martes, 28 de junio de 2005

Chapter XIII

Albert Camus in memoriam
Contra todas tus recomendaciones, esperé a la suicida justo a la media noche en aquel puente oscuro del Sena, como me dijiste que no lo hiciera. No acudió nadie; lo único que pude ver fue un par de cuerpos flotando río abajo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre hay cuerpos flotando, que sea en el rio Sena o en otros espacios.
Un fuerte abrazo... ¡me gustan tus escritos!

Anónimo dijo...

La suicida llegó, justo cuando acababas de irte. ya ves que impaciente eres? Siempre te lo he dicho.

Igor dijo...

¿No sería acaso que la suicida era una émula de la Maga y se arrojó, más bien, a algún río metafísico? (Ni hablar, como usté sabe, mi estimao, Cortázar rules in my little, little world...jeje)

libréluna dijo...

No era un río metafísico, mi estimado Igor, era un río patafísico, la patafísica como el giglico eran los microcosmos de la Maga y el Horacio. Creo que yo no me suicidaría en el Sena, ya tuve la oportunidad de estar sobre sus puentes y esa fue la única certeza "el Sena no es para que yo me suicide" un pensamiento vago, combustible que se fue quemando hasta que me encontré en un barquito sobre el Rhin y pasé frente a Lorelei, de esa roca sí me lanzo, cómo no!