lunes, 27 de febrero de 2006

Otro de los bicles

Pero más allá de sus negocios, el White Album según los mismos bicles, salvo Paul, es un disco de individuos. En este LP Harrison contribuyó musicalmente más que en cualquier otro. Lennon lo describió como “era yo con una banda detrás; era George con una banda detrás”. No obstante, el yogui Harrison se expresó del disco como “el álbum tenso”. Bueno, al parecer no le gustó mucho a sir McCartney que hubiera tantas contribuciones de los demás (especialmente de Harrison que compuso cuatro canciones) y alegaba que era necesario hacer más cosas “en grupo”; de acuerdo con Lennon eso significaba más contribución de Paul.
Por su parte, Ringo precisaba del cariño de sus compañeros. Estuvo a punto de salirse de la banda. Habló con John y con Paul para expresar sus sentimientos. El joven necesitaba que sus compañeros le externaran lo que sentían por él y por su música. Los dos líderes trataron de tranquilizarlo y convencerlo de su importante rol en la banda, mientras que George, al día siguiente de estos eventos, llenó de flores el estudio de Abbey Road y con eso Ringo dejó de hacerla de tos.
Según algunos entendidos en la música, la batería de Ringo es muy fregona. Dijo alguna vez el pelón de Phil Collins que el beatle que era uno de los mejores bateristas del mundo. Yo la mera verdad no sé, porque me parece sencillo lo que hace y a pesar de que alcanzo a apreciar que mantiene un constante contrapunto en las rolas, no me alcanza a cautivar.
“Revolution 9” que prácticamente no le gusta a nadie, a mi me resulta divertida; es del todo experimental. No tiene sentido y no es necesario quebrarse la cabeza tratando de encontrárselo. Es sólo un experimento de sonidos, voces y un trabajo de edición sin ton ni son. Hay quien quiere ver que “Revolution 9” es la influencia muda de Yoko Ono sobre Lennon. La exposición de la artista japonesa, donde John ve, después de subirse a una escalera, el mensaje “Yes” pegado en le techo con unas letras pequeñísimas, les hace creer eso. Pero a mi se me afigura que el Beatle ya traía esas ondas desde antes y con Yoko se atrevió a sacarlas. Lennon le escribió “Sexy sadie” al Maharishi. Se tomó muy a pecho que el “guía espiritual” se hubiera acostado con una de sus alumnas y que a él no lo dejaran echarse unos tlapehues ni fumar porro.
Ya no querían las aglomeraciones que tuvieron cuando empezaban. Ni siquiera volvieron a presentarse en el Ed Sullivan's Show. Sólo enviaban sus videos promocionales para que los transmitieran en el programa aquel (dando así origen a lo que posteriormente sería MTV); ni volverían a presentarse en conciertos. Ya no más Shea Stadium ni presentaciones públicas en USA. Eran rockstars y no necesitaban de semejantes maratones e incomodidades de los tours para vender sus discos.
Yellow Submarine (Apple, enero de 1969) originalmente estaba pensado para ser el soundtrack de la película del mismo nombre. El lado B es una serie de composiciones orquestales de George Martin (que molestaron a todo el mundo); quisieron cambiar la edición para que sólo hubiera canciones de ellos, pero al final no lo hicieron. Este disquito tardó mucho en salir. No podían ponerlo en el mercado cuando todavía varias piezas del White Album seguían en primer lugar.
Como no andaban bien las cosas entre ellos, no tuvieron la paciencia de hacer las voces de sus personajes, aunque ellos alegaron ser muy malos actores y que por eso prefirieron dejar que otros hicieran sus voces. Los doblaron y al parecer nadie se dio cuenta. Yo lo supe hasta hace muy poco tiempo. El típico humor inglés de ellos quedó bien reflejado y lo más interesante del caso es que el Yellow submarine se ha convertido en una película para niños. Los papás ponen a sus hijos a verla para evitar el Ritolín y lo irónico del caso es la fuerte inspiración del LCD que se maneja a lo largo de la historia. Ah mi querida Lucy en el cielo con diamantes…
Como sea. La orquestación que presentaron fue muy buena y cada vez incorporaban más cosas. No dejaron de crecer musicalmente y a pesar de que George Martin haya hecho de las suyas, los muchachos de Liverpool no dejaban de incorporar nuevas cosas en sus creaciones. Aunque ya los Bicles se veían en una seria debacle aderezada por egos enormísimos, pudieron producir algo tan hermoso como “All you need is Love”. Digo, ya no se trata de canciones melosas y cursis que hablan de lo que se siente por la pareja. No, se trata del amor como concepto universal. A fin de cuentas “There's nothing you can do that can't be done”.
No dejo de pensar en que eran tiempos rebonitos aquellos finales de los sesentas. Lo más curioso del caso es que vivían el apogeo de la guerra fría. La guerra de Viet Nam y luego Corea. La invasión soviética a Yugoslavia, el asesinato de un montón de gente en las plazas de Tlatelolco y de Tiananmen y aquellos cantando All you need is love.
