En un principio Mahatma Gandhi no se planteó como un
objetivo la independencia de la India. No, su lucha la dirigió a situaciones mucho
más concretas y sencillas. Luchó contra la injusticia utilizando principios
filosóficos hindúes, particularmente el satia-graja (apego o devoción a la
verdad), lo que se traduce a una protesta no violenta. En Sudáfrica se opuso al
documento de identificación que debían portar los indios. En un acto simbólico
quemó sus documentos de identificación, seguido sólo por un puñado de indios. Pero
este pequeño acto fue suficiente para que el gobierno sudafricano
reaccionara de manera violentísima contra los manifestantes. Debido a las
críticas que la opinión pública internacional le dio al gobierno de Jan
Christian Smuts, éste decidió negociar para eliminar el documento de identificación.
Desde luego, este documento era discriminatorio y afectaba los derechos humanos.
Era un ley injusta, por eso mismo, siguiendo los preceptos del satia-graja era
preciso desobedecerla.
Ya en
la India, el gobierno colonial Inglés dirigido por la Casa Comercial de las
Indias Orientales, cobraba excesivos impuestos a la sal y prohibía a los indios
extraerla. Éste producto básico, por ley, era necesario comprarlo a las
compañías inglesas. Nuevamente Gandhi convocó al pueblo indio a desobedecer
dicha ley a todas luces injusta. En un acto también simbólico, acudió a la
orilla del mar para extraer sal, un producto básico que es regalado por la
naturaleza. Este acto se repitió en numerosos lugares a lo largo de toda la
India. Desde luego, la reacción del gobierno colonial inglés fue meterlo a
la cárcel porque estaba rompiendo una ley. Pero con ese acto Gandhi logró
demostrar algo fundamental: la ley de prohibición de extracción de sal era
injusta. La opinión pública internacional desde luego reconoció la injusticia
de la ley y al gobierno colonial no le quedó otra que liberar a Gandhi. No fue
poco lo que logró con ese acto tan concreto: con
desobediencia puso fin a una ley profundamente injusta (con todas las implicaciones
económicas que esto pudiera tener).
En el
mismo sentido Gandhi, desobedeció otra ley del gobierno colonial inglés que
señala que los indios tenían prohibido tejer y confeccionar sus propias ropas. Toda la
vestimenta que adquirirían los indios debía de ser adquirida a través de las
compañías inglesas. Gandhi se puso a tejer sus ropajes. Esto contraviniendo no
sólo la citada ley, sino también la tradición machista de la India que tenía
como acto exclusivamente femenino el tejido y la confección de las prendas.
Como se
puede ver, estos tres actos de desobediencia pacífica no estaban orientados a
asuntos abstractos, con alta complejidad jurídica y legislativa. No, eran
hechos concretos que a sí mismos se demostraban como injustos. Si bien el
proyecto de alcanzar la independencia de la India, era el faro que orientaba la
acción de Gandhi, no se lo estableció como una lucha de comienzo, sino más bien
como una consecuencia de luchar contra la injusticia. En la opinión pública
internacional, así como al interior de la India, no hubo nadie, salvo los
dueños de la Compañía Comercial de las Indias Orientales y los administradores
del gobierno colonial inglés, que no reconociera la injusticia y que la lucha que
encabezaba Gandhi era plenamente legítima.
Ahora
bien, la violencia con la que actuó el gobierno sudafricano y el británico fue
excesiva. No sólo hubo detenciones masivas, sino linchamientos y asesinatos al
por mayor. Miles de indios dieron su vida. Los que ostentan el poder no tienen
ninguna intención de ceder. El camino fue excesivamente agresivo, sangriento,
violento. El Estado, al ser la institución que tiene el uso legítimo de la
fuerza, cuando ve afectado sus intereses, acude a lo establecido por ley: usar
la fuerza para mantener el orden, el estado de derecho. Esto seguirá
ocurriendo, debemos tener muy consciente esto.
Las
manifestaciones del sábado 7 de julio pasado, aspiran a desconocer la
legitimidad de la votación que eligió a Enrique Peña Nieto como presidente. El
argumento principal es que no hubo equidad en la votación y que se sobrepasaron
con mucho los gastos de campaña, así como la compra desvergonzada del voto por
parte del PRI y del Verde. El PRD argumenta que el equipo de EPN gastó 1,817
millones de pesos, cuando el tope de campaña era de poco más de 300 millones. Sin
embargo, desde el aspecto legal, sobrepasar los topes de campaña no implica una
sanción contra el candidato, sólo una multa al partido. Así acordaron todos los
partidos políticos, incluso esto fue aceptado por el PRD, el PT y Movimiento
Ciudadano.
