martes, 28 de marzo de 2006

Vuelos posibles

Para el Panzoncito

Sintió que volaba convertido en avión. Él cree posible volar y no sólo en sueños. Por más que su madre le explica que él es un niño y que no hay manera de convertirse en una máquina voladora, no deja de creerlo como posible. “En tu corazón corre sangre y tus brazos tienen músculos, huesos y no son alas de metal. Tu nariz no es una hélice”. Mas la posibilidad de los vuelos sigue ahí. ¿Cómo no creer lo que está sintiendo? El vértigo en el estómago, su cara, sus brazos y sus piernas todavía heladas por el viento. ¿Cómo no despertarse en un sobresalto al ver correr el mundo desde el cielo, por encima de los árboles y los cerros azulados?
A pesar de la distorisión de sus lágrimas, puede ver sus brazos, los palpa y se asegura que no sean alas; pero todavía siente la rigidez y el frío del metal; la fuerza del motor en su estómago. Los techos de las casas volando entre la oscuridad de la noche y las lucecitas amarillas de las calles. Y el sobresalto, el temor de caer; el horror de no encontrar la ruta de regreso. “¿Me voy a volver en convertir en avión Mami?”
La lucha contra los temores terminará estrangulando tu imaginación. Te sentirás más seguro. Aprenderás a restringir las posibilidades hasta que el mundo se vuelva un lugar calmo. Después sabrás que es imposible volar y que no hay manera de que los niños se conviertan en avión. El mundo se volverá un lugar estático, apacible, con las fronteras bien delimitadas entre lo que es posible y lo que no.La caja de cartón dejará de ser el rincón de las aventuras, donde viajabas por el tiempo, y ni siquiera recordarás tus visitas el circo de Dumbo, a la Fábrica de Monster Inc.
La caja” Será sólo una caja vacía de papel rígido color café y ya no la máquina con la cuál bajabas por las montañas nevadas junto a Mulán; ya no podrás trepar por los árboles ni disfrutar el calor y la humedad de la selva con Tarzán…
Sin que lo notes el mundo quedará cubierto con una cortina gris. Pasará el tiempo e incluso llegarás a pensar que ya lo has visto todo y no volverás a recordar aquella noche en que viste y sentiste como un avión volador.

sábado, 25 de marzo de 2006

Un penny para Guy

Remember, Remember the Fifth of November
The Gunpowder Treason and Plot
I know of no reason why the Gunpowder Treason
Should ever be forgot

Creer ser libres sin realmente serlo. Vivir en la deliciosa apariencia de hacer lo que se quiere cuando no se es sino una batería que alimenta la maquinaria. La explosión del parlamento o de la Casa Blanca, las Twin Towers y el resquebrajamiento del poder. La utopía. The Empire y la abstracta masa que resurge para reclamar lo que originalmente fue, es y ha sido suyo desde siempre. La masa, ¿qué cosa fuera..? Todos con el pasamontañas de Marcos, porque todos somos Marcos. O la máscara de Guy Fawkes, pues también todos somos Guy.
George Orwell con su 1984, Aldous Huxley con Un mundo feliz; también Goerge Lucas con su THX e incluso The Wall de Pink Floyd. El tema ha sido recurrente. Ahora se remota en V for Vendetta, la película más reciente de los hermanos Wachowski, basándose en el comic homónimo de principios de los ochentas de Alan Moore (guión) y David Lloyd (dibujos).
Por sobre todo, V for Vendetta es una película valiente. Recuerda y pone a discusión —en este tiempo de atentados terroristas, de revisiones exhaustivas en los aeropuertos y de los prejuicios raciales— el tema de la conspiración del 5 de noviembre de 1605 para hacer explotar al parlamento inglés y asesinar al anticatólico rey Jaime I, en la que participó Guy Fawkes. ¿Terrorismo? Todo depende de quién lo esté definiendo. ¿Heroísmo?, depende de la trinchera desde la que se esté para calificarlo. Todo es relativo. Los hechos en sí mismos carecen de significado. Es el sujeto quien les atribuye significados y sentidos a los hechos.
Para mantener el control no requerimos de panópticos, ni de cámaras voladoras que todo lo ven, tipo Aeon Flux, ni del ojo omnisciente orwelliano del Big Brother. No es verdad que el límite entre la vida pública y la privada se haya desdibujado; el asunto reside en la conciencia. El núcleo de este problema es la internalización subjetiva del estado. El autocontrol y la autorrepresión emergen desde la conciencia que dicta las conductas políticas, sexuales, sociales, privadas… no de un poder represivo externo. No hay un poder que todo lo controle, no hay una conciencia omnisciente que esté manejando los hilos. El poder sólo reside en el ojo de quien lo observa y en el pensamiento de quien lo resiente. Ese es el centro desde el que surge la ensoñación de esta dulce “libertad”. Ese es El Logro de la modernidad. “No es la gente quien debe temer del gobierno, es el gobierno quien debe temer a la gente”; por eso se requieren de explosiones simbólicas que remuevan las estructuras mismas del pensamiento.
Guy no pudo encender la mecha para iniciar la explosión. Terminó colgado en la plaza frente a una audiencia enardecida. Pero las ideas son a pruebas de balas. Símbolos massmediáticos que algunos temen. “Pueden creer que los Wachowski están incitando a la rebelión”; es más rebelde aún The Matrix, aunque es más abstracta. Después de todo, es sólo ficción.