Musicalmente fue sin duda una explosión de creatividad. Bob Dylan con su guitarrita y su armónica hacía vibrar a la juventud angloparlante y un poco más. En América Latina Inti Illimani y Mercedes Sosa marchaban con el pueblo chileno y argentino, respectivamente, hasta que los exiliaron; Silvio y Pablo desde Cuba cantando las bondades del socialismo y de la Revolución; Jimmy Hendrix demostrando al mundo lo que se puede sacar de la guitarra, Pink Floyd todavía con Syd Barret; Led Zeppelin, The Rolling Stones, Joe Cocker, la loquísima y amadísima Janis Joplin hacían sus propuestas musicales con el menor grado de tomarse en serio. Sin duda se abrió una dimensión espiritual insospechada. No peleaban contra el stablishment, sino que simplemente lo ignoraban, lo desestructuraban creando uno nuevo que quería regirse por el “peace and love” (aunque nadie iba a producir la traga, but ah what you gonna do?, let’s not be worry…). Las jóvenes yugoslavas levantaban sus minifaldas para mostrar sus encantos a los soldados rusos inmóviles y les daban un beso; no intentaban luchar contra los tanques, ni quitar las armas al ejército rojo; sólo metían flores en los cañones. Que ingenuidad tan más hermosa. Hasta era posible creer que era posible…
Luego vino Woodstock que daba la bienvenida a la Era de Acuario (no sé qué signifique eso, pero se escucha rebonito); todo un fiasco económicamente hablando, pero la raza se la pasó cachetonamente con sus ácidos y escuchando a los grandes del momento. Sin duda fue la cúspide de aquel Love power, de ahí en adelante inició la bajada. El varo predominó, cosa de la cual ninguno renegó.
¡Por dios, los Bee-Gees! y la música disco de principios de los setentas. Buah. El triunfo de las disqueras… Pero de eso no quiero hablar. Aquí se trata de los bicles que ya venían en debacle. Abbey Road (Apple, septiembre de 1969) es ya un trabajo marcado por enormes diferencias. George Harrison se la pasaba mejor con sus cuates en San Pancho. Le importó un bledo perder varo por Woodstock. Llevó a Raby Shankar y trabajaba en sus rollos. Tuvo sus fuertes diferencias con Sir Paul. Lennon llegaba al estudio en su Roll Royce vestido de blanco y acompañado por Yoko. Ya no se la pasaban bien grabando, se boicoteaban mutuamente; no obstante pudieron proponer cosas tan hermosas como “Here comes the Sun” y “Something”. La portada del disco (la famosísima toma de ellos caminando por la calle rumbo al estudio que tantas veces ha sido imitada) es una muestra de que ya no formaban un grupo. Era individuos caminando su propio rumbo. Lennon ya había sacado sus dos primeros discos como solista los Unfinished Music I, II y en diciembre de aquel año realizaría el famosísimo concierto por la paz en Toronto. Ya eran más importantes los proyectos individuales que los bicles en sí.
Las cosas no iban bien en su compañía disquera Apple y como no tenían un manager que se encargara de los aspectos legales y del varo, la responsabilidad la quiso tomar Paul, pero los demás no confiaron en él. Ah cochino dinero. Creo que ya no lo necesitaban, pero es un hecho que el dinero nunca sobra y la ambición de poseer nos termina poseyendo.
Let it be (Apple, mayo de 1970) que contiene “Across the Universe” y la homónima me parecen fantásticas (es más casi lloro). A poco no es precioso aquello de

Sounds of laughter shades of life
are ringing through my open ears
exciting and inviting me
Limitless undying love which
shines around me like a million suns
It calls me on and on across the universe

Pero como dijo la Oracle. “Every thing that has a beginning it has an end”. Vino el concierto en el techo del edificio de Apple después de que regalaron todos los productos de su tienda que tenían en existencia y ya no hubo más bicles juntos. Bueno hace poco sacaron la de “Free as a bird” que está muy bien. Pero los bicles acabaron a los bicles. Como lo dije antes, eran sólo músicos metidos a bussinessmen, en lo cual tampoco les fue nada mal.
De marzo de 1963, año en que salió Please, please me a Let it be sólo pasaron siete años. Tiempo en el cual los muchachos de Liverpool crearon toda una revolución en la música y en la cultura pop que sigue aún ahora constantemente inundándos por todos los medios masivos. A partir de ellos podemos hablar de massmedia y no antes pero lo más fantástico de todo eso es que hablaban del amor y de la buena ondés, en un tiempo donde era importante y significativo hacerlo. Curiosamente ellos fueron hijos de la moralina generación de la posguerra, mientras que a su vez, como buenos hippies, fueron padres de la generación grunge que ha perdido todo sentido de la existencia.

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