martes, 29 de noviembre de 2005

Desde un cometa y fuera del mundo. O de cómo la vacuidad teleológica crea risas para continuar en la vida

Detengo al mundo, desciendo de él, me siento en el comenta más cercano y comienzo a fumar, para con mi humo conformar su cauda.
No recuerdo ni a Orfeo ni a Sísifo pues no hay estrellas. Sólo veo galaxias alejándose entre sí, hacia el final. Dentro de poco llegarán a donde quedará nada. Ni palabras, ni pensamientos, ni tiempo, ni espacio. Sus inconmensurables e incandescentes masas se apagarán y su materia será devorada por el vacío.
Nada permanecerá, ni restos de estrellas, ni materia, ni luz, ni siquiera antimateria, que, por menos que se quiera, es algo.
No quedará ni tan solo una mente creadora. No habrá nadie para nombrar a dios.
Doy la última fumada a mi cigarro que ya se acaba y espero a que se consuma hasta la última braza del tabaco.
Así, en medio de esta vacuidad teleológica, me surge la risa de no tomarme en serio y desciendo al mundo para continuar en el trajín de esta vida en la que nada importa.

martes, 15 de noviembre de 2005

Don't fade away

Te has empolvado un leve. Lo sé, ahorita me está urgiendo el juego con los números. No desesperes, ténme pasciencia que en largas tardes y noches frías nos recrearemos haciendo el amor, fumando ideas sudadas, creando imágenes imposibles, asesinando dioses y burlándonos de la razón. También pelearemos, te manderé a la chingada y tu harás lo propio, dormiremos separados y a mitad de la noche me despertarás ofreciéndome café con belladona para volar entre elfos, gnomos y entes.
Sé que es noviembre y no ha habido ninguna entrada.
No desvanezcas. Sigue hablándome, sigue nombrándome y sigue creándome que pronto ya estaré aquí danzando contigo al rededor de la fogata del árbol al centro del jardín para recrearnos con el fuego y los alaridos de las chispas.