martes, 4 de octubre de 2005

Una semana sin alma

Caminé tus calles desiertas y frías de amanecer dormido. Ahora no tuve ojos para quedar cautivado por tu imponente monumentalidad y caos; ni tuve oídos para sorprenderme por tus ruidos y sonidos enajenantes.
Mi aletargamiento enterró mis sentidos, no hubo sorpresas ni la atracción repulsiva que siento por ti. Quise verte con ojos grises. Creí estar seguro de que ya no me impones; incluso viajé sin mapa, creyendo que ya me eres familiar. Ahí estaba tu plaza llena de focos con colores patrios, pero me los mostraste apagados. Ahí estaban tus ruinas prehispánicas o coloniales, mas no ingresé a sus puertas, ahí estaba tu gente, los ruidos de denuncia, los danzantes reviviendo un pasado resemantizado, pero mi visión de ti no estaba.
Antes te encontraba maravillosa en tu más absurda cotidianidad, en tus pululantes calles, en el olor de tu Merced, en el indigente dormido en la calle, en el Metro, en las gorditas de masa verde, en tus ruinas, en tu inmensidad... todo estaba ahí, pero no era. No había brillo ni alma en tí, o ¿quizá faltaba la mía?
Pretenciosa con tus ojos en mi vacío, apretabas los labios para no soltar la carcajada, pero tu burla goteaba de tus ojos llorosos. Te vi pasar y sólo encendiste tus lámparas amarillas de luz mortecina, haciéndote ausente.
Una semana desolada, vacía gritando el silencio, viendo al abismo, golpeando mi ausencia, ahogando mis pensamientos. No llegaban las respuestas sólo estabas tu arrinconada en mi olvido, rasgándome la espalda, rumiándome las tripas, bebiéndote mi sangre.
El aire se hizo denso como agua, el frío se colaba frente a la televisión; repetía “Saltarello” pero había perdido su presencia divina esperanzadora, se repetía estúpidamente, pero no llegaban los sonidos metálicos que anunciaban su presencia, era sólo un martilleo de piedra cansado, inútil. El cigarro terminó por consumirse solo y afuera tu vida giraba, tu gente trabajaba y yo prefería quedarme muerto golpeando mi ausencia.

3 comentarios:

libréluna dijo...

Terrible!

Chrontázar dijo...

1. México es México, yo siempre lo disfruto al máximo, sí, también es para deprimirse un poco (quizá tengo aún los ojos que la ven como "la región más transparente", pero es monumental y hermosísima en su monstruosidad).

2. El Metro es la onda, la neta. Nosotros, simples provincianos, no tenemos ese lujo de ir a cualquier parte con dos pesos en la bolsa (y dos para regresar)

3. Por qué escoges la misma foto de los muertitos danzantes que yo? Nah. En otras cosas, yo sigo sintiendo una profunda espiritualidad en DCD, pero quizá, como dices, sea anterior a la existencia de dios o dioses, como los relatos de Lovecraft o las pinturas de Giger, esa comprensión primigenia que prescinde de palabras , "Mother's tongue", para seguir en el viaje del multicultural dúo.

Na Zdravje

Anónimo dijo...

A veces es necesario alejarse de su amada para apreciarla de nuevo a su regreso. Sabes, yo sigo amando tu ciudad (también la mía ahora), loca y tan mágica, sigue fascinándome y llena mi alma... quizás porqué la conozco sólo desde hace tres años.
Un fuerte abrazo, estimado Yohualli.