reacción con una expresión vacía. Se masajeó, se dio golpecitos. Intentó con agua caliente, luego fría. Pero no hubo reacción. La premura lo obligó a despegarse del espejo.
La mancha roja en su estómago era más grande. Lo pudo notar cuando abotonaba su camisa blanquísima Yves Saint Laurent. Pero no quiso prestar atención. No tenía tiempo de hacerlo.
Puede ser un cáncer. Puede ser muy doloroso. Una alergia quizá… A ti que te valga madre lo que sea. Ya me tienes hasta la madre, pendejo. Eres tu quien reside ahí. Ahora tú eres esa mancha en el estómago y yo tomo el control… Voy a hacer cita con el doctor para que me haga análisis. Pero particularmente hoy no puedo llegar tarde. De seguro mis compañeros quedarán admirados cuando me vean terminar primero los informes… ¡Uy! qué gusto que nuevamente pongan tu estúpida foto, con tu nombre, por sobre la de tus compañeros con el título de “El trabajador del mes”. Me dan ganas de asesinarte a ti también.
La aguda tensión que se clavaba en su cuello no era inusual, como tampoco lo eran desayunar un par de Sedalmerk con café cargado. Llegó con sus pasos chiquitos y tímidos hasta su cubículo con pretensiones de privacidad; dejó su portafolio encima de la mesita y empezó a ordenar el montón de papeles que había en su escritorio. Se inclinó para encender su máquina, pero fue ahí cuando un agudo dolor en el estómago se le clavó y lo paralizó. Sólo fueron un par de segundos. Todo volvió a la normalidad e incluso pudo regresar la sonrisa a su rostro, aunque esta vez era diferente.
— Ven, ven, mira. Estoy seguro que lleva más de media hora viéndose las manos.
— Así que amaneció más entumido que de costumbre.
— Sí, míralo. Mándalo a los cafés para que se despierte.
— ¿Tú crees que quiera? Lo vi pasar con su taza antes de sentarse en su cubículo…
— ¡Claro! El buen Jimmy nunca se niega. Dile y verás.
— Qué onda Jimmy, tráete los cafés ¿no? Ya ves. No responde. Está enjimmysmado.
— Jimmy, ¿no oyes que te hablan?
— Perdón ¿qué paso?
— Tráete los cafés ¿no?
— Ah sí, claro que sí. De hecho estaba por ir a rellenar mi taza. En un momento se los traigo. Con dos de azúcar ¿verdad?
— Sí, Jimmy. Pero al mío le pones crema ¿no?
— Sí, claro que sí. Con gusto. ¿Tu no quieres crema?
— No, Jimmy, lo prefiero negro.
En cuanto termine los reportes, lleno los formularios y así antes de las tres de la tarde ya estará listo. Espero que el doctor me pueda atender hoy… No, será diferente lo que vivirás esta tarde. Saldrás por fin a la vida.
Este silencio es muy raro. Aquí todo el tiempo hay barullo. No se escuchan los gritos de los jefes, ni el timbrar de los teléfonos. ¿Pero qué estoy haciendo en el cuarto de la copiadora? ¿Y las tazas? ¿Por qué estoy desnudo? ¿Es de noche?
Sin darse cuenta, Jaime soltó la barra de acero que sostenía en su mano. Salió del cuarto de la copiadora para descubrir los restos destruidos de la oficina.