Chapter XII
Corrí deseando que no fuera muy tarde; pero el sendero ya no estaba. Todavía alcancé a ver en la distancia como el maldito perro afanosamente lo iba borrando con su brocha. En una sola sacudida me quedé sin pilares, sin faro y sin sendero.
5 comentarios:
El perro con su brocha? ejem... ay, pobrecito, le arderá cañón al orinar :(
Todas las cosas hechas por los hombres acaban para desaparecer. Existen otras señales más seguras para seguir adelante, pero no se pueden ver con los ojos. ¿No te vas a perder?
¿Te diste cuenta que en realidad no eras tú el que estaba corriendo?
Jeje Noemí, hiciste cómico algo que era aburrido y extraño. Me gustó.
Sí me dí cuenta mi estimada Iki, ya traté de corregirlo, muchas gracias.
Mi querida Cristal, es la idea: quedarse sólo con el corazón. Hace falta, creo yo, que nos liberemos de los tres pilares del pensamiento occidental: Nietzsche, Marx y Freud... me perderé, la verdad eso espero; o mejor aún no me importa a dónde voy a llegar, me importa caminar.
Saludos a las tres y gracias por sus comentarios.
Hum.. no sé si está de más decirlo, pero mi querido Sic, la intención no era corregir sino maravillar; es común que después de muchos pasos y caminos andados nos demos cuenta de que corremos y nos apresuramos a llegar a tiempo a.. porque tenemos que.. y finalmente no sabemos ni a dónde, ni por qué la prisa ni qué tenemos qué hacer. Es en este punto en donde simpre me detengo unos minutos a divagar sobre si seré ella, la que tiene que llegar aprisa, al lugar a donde tiene que llegar, para hacer lo que tiene que hacer..
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