He
visto que algunas personas sienten desánimo desde el domingo en la noche
pasado. Guardaban la esperanza que de que el PRI no ganara la elección. También
sienten desánimo porque al IFE no lo ven actuar apegado a la ley y más bien
pareciera que actuara a favor del partido que recuperó el poder, como lo
hicieron Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota quien aceptó su derrota sin
siquiera haberse contabilizado el uno por ciento de las actas del PREP. Perdón
que lo vea así, pero esto no es ninguna sorpresa y muchos veíamos que esto iba
a ocurrir. Así ocurrió en 1988, 2000 y 2006. Esperen también que el TRIFE actúe
de la misma manera. Incluso uno de sus magistrados sin ningún elemento ya se
posicionó y negó que vayan a cambiar la decisión del IFE, o sea que no van a
ganar en la mesa lo que no ganaron en las urnas. Desde luego esta declaración
es irresponsable y no respetando el marco legal de un magistrado del tribunal.
Pero aun así no es ninguna sorpresa.
Sinceramente
para mi no es importante quien está sentado en la silla presidencial. Estoy de
acuerdo con que la elección fue comprada y que la ley electoral permite que sea
rota y que no se respete el espíritu de justicia de la ley. Sin embargo, creo
que las alternativas para romper esta situación son muy escasas y quienes
ostentan el poder, fácilmente pueden dar miles de argumentaciones legales, que
de hecho pocos estarían dispuestos a comprender, para negar la posibilidad de
la anulación de la votación.
¿Qué es
lo que queremos? ¿Qué buscamos? Parece que en el momento que vivimos, las marchas
están orientadas a exigir la anulación de la votación. El argumento, lo que ya
dije: no fue una contienda equitativa, compra de votos, gastos excedidos de
campaña. Sin embargo, no existen mecanismos legales para que se encauce esto
sin romper el marco legal. Entonces ¿cuál es la alternativa? No existe. O bien
se orientaría a romper el marco institucional que vivimos. Hay razones éticas
para esto. Quizá sí, pero un movimiento de este tipo no contaría con el apoyo
de millones de mexicanos. Además los medios se encargarían de deslegitimar a
los movimientos sociales y manipularían fácilmente la opinión pública para
debilitar las manifestaciones. Éstas sería objeto de actos represivos
violentos. Infiltrados podrían actuar fácilmente y se podría justificar la
represión del Estado. No me parece un camino muy adecuado, sobre todo porque se
carecería del apoyo de amplios sectores sociales.
En
cambio, considero que la unidad, por contradictorio que parezca, la pueda dar
EPN. Parece que ya está claro que viene una reforma fiscal para generalizar el
IVA. Es decir, para cobrarlo en medicinas y alimentos. Esto significaría un
aumento de 16% a la canasta básica. Ahí está una acción concreta sobre la que
sí podemos manifestarnos y, siguiendo las enseñanzas de Gandhi, podríamos
dirigirnos a movilizarnos para impedir una ley que es injusta. Otro aspecto en
el que podríamos movilizarnos es que todos los funcionarios públicos (desde el
nivel más bajo hasta el más alto) acudan a los servicios médicos en el ISSSTE o
en el IMSS, según les corresponda. Es decir, desaparecer el beneficio de los
gastos médicos mayores con las que se ven beneficiados. ¿Estas acciones
cambiarían al país? No, desde luego que no, simplemente lo haríamos un poco más
justo. Pero sobre todo el desgaste de las manifestaciones no sería en vano,
pues creo que sería una lucha que sí es posible ganar. Así, cuando venga la
represión del Estado, la opinión pública internacional se le echaría encima al
gobierno mexicano. No creo que haya mexicano que esté de acuerdo con estas dos
cosas que son injustas. Salvo aquellos que ostentan el poder y se ven
beneficiados por esto. ¿Qué podrían decir los medios de comunicación para
manipular la opinión pública? ¿Cómo defenderían algo que es indefendible y
profundamente injusto? ¿Habría alguien de la población de a pie que se opusiera
a esta manifestación? La verdad que lo dudo mucho. Debemos pensar en que hay
mucha gente que vota por el PRI. Sus razones son sus razones. Quizá muchos no
las pueden compartir y considerar absurdas y carentes de argumentos. Pero cada
quien es libre de elegir lo que quiera y no tenemos ningún derecho de criticar
a alguien que haya elegido al PRI, así haya sido vendiendo su voto. Para muchas
personas 1000 pesos pueden significar la solución a algunos problemas que
tienen de manera inmediata.
¿Qué
decir sobre el retraso que intencionalmente hizo Felipe Calderón de la ley de
víctimas para no aprobarla? Hay muchos actos que son profundamente injustos y
que los hemos aceptado. Parece que lo único que nos importa es la figura
presidencia, pero pensemos: en realidad quien dirige el poder ejecutivo no es
tan importante. Podemos aspirar a un país más justo, sea quien sea el
presidente.
2 comentarios:
¡Wuau!
Un discurso civilizado y con muchos tintes de sabiduría. Agradezco la coincidencia que me trajo hasta aquí, a través de uno de mis grandes héroes de la historia, Gandhi.
Saludos de parte de Laurel
Que sorpresa tan grande encontrar un comentario tuyo. Que bien la coincidencia con Gandhi. Estate bien
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