viernes, 6 de mayo de 2005

De la gregaríes humana

Estaba pensando escribir del Peje y de la reacción de Cowhead: es culpable, pero no vamos a seguir el juicio ¿no que se iba a defender el estado de derecho? Está cabrón, yo que el Peje seguía la alegata legaloide ahora por difamación para seguir recibiendo publicidad gratuita, pero la verdad tengo hueva.
Mejor algo más light y relajadón. Total que la política a mí ni me importa.
Dicen que los que estudian ciencias sociales lo hacen porque por algún motivo no se sienten tan cómodos en el entorno donde se desenvuelven. A la mejor hay mucho de razón en eso. Yo entré a estudiar historia por un accidente. Una compañera de la prepa me pidió que nois metiéramos ahí y pos dije que sí. Para hacerle un paro, pero ella sólo asistió a una clase y fue nada más para decirme que ya no volvería porque su mamá le puso una cajeteada de aquellas. Ella ya se tituló en administración y yo le seguí hasta llegar al extremo del masoquismo con un doctorado.
La gente que comúnmente uno se encuentra en estos rollos se sienten diferentes al resto de la sociedad. Inadaptados, incómodos, críticos. No son muy amigos del baño, se dejan crecer la mata, no se resuran, traen morrales en vez de mochilas de niño pepón. Y mejor ya no le sigo porque no quiero parecerme a Adal Ramones. En la prepa leyeron a Nietzsche, Sartre, Hesse y otros más que les produjeron una buena simbrada a los valores en que fueron educados.
Usualmente nos creemos que somos garbanzos de a libra, o diatiro las últimas cocas en el desierto. Los dos libros que hemos leídos nos hacen creer que somos más que el resto de la masa inculta que no cuestiona ni critica nada; de esa masa incivilizada que se la pasa viendo las novelas, La Academia, BigBrother y cuanta porquería haya en la tele.
Caemos también en la apariencia de no respetar reglas, de ser seres completamente libres que sólo siguen sus instintos y que la cultura no es una fuerza de costumbre que medie cada uno de sus actos. Sin embargo, somos como cualquiera. Si bien no se usan mochilas, los morrales de cuero o de tela [mejor si se ven como de factura indígena] son la onda; los huaraches tan en voga en los setentas, ochentas y principios de los noventa fueron sustituidos por botas industriales. La mezclilla sigue rifando desde hace varias décadas y si tiene desgarraduras y partes deshilachadas mejor, porque da la apariencia de punketo; ya dije lo de las mechas largas en los hombres y el pelo cortito en las mujeres. Las camisas de preferencia de manta con motivos indígenas, nunca algo de marca que refleje la influencia del imperialismo capitalista gringo. Si fuman, nunca Marlboro, los Faros son lo más in, además sirven para tener una voz engolada y ronca (como debe de ser). En cuestión de música lo menos comercial que pueda haber, lo más raro, lo que casi nadie escucha da una impresión de interesante...
¿Esterotipos? Claro. En todos lados se siguen, como seres sociales no podemos escapar a ellos, se quiera o no. El sentido de pertenencia es necesario para todos. En última instancia somos igual que cualquiera, a pesar de los dos libros que se hayan leído.
Total, como bien lo han reflejado los Simpson, el pensamiento crítico, no seguir las reglas y toda esa palabrería que decimos cuando somos estudiantes nos dura hasta que entramos a trabajar y formamos parte del sistema. En ese momento los pantalones de mezclilla deshilachados son sustituidos por unos buenos kakis, zapatitos o botas, pero eso sí bien boleados; camisitas de vestir, adiós a las mechas largas y a encontrase con el rastrillo. Todo porque se entra a un nuevo círculo donde la pertenencia no es ya la misma que se había vivido durante el tiempo de ser escuelantes.
¿Estamos condenados a eso? Pos a la mera no, si nos vamos como Soroastro a vivir a una cueva y nos ponemos a cotorrear con un águila y con el sol. Lo reconozco, más que sentirme un desadaptado socialmente a mí me interesó más desarrollar una plática interesante que me facilitara el proceso de conquista con las chavas. Quizá ni eso obtuve, pero es chido burlarse de uno mismo. Pero aún así sigo odiando cada vez más a Lacan.

3 comentarios:

Chrontázar dijo...

'Che Gordo, cuánta razón hay en eso que dices, si bien es cierto que nos creemos diferentes, no podemoas escapar a lo que nos rodea y la comuna de "alternativos" (que cada quien escoja su tribu: jipis, rastudos -chairos, les dicen en los deefes- darks, metaleros, skatos, punketos, hip-hoperos, escritores que no escriben -diría Sabina- y un psicólogo argentino mostrándote el camino) se sienta tan soberana y libre como la puta que la parió. Claro, todos buscamos una identidad, tender lazos hacia los que cohabitan con nosotros y tienen ideas más o menos afines para hacernos más fuertes, sí, leer en l prepa es hacerte el interesante con las chicas, un nivel de estatus: "yo sí tengo cerebro, no como cualquier orangután de menos de dos dedos de frente... Cojemos?" aunque por lo general uno acaba haciéndose la pija porque le da más importancia al libro que a las chicas (o no, pero al caso es igual, a uno ni lo pelan y es donde se convierte el libro en un refugio). La música igual: "soy bien diferente porque me gustan las tendencias de vanguardia y me hablo de tú con Björk y Sigur Rós; que quiénes son? Ah, mira... Bla, bla, bla" y te da cierto aire de fénix de los pantanos.
Con todo, yo en lo personal no me concibiría trabajando en una oficina de tacuche y pelos relamidos, pero, Shit happens!

Igor dijo...

Yo sigo pensando que quienes (hacemos como que) estudiamos ciencias sociales no somos tan diferentes de quienes narran los partidos de fut en la tele. Sólo decimos lo que "está ahí", a la vista de cualquiera. Si acaso, nuestro mayor mérito es inventarnos palabrejas como "tiritito", "donde las arañas hacen su nido", "postmodernidad" o "falsa conciencia". Pero nada más. En cuanto a lo que dices acerca de conseguir morras, pues... A mí me resultó al contrario. Encontré una correlación directa entre el número de libros leídos y el incremento de mi incapacidad para comunicarme. Y no sólo con el sexo opuesto. Je je. En fin, que vivan las visiones estereotipadas que nos dan sustento!!!... Y que viva Bizancío!!!

Anónimo dijo...

Qué bueno que no te la creas, que sufras mimetizaciones pero con algo de CONCIENCIA.

Y sí, jeje, hay que odiar a Lacan:)